29 de octubre de 2020

SER SANTO, TIENE SUS VENTAJAS.


Evangelio para el domingo 1 de noviembre 2020
. Ser santo, tiene sus ventajas
: °°° « Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados.” (Mateo 5, 1-12ª) El reto que propone el Reino de Dios, es la santidad. Todo creyente sabe que el mérito de su vida culmina en la perfección.  Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.

El tema se diluye cuando enfrentamos ese propósito. Algunos piensan que ser santo es imposible; otros creen que la santidad se dio en muchos hombres y mujeres cuyos nombres se recuerdan a través de la Sagrada Liturgia católica. Para una pequeña minoría  la santidad no existe.

Otros toman en serio las propuestas del creador del mundo: Dice Yahveh a Moisés: Pídele a los israelitas que, sean santos, porque Dios, es santo. °°° Esto comprende: Honrar a los padres; no robar, no mentir, no defraudar, no profanar, no maldecir, no oprimir a los demás, no difamar, no odiar, no a la venganza. °°° (cf. Levítico 19, 1-18).   Para Jesucristo la santidad es la meta de su Reino. La misma Escritura nos impulsa a comprender el valor de la santidad en la vida humana. No es solo un aspecto religioso, sino el ser mismo de la existencia. Si existieran más personas con sabor a santidad, el mundo tendría menos dolor, sufrimiento, guerra, muerte y destrucción.

            La santidad es el objetivo esencial de nuestra vida cristiana, la meta a la que están llamados los fieles de cualquier condición. Es el mensaje fundamental del Concilio Vaticano II a todo el pueblo de Dios. (cf. Lumen Gentium 40).  No hay por qué tenerle miedo a la santidad. No quita fuerzas, vida o alegría. Todo lo contrario, porque llegarás a ser lo que el Padre pensó cuando te creó y a reconocer nuestra propia dignidad. Es la propuesta del Papa Francisco, en su Exhortación Apostólica, del 19 de marzo 2018: “Gaudete et exsultate” Alegraos y regocijaos. El santo Padre advierte que estemos atentos ante ciertas actitudes que no nos permiten llevar una vida sana espiritualmente. Por ejemplo: El egoísmo, el consumismo, buscar el éxito en placeres vacíos, el bombardeo mediático, la violencia virtual y verbal, la injustica. (cf. Numerales 78-115).

El Papa piensa que la corrupción espiritual es peor que la caída de un pecador, porque se trata de una ceguera cómoda y autosuficiente donde todo termina pareciendo lícito: el engaño, la calumnia, el egoísmo y tantas formas sutiles de auto referencialidad, ya que «el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz» (2 Corintios 11,14). (Numeral 165). Cuida tu salud: Dios es el ejemplo perfectísimo del santo y la fuente de toda santidad.