El
Papa Francisco comentó, en la Misa que celebró en la Casa de Santa Marta, uno
de los evangelios más conocidos: el relato en el que Jesús expulsa a los
mercaderes del templo, y lamentó que muchas veces las iglesias parecen
“supermercados” y no son reflejo de la gratuidad de Dios.
“Cuantas veces con tristeza entramos en un
templo. Pensemos en una parroquia, un obispado. Y no sabemos si estamos en la
casa de Dios o en un supermercado”, dijo Francisco. “Hay ahí comercios, también
una lista con los precios para los sacramentos. Falta la gratuidad. Y Dios nos
ha salvado gratuitamente, no nos ha hecho pagar nada”, remarcó. Hay quien pueda
decir que “es necesario tener dinero para que las cosas funcionen, mantener los
sacerdotes…”. “Tú da la gratuidad y Dios hará el resto. Dios hará aquello que
falta”.
El Papa recordó que Jesús está presente “en
los enfermos, en los que sufren, en los hambrientos, en los encarcelados”. “¿Y
yo se custodiar el templo? ¿Tengo cuidado de mi servicio? ¿Me acerco para
ayudar, para vestir, para consolar a los que tienen necesidad?”. “San Juan
Crisóstomo reprochaba a los que hacían tantas ofertas para adornar, para
embellecer el templo físico y no cuidaban a los necesitados. ¡Les reprochaba! Y
decía: ‘No, esto no está bien. Primero el servicio, después la ornamentación’”.
“Cuando nos acercamos a prestar un servicio, ayudar, nos parecemos a Jesús que
está allí dentro”. Fuente: Aciprensa. Lucas 19, 45-48