25 de julio 2021 CARTA ABIERTA A NUESTROS LEGISLADORES. Autor: Padre, Mario García Isaza. Formador, Seminario Mayor, Arquidiócesis de Ibagué. Señores integrantes del Congreso de la República: cuando los que formamos el “pueblo soberano”, en el que, según nuestra Carta, reside exclusivamente la soberanía, y del cual emana el poder (Artículo 2) los elegimos como nuestros representantes y les confiamos la potestad de establecer nuestras leyes, encomendamos a su inteligencia y a su sabiduría la terea de tutelar nuestros derechos y de regular nuestros deberes ciudadanos. Debo suponer que son ustedes conscientes de la inmensa responsabilidad que gravita sobre cada uno y sobre todos en conjunto; y de que deberán, llegado el momento inexorable, dar cuenta no solo a la historia, a Colombia, sino también a Dios, fuente última y suprema de toda autoridad, de lo que hayan hecho o dejado de hacer.
Para proteger a todos los residentes en Colombia “en su
vida, honra, bienes y creencias” están instituidas las autoridades (Ibidem) Prevarican
gravemente, por lo tanto, cuando sus decisiones lesionan esos bienes que
deberían tutelar, o sus omisiones dan ocasión a que otros atenten contra ellos.
Carece de todo
fundamento el hablar de cualesquiera otros derechos si se ha negado o conculcado
aquel del que todos emanan: el derecho a la vida. La vida que, según
nuestra Constitución, “es inviolable” (art. 11), y de la cual afirma la
Convención Americana de Derechos humanos: “Toda
persona tiene derecho a que se le respete la vida…a partir del momento de
la concepción”.
Ustedes, señores parlamentarios, están ahora ante una
decisión de incalculable trascendencia y hondísimo significado humano, social,
político y ético: la de tomar posición frente a la eutanasia. El ministerio de
salud, anticipándose a los hechos y cediendo abyectamente a presiones
indebidas, estableció hace poco, en su Res.
971, algunos requisitos para que los médicos y las instituciones de
salud practiquen ese crimen. Y ahora, sobre
ustedes, únicos legisladores, gravita la inmoral presión de la Corte constitucional, que no
solamente se arroga funciones legislativas que no son suyas, sino que se atreve, insolente, a recordarles a
Ustedes cuál es “su deber” ; y, transgrediendo todos los límites, dictamina
que para que el médico, a petición de un enfermo, lo mate, o le ayude a
suicidarse, ya ni siquiera es necesario el peligro de muerte sino que basta que
exista una enfermedad que cause graves dolores o sufrimientos. Realmente, ¡es
el colmo de la avilantez y de la desmesura! ¿Qué se creen? ¿Se darán cuenta los desalumbrados - ¿o más bien
perversos?- señores de la toga, del abismo de barbarie a la pueden
precipitarnos?
La Iglesia católica
tiene, y no puede ceder de ellas un ápice, una certeza y una posición
inequívocas; que aparecen sin resquicio
de duda en estas palabras del Catecismo : “Cualesquiera que sean los motivos y
los medios, la eutanasia directa…
constituye un homicidio gravemente contrario a la dignidad de la persona
humana y al respeto del Dios vivo, su Creador” (2277) Yo sé bien, señores
congresistas, que no todos ustedes adhieren a la Iglesia católica; pero sí son
representantes de todos los colombianos, cuya inmensa mayoría es católica. Y
eso, por supuesto, ha de tenerse en cuenta. Y es que, además, el homicidio es en
sí mismo un atentado contra la ley natural; el “no matarás” del Decálogo,
simplemente sanciona ese precepto de ley natural que es claro a la luz de la
razón.
Señores
parlamentarios: por encima de las insolentes órdenes de una corte espuria y
arbitraria, en nombre de la innegable mayoría de los colombianos a quienes
ustedes representan, les pido que rechacen el malhadado e impío proyecto con
que se pretende legitimar el asesinato. De ustedes, respetuosamente: Mario
García Isaza c.c. 41079 Correo del
autor: magarisaz@hotmail.com