Nuestro código de vida laboral y social es diferente en su interpretación con respecto al pensamiento de Dios. Sabiamente dijo el profeta: "mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos" (Isaías 55, 8). No es tan fácil entender a un Dios, donde el tiempo, el espacio, las personas, las oportunidades, forman una unidad completa. Dice el dueño del Reino: ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? (Mateo 20, 15) El reto es encontrar el Reino de Dios, buscar al Señor, no el beneficio personal. Así quedó escrito en la profecía: “Busquen al Señor, que el malvado abandone su proceder y el perverso sus malas intenciones.” (Isaías 55, 6)
El
propietario de la Viña, el dueño de la vida y la eternidad no permite el
desempleo; quiere que todas las personas tengan su oportunidad. El solo hecho
de trabajar en el Reino de Dios, ya es un privilegio. Quien trabaja únicamente
por el jornal nunca se dará cuenta del valor de ese inestimable tesoro. Así lo
explicó teológicamente el Papa emérito Benedicto XVI (Ángelus 21 septiembre
2008). Dios quiere que trabajemos en su Viña. Que avancemos en el concepto de
la fe. Que no nos quedemos en los preceptos y normas morales, sino que salgamos
a dar frutos de esperanza para todos. (Ángelus Papa Francisco, 8 octubre 2017).
Una Viña cerrada no es motivo de esperanzas para el mundo. Cuida tu salud: Quien
se considere obrero en el Reino de Dios. Tendrá mucho para ofrecer a los demás.