Evangelio para el sábado 2 de octubre 2021. Ángeles y Arcángeles están al servicio de Dios. °°° « Se acercaron a Jesús los discípulos y le dijeron: « ¿Quién es, pues, el mayor en el Reino de los Cielos?» El llamó a un niño, le puso en medio de ellos y dijo: «Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos.” °°° Mateo 18, 1-5.10 Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.
Un buen reto para una persona
creyente, puede ser, proponerse ser el mejor en el Reino de Dios. La pregunta
es: ¿Cómo lo puede logar? La respuesta la tiene el Maestro de Nazareth. “El
primero debe ser el último y el servidor de todos”. Quien logre sostener un
alma limpia, pura y sincera, ese será el mejor. Quien perdona 70 veces siete,
ese es un modelo cualificado para los demás.
San Agustín decía: “Nada podemos dar a Dios que sea nuestro; pero si
podemos dar al prójimo. Dando al menesteroso grajearás para ti la abundancia”.
Pero el dar, no se trata siempre de dar dinero o bienes materiales, sino el
darse uno mismo, sirviendo a los demás. Se trata de servir a los demás, con
nuestro amor y no solamente con nuestro dinero, porque el dinero muchas veces
nos sirve de disculpa para no servir a los demás.
El Concilio Ecuménico Vaticano II, en
su constitución, Lumen Gentium, afirma
que: “Servir es reinar”. “Servir es amar”. Servir o ser servido, es esta una
pregunta sabia, inteligente e incluso le define el ser y el quehacer de una
persona. ¿A que hemos venido a este
mundo: A servir o a ser servidos? Desde luego que los que somos creyentes y nos
tomamos en serio, lo que creemos, inmediatamente nos decimos, hemos venido a
servir, cada uno desde donde Dios nos ha situado. Ángeles y Arcángeles están al servicio de
Dios y cada uno de ellos cumple una misión especial. La vocación esencial de
los ángeles es contemplar y alabar a Dios. Existen los ángeles custodios o
ángeles de la guarda.
Tradicionalmente hemos experimentado
y nos han evangelizando indicándonos que cada persona tiene un ángel custodio. San
Jerónimo, Patrono de todos aquellos que deseen entender mejor la Sagrada
Escritura, afirmaba: “Grande es la dignidad de las almas cuando cada una de
ellas, desde el momento de nacer, tiene un ángel destinado para su custodia”. Una excelente escritora indicaba que: “La
misión de los ángeles custodios es acompañar a cada hombre en el camino por la
vida, cuidarlo en la tierra de los peligros de alma y cuerpo, protegerlo del
mal y guiarlo en el difícil camino para llegar al Cielo. Se puede decir que es
un compañero de viaje que siempre está al lado de cada hombre, en las buenas y
en las malas. No se separa de él ni un solo momento.”
Existe una buena cantidad de
momentos en la historia de la salvación narrada en la Sagrada Biblia donde los
Ángeles cumplen la misión que el Creador les encomendó: Por ejemplo, los
ángeles comparten los éxitos de los creyentes: `Alegraos conmigo, porque he
hallado la dracma que había perdido.' Pues os digo que, del mismo modo, hay
alegría entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.» Dios
se alegra con nosotros. Los ángeles también se alegran con nosotros. (cfr.
Lucas 15, 8-10). Los ángeles conducen
las almas buenas hacia la eternidad: Sucedió, pues, que murió el pobre, y los
ángeles lo llevaron a disfrutar de la compañía de Abrahán. (cfr. Lucas 16, 22).
Los ángeles liberar a las personas en nombre de Dios: la milagrosa liberación
de Pedro que fue sacado de la prisión por un ángel (Hechos 12,7ss) y cuando el
ángel del Señor detuvo el brazo de Abraham para que no sacrificara a Isaac.
(cfr. Génesis 22, 10-11).
Los ángeles permiten entender en qué
consiste la resurrección: Pero es que tampoco pueden ya morir, porque son
iguales a los ángeles, y siendo seres resucitados, son hijos de Dios. (cfr.
Lucas 20, 27. 34-38). “Jesús aclara que el cielo es una realidad totalmente
diferente, no es la tierra mejorada. El cielo es el ámbito de Dios y donde la
vida es participación en la plenitud divina. Por eso el Señor dice: Allí serán
como ángeles, hijos de Dios”. Nos podríamos preguntar: ¿Cuándo viene el hijo de
Dios? La respuesta no la saben, ni siquiera los ángeles. “Porque en cuanto a la
hora y al día ninguno lo sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, ni tampoco el
Hijo, sino sólo el Padre” (Mateo 24,36). Cuida tu salud: “Los ángeles se
regocijan cuando un pecador se arrepiente” (Lucas 15,10).