24 de febrero 2021. “Un cáncer que hace Metástasis”. Por: Monseñor. Froilán Tiberio Casas Ortiz - ¡Qué pandemia tan terrible, la corrupción! ¡Qué horror, no tiene límites! El corazón del corrupto no conoce ningún principio ético, para él (ella), todo es permitido. Es una persona obsesionada por el tener y el poder. Es una persona sin conciencia; es más, es una persona cínica: tiene el descaro de presentarse como persona honesta y ofrece su nombre para que sea designado en algún cargo directivo de elección popular o de dirección administrativa. Busca por todos los medios brillar públicamente.
Ordinariamente los
corruptos se rodean de gente que tienen el mismo pelambre; bajo una banda
de corifeos y bufones, todo son aplausos, no importan los canales, el fin justifica los medios. ¿Por qué
son aplaudidos? Porque todos buscan sacar tajada del ponqué burocrático y de la
fuente de contratación. ¿Por qué llega, como en Venezuela y Nicaragua, la
autodenominada izquierda al poder? Por la corrupción de quienes dirigen un
país, de quienes tienen que tomar decisiones.
La corrupción se despliega por todo el tejido social,
permeando por desgracia, a tantos funcionarios que otrora eran honestos. ¡Cómo
me causa tristeza el dios de los corruptos! Tienen el descaro de profesar con
sus labios fe en Dios. Pregunto: ¿qué tipo de dios han fabricado? Un dios
permisivo, un dios gelatina que se
acomoda a los intereses mezquinos de cada quien, un dios “tapahuecos”, que
se utiliza como un idiota útil a la voracidad de la avaricia y la codicia
personales.
Un dios a la medida
de la ambición humana. Excúsenme decirlo: le doy gracias a Dios porque hay
infierno, -tiene que haber un castigo para tantos pícaros y bellacos-. Tanta
retórica para acabar la corrupción, -discurso que lleva décadas-, los
resultados son nulos; por el contrario, según la ONG Trasparencia
Internacional, Colombia sigue ocupando uno de los primeros puestos en
corrupción.
Mucho ruido y pocas nueces. ¡Cómo necesitamos un líder como
LEE KUAN YEW! Hace sesenta años la Ciudad-Estado, Singapur era más pobre que
Colombia, la corrupción galopaba por todas partes y ¿hoy? Es uno de los países
más prósperos del planeta, es una de las economías más sólidas, ocupando uno de
los diez primeros puestos en la escala de prosperidad económica.
Con pañitos de agua
tibia y compresas no se sacan los tumores: se requiere el bisturí. +
Froilán Tiberio Casas Ortiz. Obispo de Neiva. Fuente: Conferencia Episcopal de
Colombia.