29 de diciembre de 2020

MIÉRCOLES JOSEFINOS. San José, testigo de la Epifanía.


30 de diciembre 2020
. Arquidiócesis de Ibagué, año universal de san José 2020 – 8 de diciembre – 2021 «Miércoles Josefinos» es una iniciativa que busca incentivar la devoción a San José a través de un pensamiento breve cada miércoles (“día dedicado a la memoria del Santo según la tradición latina”) durante el Año convocado por el Papa Francisco.
MIÉRCOLES JOSEFINOS (4) Autor: Pbro. Raúl Ortiz Toro. Párroco en la Parroquia Divino Niño, Venadillo (Colombia) Arquidiócesis de Ibagué. 
SAN JOSÉ, TESTIGO DE LA EPIFANÍA
Celebramos el próximo domingo 3 de enero la Solemnidad de la Epifanía del Señor, su manifestación gloriosa a todas las naciones. Aunque el evangelio de San Mateo, que leeremos el día de la Epifanía, no menciona a San José cuando dice que los Magos “entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas, lo adoraron”; sin embargo, un versículo después, cuando los sabios de oriente se marcharon, el ángel del Señor se le apareció en sueños al Patriarca y le ordenó levantarse, tomar al Niño y a su madre y huir a Egipto (cf. Mateo 2, 13).

Precisamente, por ello, los Papas que han escrito sobre San José, cuando hablan de este acontecimiento, coinciden en llamarlo “Testigo”; así, San Juan Pablo II, escribe en su exhortación  apostólica “El custodio del Redentor”, que San José “fue también testigo de la adoración de los Magos, venidos de Oriente (cf. Mateo 2, 11)” Redemptoris Custos, 10.   y Francisco, en su reciente carta apostólica “Con Corazón de padre” completa: “Fue testigo de la adoración de los pastores (cf. Lucas 2,8-20) y de los Magos (cf. Mateo 2,1-12), que representaban respectivamente el pueblo de Israel y los pueblos paganos”. Patris corde, Introducción.    

San José es testigo de este gran acontecimiento; como María, guardó en su corazón de padre legal estos momentos de especial trascendencia. El silencio y la opacidad de San José en estos momentos es un ejemplo de humildad y cumple anticipadamente lo que expresará el Bautista con mejores palabras: “Conviene que él crezca y que yo disminuya” (Juan 3, 30). José es testigo ocular sin deseos de protagonismo; toda la luz es Cristo; este acontecimiento entre oro, mirra e incienso, le confirmará nuevamente las palabras del Ángel: “Le pondrás por nombre Jesús, porque salvará a su pueblo de sus pecados”. San José nos ayude a evitar todo deseo de protagonismo y a dejar que Cristo resplandezca en nuestras vidas.

-x-x-x-

Recordemos que cada miércoles de este año y el día 19 de cada mes se puede ganar la Indulgencia Plenaria cumpliendo con los 3 requisitos estables: confesión vigente, comunión sacramental y oración por las intenciones del Santo Padre, más el requisito de este año que es orar una plegaria a San José, aprobada por la Iglesia, que puede ser la siguiente, de la cual dijo el papa San Juan XXIII: «¡La hermosa oración: «A ti, Bienaventurado San José», qué impregnó de tanta dulzura nuestra niñez!». Carta Apostólica Le Voci (1961).   

ORACIÓN A SAN JOSÉ (León XIII – 1889)


A ti, bienaventurado San José, acudimos en nuestra tribulación, y después de implorar el auxilio de tu santísima esposa, solicitamos también confiadamente tu patrocinio.

Con aquella caridad que te tuvo unido con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, y por el paterno amor con que abrazaste al Niño Jesús, humildemente te suplicamos que vuelvas benigno los ojos a la herencia que con su Sangre adquirió Jesucristo, y con tu poder y auxilio socorras nuestras necesidades.

Protege, oh providentísimo Custodio de la divina Familia, la escogida descendencia de Jesucristo; aleja de nosotros, oh padre amantísimo, este flagelo de errores y vicios. Asístenos propicio desde el cielo, en esta lucha contra el poder de las tinieblas; y como en otro tiempo libraste de la muerte la vida amenazada del Niño Jesús, así ahora defiende a la santa Iglesia de Dios de las hostiles insidias y de toda adversidad.

Y a cada uno de nosotros protégenos con tu constante patrocinio, para que, a ejemplo tuyo, y sostenidos por tu auxilio, podamos vivir y morir santamente y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza. Amén. Correo del autor:  rotoro30@gmail.com