3 de diciembre de 2020

QUIEN SE CONVIERTE, ESTÁ INTERESADO EN DIOS.


Evangelio para el domingo 6 de diciembre 2020.
Quien se convierte, está interesado en Dios. °°° «Mira, envío mi mensajero delante de ti, el que ha de preparar tu camino. Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas, apareció Juan bautizando en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados.” Marcos 1, 1-8). La conversión es la base y el fundamento para una auténtica vida cristiana. Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué. La propuesta del Hijo de San José y de Santa María la Virgen es: Conviértanse y crean en la Buena Nueva” (Marcos. 1, 15).  De acuerdo con la predicación de los profetas según la Sagrada Escritura, la conversión es un cambio de conducta y de corazón. (cf. Isaías 1, 10-19). La conversión radical es fruto del Espíritu de Dios. (cf. Lucas 3, 16-17). Convertirse implica buscar la cercanía de Dios, comenzar a vivir de acuerdo con la fe, convertirse al pensamiento y al sentir de Dios.

            Adviento es un tiempo litúrgico, una buena oportunidad, es una razón suficiente para pensar en la conversión personal; ante el nacimiento del Salvador del Mundo. San Juan el bautista fue un personaje bien importante que causó mucho impacto ante la vida religiosa del mundo judío. Fue controvertido, muy elocuente en su hablar, estricto en su forma de vivir, seguro de la misión que Dios le había confiado: “ser el precursor de Cristo.” (cf. Juan 1, 19-37). Se comportó como un verdadero mensajero de la luz. Fue tan perfecta su identidad con el Hijo de Dios que llegaron a confundirlo con él.  El bautista es un ejemplo por excelencia de una persona convertida, de un creyente austero en su manera de ser, de alguien que brilló por la humildad. Llevó hasta sus últimas consecuencias el reto de presentar al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. A Juan el bautista hay que aprenderle a predicar con el testimonio de vida y con la misma Palabra.

            La conversión debe ser el ideal de cualquier creyente que pretenda agradar primero a Dios para poder servirle a la humanidad. La pregunta sería, ¿Cómo lo logra? La respuesta inmediata es: Te tendrás que arrepentir y deberás reconocer: Arrepentir de todo pecado, de pensamiento, de deseos, de palabras y no olvidar la omisión. El objetivo es siempre buscar a Dios. San Agustín de Hipona, padre y doctor de la Iglesia, logró su propia conversión porque fue un buscador apasionado de la verdad, se dedicó a la vida contemplativa y de estudio, emprendió su abnegado camino de conversión. Lo que Dios quiere es que el malvado abandone su camino, y el perverso sus pensamientos, para que reciban la misericordia de Dios. (Isaías 55, 7). Cuida tu salud: La verdadera conversión, implica la fe y el arrepentimiento.