Evangelio para el domingo 24 de enero 2021. Dios necesita personas convertidas para la misión. “Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio. Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago. Jesús les dijo: Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.” (Marcos 1, 14-20). °°° Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué. Jesucristo llama, Jesucristo forma, Jesucristo indica el camino correcto, Jesucristo corrige a tiempo, Jesucristo quiere que hombres y mujeres sean pescadores, que sean esa comunidad de fe donde se forman y aquilatan los futuros apóstoles de Dios. Así lo enseña el Magisterio de nuestra Iglesia Católica cuando afirma: Una comunidad unida, sacramento de comunión con Dios y entre los hermanos, es normalmente, la condición necesaria para la formación del discípulo. La maduración en el seguimiento de Jesús requiere comunidades eclesiales, que se esfuercen cotidianamente, a partir de la renovación de la Nueva y Eterna Alianza, en cada Eucaristía, en ser casa y escuela de comunión y solidaridad
El
Hijo de José y María, se preocupa por la formación de quienes aceptan el reto
de su llamado. Es Dios quien nos elige, somos nosotros quienes tenemos la
responsabilidad de no fallarle a él en lo que nos comprometemos. Las garantías
están dadas: Él nos va acompañando en el
proceso de maduración y asimilación de su Palabra, él nos envía con una serie
de poderes que van a ser necesarios para la difusión del Reino de Dios. (cf. 1
Corintios 12, 7-11). El Papa Francisco quiere una Iglesia en salida, una
Iglesia de la periferia, una Iglesia de los pobres y necesitados. “La Iglesia
está llamada a tomar cada vez más conciencia de la necesidad de ser «la casa
paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas» (Exhortación
Apostólica Evangelii Gaudium, 47). Cuida tu salud: Quien le quiere servir bien a Dios, debe
preocuparse por su propia conversión.