Predicador
Fray Franklin Buitrago Rojas. O.P.
Doctor en
teología, universidad católica de Lovaina (Bélgica)
Lugar: Casa
de promoción humano cristiana
Ibagué, 8
al 11 de enero, 2024
Motivación
Inicial
“Ay de mí
si no predico el Evangelio” (1 Corintios 9, 16)
Nuestro
retiro va a tener como centro de atención a San Pablo, él es el modelo,
inspiración, Maestro, para nuestra vocación y nuestro ministerio.
¿Qué
significa la vocación?
¿Qué
significa el ministerio?
Qué textos
nos hablan de vocación. Llevamos este
tesoro en vasijas de barrio. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. No vivo
yo es Cristo que vive en mí.
Pablo no hizo parte de los doce apóstoles, sin embargo,
es el apóstol por antonomasia. Es una de las figuras en la Iglesia que encarna la vida apostólica. Para
los antiguos la vida apostólica no era lo que se hacía sino lo que se es “Vita
apostólica”, es un estilo de vida como la de los apóstoles. Jesucristo llama
apóstoles con nombre propio, para estar con él y para enviarlos a predicar el
Evangelio. Esa es la vida del apóstol.
Jesucristo
los envía, de dos en dos, les da autoridad, les da instrucciones como la
pobreza, el desprendimiento, no se entretengan en el camino, sencillez de vida.
Este modo de vida itinerante ha sido la clave de movimientos de renovación en la
vida religiosa y en la vida sacerdotal.
Pensemos en la vida de un ministro del
Evangelio.
Vivamos el
Retiro como un gran momento de gracia, de estar con Dios. con buena
disponibilidad personal, guardando el silencio para poder escuchar, abrir
espacios para hablar con Dios. Debemos ser dóciles al Espíritu de Dios, esa es
la actitud propia del discípulo. El Papa Francisco habla de discernir los
momentos del corazón. Es bueno tener tiempo para el descanso.
El Maestro recomienda: Vengan
conmigo a un lugar solitario para descansar un poco. (Marcos 6, 31). Alguien
afirmaba que el principal mal de los consagrados, es precisamente la sobre
carga de trabajo, demasiados compromisos. A ratos nos agotamos, hasta decir
que ya no podemos más. El descanso hace parte del auto cuidado. En nuestro
comportamiento debemos acostumbrarnos a hablar de cosas que valgan la pena, no
hablemos de trivialidades, muchos menos hablar mal de los demás o hablar
negativamente de los superiores. Necesitamos ser mensajeros de la buena
noticia.
Nuestro
predicador propone cinco temas para meditar en el retiro espiritual:
PRIMER TEMA
La vocación
del apóstol san Pablo
SEGUNDO
TEMA
El apóstol
Pablo como misionero, ¿cómo vivía su apostolado?
TERCER TEMA
La relación
de Pablo con Cristo.
CUARTO TEMA
Relación de
Pablo con sus comunidades. Sus cartas. ¿Cómo vivimos la relación con la
comunidad donde evangelizamos?
QUINTO TEMA
Relación de
Pablo con los demás apóstoles. No fueron
fáciles. Hubo confrontaciones, Hubo tensiones. ¿Cómo vivimos las relaciones
entre nosotros como compañeros sacerdotes?
Iniciemos con nuestro primer tema: La historia de la vocación del apóstol san Pablo, llegó por los caminos de Dios gracias a esa frase: Si quieres llegar a ser santo, es necesario bajarse del pedestal. El santo decía “Muy a gusto presumo de mis debilidades porque así residirá en mí la fuerza de Cristo” (2 Corintios 12, 9). En la debilidad es donde se refleja con mayor fuerza la Gracia de Dios. A ratos tenemos la tentación de subirnos a un pedestal, o nos creemos mejores que el resto de las personas.
En
otras oportunidades, las personas nos llenan de ilusiones con sus palabras halagadoras
y caemos en la tentación de creer que eso que dicen de nosotros, eso somos.
Es muy importante preocuparnos por el
testimonio. Por ejemplo: cómo expresar nuestro testimonio de conversión. A la
gente le llama más la atención el asunto “testimonio” ser testigo creíble, y
para eso es necesario bajarnos del pedestal.
