31 de julio 2021. Comunicado de la Conferencia Episcopal de Colombia. Eutanasia, respuesta del episcopado Ante la Sentencia C-233/21, emanada recientemente por la honorable Corte Constitucional, mediante la cual se garantiza el derecho a una muerte digna por lesiones corporales o enfermedades graves e incurables, los obispos católicos de Colombia, conscientes de nuestra responsabilidad en medio de la realidad democrática y pluralista de nuestra nación, proponemos algunas consideraciones con el ánimo de contribuir al diálogo y al discernimiento común sobre los valores que han de orientar a nuestra sociedad.
1. Las condiciones de grave enfermedad o relacionadas con el
final de la vida deben afrontarse con profunda delicadeza y respeto, ya que son
situaciones dolorosas, que ponen a prueba a la persona en su integridad y a su
entorno familiar, y que reclaman, como en ninguna otra circunstancia, el
ejercicio de la libertad personal y el acompañamiento de la sociedad.
2. Creemos que las realidades de fragilidad y vulnerabilidad
humanas han de asumirse en actitud solidaria, confiados en que el cuidado mutuo
puede hacer declinar la intención de suprimir voluntariamente la propia vida,
aun en los casos en los que, fundamentados en el conocimiento médico actual, la
curación física ya no es posible.
3. En la práctica, esta actitud debería traducirse en: a) la
preocupación del Estado por garantizar la debida atención sanitaria a las
personas que sufren lesiones corporales o enfermedades graves e incurables, o
que se encuentran en estado terminal, especialmente cuando se trata de los más
pobres; b) en ayudar, con recursos económicos e intervención psicosocial, a las
familias y cuidadores más desprotegidos; c) en los esfuerzos terapéuticos el
personal sanitario para tratar adecuadamente el dolor y respetar la dignidad
del paciente hasta el momento de su muerte natural; d) en la promoción de las
virtudes ciudadanas por parte de todos los estamentos sociales, para asegurar
la atención afectiva y efectiva a los más necesitados.
4. Una comunidad fraterna y solidaria se logra cuando somos
capaces de superar los individualismos y de hacer converger nuestras vidas en
torno a valores comunes. Concebir la autonomía humana como un poder soberano de
determinación no favorece la construcción de un orden social en el que podamos
sentirnos prójimos, viajando todos en la misma barca.
5. La práctica de la eutanasia constituye una seria ofensa a
la dignidad de la persona humana y fomenta la corrosión de valores
fundamentales del orden social. Por lo mismo, ampliar el rango de poblaciones o
de casos en que podría ser solicitada la eutanasia, tal y como lo hace la
actual providencia de la Corte, o extenderla hacia otras modalidades, lejos de
promover un supuesto derecho, constituiría un serio peligro para los más
frágiles y vulnerables de nuestra sociedad, sobre quienes pendería el peso de
la posible supresión de sus vidas, dando lugar a un serio condicionamiento para
el ejercicio de las libertades.
6. Esperamos que, con el favor de Dios, que es siempre
clemente y misericordioso, sigamos descubriendo los mejores caminos para
respetar el derecho a la vida de toda persona y poder fortalecer los lazos de
amistad social entre todos los colombianos. Luis José Rueda Aparicio Arzobispo
de Bogotá y Primado de Colombia Presidente de la Conferencia Episcopal. + Omar
Alberto Sánchez Cubillos, OP Arzobispo de Popayán Vicepresidente de la
Conferencia Episcopal. + Luis Manuel Alí
Herrera Obispo Auxiliar de Bogotá Secretario General de la Conferencia
Episcopal.