10 de diciembre de 2017

Quien anuncia a Dios, se convierte en su mensajero ideal


°°° El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la Virgen se llamaba María. (Lucas 1, 26-38). °°°
 
El acontecimiento de la anunciación del Arcángel san Gabriel a María Santísima, prácticamente definió la realidad nueva que tendría que vivir el mundo creado por Dios. La vida cambia en consonancia con la experiencia que se trae a lo largo del tiempo. Los anuncios fueron muy frecuentes en la historia de la salvación. Dios utilizó este medio para preparar y disponer el corazón y la mente de hombres y mujeres para que pudiesen comprender la vida que Él mismo estaba ofreciendo, y no solo vida, sino también recomendaciones, reprimendas, advertencias, etc. Por ejemplo, le anuncia un hijo a una mujer filistea, para que él se encargue de bajar los ánimos del pueblo, y esa mujer era estéril. Da a luz a su hijo Sansón (cf. Jueces 13,2-7. 24-25ª). También Ana concibe un hijo llamado Samuel, bienvenido para la historia de Israel: cf. (1 Samuel 1, 11-20). Isabel entrada en la vejez y siendo estéril, Dios le regala un hijo que se convertirá en el precursor del Mesías cf (Lucas 1,5-25).  

            Dios se vale de la misma creación para que su voz sea escuchada por todos los rincones de la tierra, siempre ha tenido la diligencia y delicadeza para comunicar sus deseos, no hizo nada sin avisar a la humanidad su cometido. Dios siempre ha guardado un orden en sus cosas.  Inició un proceso de salvación a través de los patriarcas, después a través de los profetas, y por último dice la Sagrada Escritura, envió a su Hijo único, para que Él se encargara de comunicar los planes de su Padre celestial. Cf (Mateo 21, 35-39).   El mismo Hijo como Palabra eterna del Padre, es anunciado en su venida, y no lo hace de un momento a otro, sino que prepara la comunidad 700 años antes con el profeta Isaías, hasta que llega el momento especial, y el mismo Dios le comunica a María ese deseo que ella sea la Madre de su Hijo, y algo más; dispone a María con anterioridad, para ese acontecimiento, le permite ser concebida sin pecado original. 

            Anunciar es el método de ir regando la semilla, preparando el corazón, disponiendo la voluntad, afirmando lo que puede suceder ante la aceptación de aquello que se está anunciando.  La misión de anunciar la Palabra, la misión de vivir la Palabra, la misión de defender la Palabra, la misión de sembrar la Palabra no es nada fácil. No es un secreto comprender que la verdadera religión tiene variadas consecuencias, exige fuertes sacrificios, demanda mucho tiempo, derrama muchas lágrimas, cuesta mucho es toda una odisea, cuando se vive con alma, vida y corazón.  Un solo sí que se le da a Dios embarga todo un compromiso vital, implicar hablar de testimonio, trabajo, dedicación, emprendimiento, constancia, decisión, espera, etc.  Quien anuncia la Palabra se convierte en el mensajero ideal de las cosas de Dios.