No
permitamos que otras personas nos induzcan a comportamientos que propiamente
son escándalo para la comunidad. El punto del equilibrio es no llegar a
escandalizar a los demás, menos aparentar. Cuando uno reconoce que necesita
sanarse, convertirse, ser mejor; ese es el camino a seguir. Debo permitir como
sacerdote, que lo que predique me toque el corazón. Es algo así como pensar,
qué me pueden decir los textos bíblicos a mí. San Pablo enseña que “para que la
grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un
aguijón en mi carne, un mensajero de satanás que me abofetee para que no me
enaltezca sobremanera. (2 Corintios 7, 7). El
apóstol luchaba siempre por ese aguijón en la carne, precisamente para no
llenarse de soberbia.
Los sacerdotes somos pecadores en
camino de conversión. El Papa Francisco apunta a decir que el “Tiempo es
superior al espacio”. No se trata tanto en pensar: Quién es santo y quién no lo
es; quién es bueno y quién no lo es. El
Papa enseña que hay procesos de conversión y de formación. Los sacerdotes
somos personas en proceso. Esa es una buena lección de humildad. Cuando no
reconocemos nuestras debilidades y nos volvemos los jueces más implacables de
los demás. Reconocer mis miserias, me hace más humilde y más misericordioso con
los demás.
Pablo
dice: “Llevamos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime
poder viene de Dios y no de nosotros”. (2 Corintios 4, 7) Cuando nos
creemos mucho ante lo que hacemos o celebramos, terminamos en la falacia creyendo
que somos protagonistas y no apóstoles que todo se lo debemos al poder y a la
Gracia de Dios. ¿Quién era Saulo de Tarso? Es el personaje más conocido de la
Sagrada Escritura. Pablo era judío de la diáspora, hijo de judíos, era pagano.
Venía de la tribu de Benjamín. Llevaba el nombre de un Rey Saúl de esa tribu. Se
formó en la escuela de Gamaliel, eso fue en Jerusalén. Pertenece a la cultura
judía y habla muy bien el griego.
Tenía nociones de filosofía griega,
por ejemplo, conocía sobre los estoicos. Pablo vive propiamente en la frontera,
propia de los migrantes. Fuera de eso, Pablo era ciudadano romano. Conocía las
leyes del imperio Romano. Esto explica
el ser de Pablo y proyecta la misión que va a cumplir. Pablo fabricaba
lonas. Tiene contactos a nivel laboral, por ejemplo, Aquila y Priscila. Cada uno de nosotros responde a una historia
de donde Dios me llama.
A
Pablo le cambia la vida el llamado de Dios. El señor le cambia el camino al
apóstol. Le indica lo que debe hacer y no tanto el capricho personal, o en
su defecto, Dios lo motiva para que corrija sus propios errores. Algo clave fue
la conversión de san Pablo. Según el libro de los Hechos de los Apóstoles 9,
3-6. Pablo reconoce la persona de Jesús. Se da cuenta que él estaba ciego. Su
conversión fue una “Metanoia” cambio de mentalidad. Este fue el comienzo de la
vida de Pablo. Él se da cuenta que debe ir más lejos con la predicación de la
Palabra. A medida que avanza una persona, vienen ulteriores conversiones. El ejercicio de caer y volver a levantarse,
es el camino indicado.
La
conversión marca la vida de una persona. Hay que pensar en la alegría de
sentirme elegido y llamado por Dios. La conversión siempre será un proceso que
se va repitiendo a lo largo de la vida de cada persona. Muchas veces nos damos
cuenta que las cosas no son como pensábamos. Con el correr del tiempo vamos
corrigiendo errores. Aprendo sin
escandalizarme con la realidad humana, pero no justificarme de mis actos,
ahí está el punto del equilibrio. Pablo tenía conciencia de sus debilidades y a
la vez de sus méritos propios. Él reconoce todo por Gracia de Dios. El término
Gracia significa “gratuita”. El Papa
Francisco decía “Ay de aquellos que se creen con cara de estampita” con carita
de santos. La conversión exige el conocimiento de Cristo de una manera
experiencial.
LECTIO DIVINA
Compartimos
el texto de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 28-39.
