22 de julio 2018. A partir del ejemplo de Jesús recogido en
el Evangelio, el Papa Francisco explicó que todo pastor debe tener presente
tres verbos para su labor: ver, tener compasión y enseñar. El Santo Padre
explicó, durante el rezo del Ángelus Regina coeli en la Plaza de San Pedro este
domingo 22 de julio, que esos son los tres ejes de la enseñanza del Señor, como
se narra en el fragmento del Evangelio del día.
“El Evangelio de hoy nos narra cómo los apóstoles, tras su
primera misión, regresaron donde estaba Jesús y le contaron todo aquello que
habían hecho y que habían enseñado”, señaló Francisco. Explicó que los
apóstoles, “después de la experiencia de la misión, ciertamente entusiasta pero
también agotadora, tenían necesidad de descanso. Jesús, lleno de comprensión,
se preocupa de ofrecerles un poco de alivio y dice: ‘Venid también vosotros
aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco’”.
Sin embargo, “en esta ocasión la intención de Jesús no se
puede llevar a cabo, porque la multitud, intuyendo el lugar solitario adonde se
dirigía con la barca junto con sus discípulos, llegaron al lugar antes que
ellos”. “Eso mismo también puede suceder hoy”, aseguró. “A veces no logramos
realizar nuestros proyectos porque surge un imprevisto urgente que modifica
nuestros programas y que exige por nuestra parte flexibilidad y disponibilidad
hacia las necesidades de los demás”.
Cuando se produzca esa circunstancia “estamos llamados a
imitar todo lo que hizo Jesús: ‘Al desembarcar, vio mucha gente, sintió
compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a
enseñarles muchas cosas’. En esta breve frase, el evangelista nos ofrece un
flash de especial intensidad, fotografiando los ojos del divino Maestro y su
actitud”. Es en esa frase en la que se muestras los tres verbos que deben guiar
toda acción pastoral: ver, tener compasión, enseñar. “Los podemos llamar los
verbos del Pastor”. “La mirada de Jesús no es una mirada neutra, fría o alejada,
porque Jesús siempre mira con los ojos del corazón. Y su corazón es tan tierno
y está tan pleno de compasión, que sabe acoger las necesidades que permanecen
incluso más escondidas para las personas”.
Por otro lado, “su compasión no indica simplemente una
reacción emotiva frente a una situación de inquietud de la gente, sino que va
más allá: es la actitud y la predisposición de Dios hacia el hombre y su
historia. Jesús se presenta como la preocupación y el cuidado de Dios por su
pueblo”.
Además, “puesto que Jesús se conmovió al ver a toda aquella
gente necesitada de guía y de ayuda, podríamos esperar de Él que hiciera algún
milagro. Sin embargo, se puso a enseñarles, a enseñarles muchas cosas”. “He
aquí el primer pan que el Mesías ofrece a la multitud hambrienta y necesitada:
el pan de la Palabra. Todos nosotros tenemos necesidad de palabras de verdad
que nos guíen y que iluminen nuestro camino. Sin la verdad, que es Cristo
mismo, no es posible encontrar la orientación correcta en la vida”. Por el contrario,
“cuando nos alejamos de Jesús y de su amor, nos perdemos, y la existencia se
transforma en decepción y en insatisfacción”. Por último, recordó que “con
Jesús a nuestro lado podemos proceder con seguridad, podemos superar las
pruebas, se progresa en el amor hacia Dios y hacia el prójimo. Jesús se hizo
regalo para los demás, convirtiéndose de esa manera en modelo de amor y de
servicio para cada uno de nosotros”.
Fuente: Aciprensa. Foto: Vatican Media