Monseñor: Gonzalo
Restrepo Restrepo - Una de las señales de la sabiduría de una persona es la
prudencia. Alguien prudente es aquel que
sabe callar cuando hay que hacerlo y sabe hablar cuando se necesita. Una persona prudente no hace juicios de
nadie. Quien verdaderamente busca la sabiduría de la vida, entiende que no se
debe juzgar a nadie porque el hombre no está hecho para juzgar a nadie. Sólo Dios puede juzgar a todos porque sólo él
nos conoce enteramente en todo lo que somos, lo que pensamos y lo que
hacemos.
Sólo él conoce toda nuestra
realidad, nos conoce por dentro y por fuera, íntegramente. Así que los juicios pertenecen sólo a Dios.
Tú puedes y debes juzgarte a ti mismo, pero de la mejor
manera. No tienes por qué ser un verdugo para ti mismo. Hay muchos que son tiranos para sí
mismos. Debes mirarte con realismo,
juzgarte con verdad porque cuando haces juicios exagerados sobre ti mismo, para
ensalzarte o para despreciarte, te estás destruyendo.
La verdadera sabiduría está en lograr juzgarte con verdad y
realismo a ti mismo. ¿porqué andas
buscando qué decir, qué opinar, qué pensar sobre los demás? Hay quienes viven
alimentando pensamientos en contra de los demás, sueñan en lo que los demás no
han hecho ni han pensado para desfigurar su imagen y esclavizarlos.
Hay personas con las cuales no se puede convivir porque son
tan imprudentes que no se les puede confiar nada, aunque están ávidos de
saberlo todo para poder contar y tener la última noticia. No tienen el más
mínimo sentido de la intimidad, del secreto, de la reserva.
Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar a los
demás. Cuando se trata de juzgarnos a
nosotros mismos, huimos, siempre nos justificamos sea lo que sea, siempre
buscamos razones que nos justifiquen y no permitimos una condena como la que
normalmente hacemos de los demás.
Qué difícil es juzgarse a uno mismo y juzgar a los
demás. Te invito a que manifiestes tu
sabiduría, tu equilibrio y tu prudencia, haciendo un esfuerzo por no juzgar a
nadie y por enfrentarte a ti mismo con realismo y con verdad. Sólo Dios puede juzgar al hombre. No tienes por qué apropiarte este derecho.
Autor: Monseñor, Gonzalo Restrepo
Restrepo. Arzobispo de Manizales, Colombia.