Evangelio para el domingo 11 de julio 2021. El discípulo no es más que su Maestro. °°° “Llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto.” (Marcos 6, 7-13). Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.
El
enviado de Dios, es una prolongación del misterio de Jesús, es quien recibe el
mensaje, lo acepta, se convierte y participa de los poderes de Cristo. Así lo
enseña la Sagrada Escritura. Hombres y mujeres que han aceptado el reto de la
conversión personal, han podido prolongar la obra de Dios en el mundo. Por
ejemplo: Los santos muestran la salvación de Dios. Las vírgenes y mártires
viven valerosamente el camino de la salvación. Los que quieren ayudar a la
salvación del mundo, se convierten en apóstoles. El apostolado muestra la gloria y la
redención de Dios en el mundo. Un gran apóstol es alguien que piensa más en la
obra que está realizando que en su propio ser.
El
Papa Francisco recomienda que cada cristiano y cada bautizado discierna cuál es
el camino que el Señor le pide: “Todos somos invitados a aceptar este llamado:
salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que
necesitan la luz del Evangelio” (cfr. Exhortación apostólica, Evangelii Gaudium
20). Quien plantea las reglas de juego es el mismo Hijo de Dios: El punto de
partida es el envío misionero de los doce. La fórmula perfecta para cumplir la
misión, es de dos en dos. La conciencia de cada persona es que no va en nombre
propio, sino que es un testigo. La forma como deben vivir esos testigos, es que
deben apoyarse, amarse, e incluso corregirse.
La
gran consigna para quien quiera seguir a Jesucristo es: No se aceptan
rivalidades, no hay envidias, no hay persecución, no hay hipocresía, no hay
mundanidad espiritual, no pueden existir guerras entre los enviados; los
testigos aprenden a vivir como hermanos. El auténtico discípulo es un pescador
de hombres. Toda vocación a seguir los caminos de Dios, necesariamente debe ser
de orden divino: “Abraham aceptó el llamado a salir hacia una tierra nueva
(cfr. Génesis 12,1-3), Moisés escuchó el llamado de Dios, ve, yo te envío (cfr.
Éxodo 3,10), Jeremías escuchó la voz de
Dios que le decía: “Irás adonde quiera que te envíe”. (cfr. Jeremías 1,7). Cuida
tu salud: Quien representa a Dios es un testigo, nunca debe estar por encima de
su Maestro.