10 de diciembre de 2020

APRENDEMOS A BRILLAR CON LUZ PROPIA.


Evangelio para el domingo 13 de diciembre 2020
. Aprendemos a brillar con luz propia.
°°° «Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. Y éste fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan, a que le preguntaran: ¿tú quién eres? El confesó sin reservas: Yo no soy el Mesías.” (Juan 1, 6-8. 19-28).  No hay que dejarse vencer por el excentricismo actual; por el subjetivismo moral; el relativismo; la modernidad de las ideas. Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué. La luz que define e indica el destino de cada persona sigue marcando el camino de la nueva humanidad: Los que creemos somos estrellas con luz permanente, aprendemos a brillar con luz propia. Así lo logró, así lo hizo y así se sostuvo el precursor de Jesucristo. Dice la Escritura: “Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan, este venía como testigo, para dar testimonio de la luz. (Juan 1, 6-7). La luz disipa las tinieblas; la oscuridad, es la actitud desobediente del ser humano, frente a la propuesta de Dios. El Nazareno nos recomienda que alumbremos ante los demás con las buenas obras, para glorificar al mismo Dios que se encuentra en el cielo. (cf. Mateo 5,16).

El objetivo es que la luz disipe las tinieblas, esa es la gran consigna. El problema nace, en ¿Cómo lograrlo? pues bien, La Palabra de Dios nos recomienda colocar la lámpara sobre el candelero: nadie es dueño de la Palabra, somos mensajeros de la Palabra, la Palabra debe ocupar un puesto privilegiado en nuestra personalidad; debe ser motivo de acto de conciencia; debe ser soporte ante la toma de decisiones; debe ser descanso: alivio y alimento para el alma. Cada creyente debe convertirse en un testigo de la luz, en un mensajero de la luz, en un testimonio de la luz, en aquel que brilla en medio de tanto desierto en la sociedad actual.

Así lo interpretó el Papa emérito Benedicto XVI, cuando afirmaba que solo podremos ser testigos de la luz, llevando la propia luz. ((Homilía, 11 de diciembre 2011).  El desierto es el gran obstáculo para la luz. ¿Cómo ser voz donde nadie quiere escuchar? ¿Cómo superar tantos desiertos en la sociedad?: Los que no creen, los que no quieren, los que contradicen, los que levantan muros, los que son más jueces y menos hermanos de los demás. Los que son más amigos de la oscuridad y menos de la luz. Será una excelente lámpara de Dios en el mundo, quien respalde su palabra con su propio testimonio.  Cuida tu salud: Quien es egocéntrico, difícilmente será luz para el mundo.