26 de noviembre de 2017

La Familia debe ser una comunidad de vida y amor


°°° “Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él” °°° (Lucas 2, 22-40).
 
La familia de Nazaret es la mejor escuela para entender, ¿cómo se fusiona un hogar?, ¿cómo se organiza?, ¿cómo sus miembros viven su propia realidad en la armonía del amor, del entendimiento, de la comprensión, de la tarea que se le ha encomendado a cada persona?  El niño Jesús actúa de manera autónoma no por desobediencia e irresponsabilidad de adolescente, sino por fidelidad a su conciencia de Hijo de Dios. San José asume su paternidad adoptiva, con cariño y sacrificio porque sabe su responsabilidad delante de Dios. (cf. Mateo 1,24).  No fue fácil para san José decir sí, pues su amor de hombre estaba inclinado normalmente a formar una familia con la mujer que a él había elegido; pudo más el amor y la fidelidad a Dios, que ser desobediente ante el destino, su sacrificio es meritorio ante una historia de salvación del mundo. 

            La Virgen María, permitió que se adelantara el amor a Dios, la fidelidad a la Palabra, la conciencia de lo que iría a suceder, y declina por un amor universal: “Hágase en mí según tu Palabra; °°° Aquí está la esclava del Señor”. (cf Lucas 1,38).     El amor se lee desde una cantidad de variantes, que muchas veces no atinamos a descubrir el valor de ellas en aras de la felicidad.  Por ejemplo: el amor exige sacrificio, se mueve en el perdón, acepta la realidad conjunta de la persona, se convierte en esperanza, es perseverante. en fin, el amor es un don de Dios, una gracia del Señor es el modelo perfecto para la santidad de vida. Si Dios es amor, todo lo hizo por amor, envió su Hijo al mundo por amor; la lógica es que la vida de cada uno de nosotros funciona, de acuerdo con el grado de amor: (cf 1 de Juan 4,8).

            Para poder hablar de la familia es obligatorio hablar del amor. La fiesta de la sagrada familia en el calendario litúrgico de nuestra Iglesia Católica nos permite delinear rápidamente la misión educadora y formadora de los padres en la familia (cf. Proverbios 6, 20-22). Los hijos están llamados a honrar y obedecer a sus padres: (cf. Éxodo 20,12; Eclesiástico 3, 3-6). El santo Padre Francisco, opina que el amor es el centro de la vida de una familia: “más allá de sus acuciantes problemas y de sus necesidades perentorias, la familia es un ‘centro de amor’, donde reina la ley del respeto y de la comunión, capaz de resistir a los embates de la manipulación y de la dominación de los ‘centros de poder’ mundanos”. Y añade: “las relaciones basadas en el amor fiel, hasta la muerte, como el matrimonio, la paternidad, la filiación o la hermandad, se aprenden y se viven en el núcleo familiar".  Enseñanza para este domingo: Nunca despreciemos el valor y la importancia de vivir en familia.