9 de junio de 2020

ORACIÓN ANTE JESÚS SACRAMENTADO.


9 de junio 2020 Oración ante Jesús sacramentado. “Corpus Christi” 11 de junio 2020
Autor: Monseñor. Miguel Fernando González Mariño, Administrador Apostólico, Arquidiócesis de Ibagué, para ser leída en todas las parroquias y capillas como signo de comunión diocesana.
Señor Jesucristo, sacramentado, todos los sacerdotes, religiosos y laicos de la arquidiócesis de Ibagué, nos postramos hoy ante tu presencia para adorarte. Queremos celebrar la gran fiesta de CORPUS CHRISTI de la manera más solemne posible, dentro de nuestros templos y capillas, ya que no podemos salir por las calles, como es la tradición en este día.
Nuestra plegaria de adoración es la forma más perfecta de rendirte el culto debido. Sabemos que somos privilegiados por haber recibido el don de la fe que Tú mismo nos das para que te podamos reconocer sacramentalmente, verdadera y realmente presente en la custodia.
Gracias por fortalecer nuestra fe cada vez que te adoramos, gracias por permitirnos adorarte. Te imploramos que sigas aumentando y fortaleciendo en nuestras almas el don de la fe que tanto necesitamos.

Te adoramos, divino redentor, a la vez que reconocemos que sin sacerdotes no hay Eucaristía. Por eso elevamos nuestra acción de gracias, Señor, por cada uno de los sacerdotes que han vivido y los que están viviendo su ministerio aquí en la Arquidiócesis, a la vez que te rogamos que nos des muchas y santas vocaciones sacerdotales. Por amor a tu pueblo, concédenos que haya suficientes sacerdotes para que todos los fieles puedan tener un pastor que los guie y alimente con el pan de la Palabra y de los sacramentos, que en nuestros hogares, clínicas y hospitales no muera un solo fiel sin recibir los auxilios que Tú le tienes preparados.   Aviva en cada uno de nuestros ministros ordenados el celo apostólico que los lleve a orar, trabajar y dar testimonio, para que se susciten en el corazón de muchos niños y jóvenes el deseo de santificarse en la vida sacerdotal.

Hoy, en este contexto de la pandemia que estamos sufriendo, te rogamos también por nuestras familias, para que reavives en ellas el espíritu de Iglesia doméstica que desde los primeros cristianos ha sido medio fundamental para que tus fieles conozcan y practiquen fe cristiana. Tú has querido que en estos días de cuarentena esta realidad se haga más patente. Te pedimos por todas las familias fundadas en el sacramento del matrimonio, para que sean testimonio de la presencia del Espíritu santo en medio de sus vidas y se convierta en hogares luminosos y alegres donde el resplandor de la fe y la caridad brillen y se comuniquen a otros hogares, especialmente a aquellos que no tienen aún la gracia sacramental del matrimonio.                                                               

Sabemos bien que a partir del pasado viernes 27 de marzo, cuando el Santo Padre Francisco impartió la bendición extraordinaria Urbi et orbi, la pandemia en Italia empezó a disminuir. Por eso humildemente nos unimos para rogarte hoy también por el fin de la pandemia en nuestra arquidiócesis y en nuestra amada patria. Sabemos que no somos dignos de recibir tu bendición, pero te suplicamos una vez más que “no mires nuestros pecados sin la fe de tu Iglesia.”

Señor Jesucristo, haz que nuestros corazones sean semejantes al tuyo. Concédenos ir cultivando en nosotros, los mismos sentimientos de tu Sagrado Corazón. Que sepamos vivir y difundir la alegría de luchar siempre por hacer en todo la voluntad de Dios Padre.

Oh María, Madre Eucarística, que durante nueve meses fuiste el primer sagrario y la primera custodia de la historia, que supiste llevar con todo el amor y cuidado a tu Hijo, lo cuidaste, y gozaste de su divina presencia en tu casa, sufriste tu martirio junto a Él y ahora, Inmaculada, estás para siempre junto a Él en la gloria del cielo.

Ruega, madre santa, por nuestra Arquidiócesis de Ibagué, por su Arzobispo electo, Mons. Orlando, protégelo y acompáñalo a apacentar esta porción del rebaño que tu Hijo le ha encomendado, para que lo conduzca con paciencia y esperanza a las fuentes de la vida eterna, sin que se pierda ni uno solo de los que le han sido puestos a su cuidado. Amén.