También
sabemos que Dios dispone todas las cosas para bien de los que lo aman, a quienes
él ha escogido y llamado. 29. A los que de antemano conoció, también los
predestinó a ser como su Hijo y semejantes a él, a fin de que sea el
primogénito en medio de numerosos hermanos.
30. Así,
pues, a los que él eligió, los llamó; a los que llamó, los hizo justos y
santos; a los que hizo justos y santos, les da la Gloria. 31. ¿Qué más podemos
decir? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?
32. Si ni
siquiera perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros,
¿cómo no nos va a dar con él todo lo demás? 33. ¿Quién acusará a los elegidos
de Dios? Dios mismo los declara justos.
34. ¿Quién
los condenará? ¿Acaso será Cristo, el que murió y, más aún, resucitó y está a
la derecha de Dios intercediendo por nosotros? 35. ¿Quién nos separará del amor
de Cristo? ¿Acaso las pruebas, la aflicción, la persecución, el hambre, la
falta de todo, los peligros o la espada?
36. Como
dice la Escritura: Por tu causa nos arrastran continuamente a la muerte, nos
tratan como ovejas destinadas al matadero. 37. Pero no; en todo eso saldremos
triunfadores gracias a Aquel que nos amó. 38. Yo sé que ni la muerte ni la
vida, ni los ángeles ni las fuerzas del universo, ni el presente ni el futuro,
ni las fuerzas espirituales, 39. ya sean del cielo o de los abismos, ni ninguna
otra criatura podrán apartarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús,
nuestro Señor.
¿Qué me
llamó la atención de dicho texto?
Es la
descripción de la vocación o el llamado de Dios para que una persona cumpla muy
bien su misión. El texto permite ver que quien narra su propia vocación ya tuvo
la experiencia de sentir la presencia de Dios en su corazón y saber con
seguridad de qué se trata la misión a seguir. Todos hemos sido llamados por
Dios para cumplir una misión y a la vez tener las capacidades de combatir los
malos momentos en dicho proceso.
¿De qué
manera interviene Dios?
El apóstol
cuenta con la presencia de Dios de una manera permanente. Todo se lo debe a
Dios, todo se consigue con la gracia de Dios, todo es bondad de Dios.
¿Qué nos
puede separar del amor de Dios?
Según el
apóstol no existe la posibilidad, mientras la persona ponga toda su confianza
en Dios, entienda que todo se le debe a Dios. “En todo vencemos gracias a Aquel
que nos amó”
¿Qué
mensaje de fe y esperanza nos regala este texto?
La vocación depende exclusivamente
de Dios. el mérito de vivir una vocación está en la humildad y la sencillez de
corazón. El éxito de la misión consiste en dejarse guiar más por el espíritu de
Dios y menos por creer que merezco algo gracias a mis condiciones humanas.
AMADOS,
ESCOGIDOS Y LLAMADO POR DIOS; PERO AL MISMO TIEMPO CON LIMITACIONES
Aquí está nuestra respuesta
vocacional. La grandeza de nuestra vocación y nuestras limitaciones humanas. Pablo
por su orgullo no se daba cuenta que estaba ciego. Muchas veces no queremos
reconocer nuestras propias debilidades. Si
alguien es consciente de su pecado, son precisamente los santos. Solo con
la luz de Dios una persona reconoce sus límites y entra en la presencia de
Dios.
Debo
aprender a quererme como yo soy. No aceptamos nuestras debilidades porque
nos da miedo. Aceptarme con mis cualidades y con mis limitaciones. Existen
algunos consagrados que no aman lo que son. Cuando esto sucede, la persona
comienza a falsear. No se le puede cambiar el criterio original al sacerdocio
con otros criterios como ejecutivos, tener buena imagen, lograr un círculo
social, redes sociales, tendremos muchos fans, pero no mensajeros de Dios.
El
peligro de estos comportamientos es caer en una doble vida, en varios
mensajes, en apariencias. Una red social le permite a una persona tener una
apariencia. La red social permite mucho el anonimato. Cambia el ideal certero
de lo que es la vocación, la misión, el ser propiamente sacerdotal. Para ser un buen sacerdote, debo tener mi
corazón unificado.
La gracia que ofrece Dios al ser
humano, se acoge por la fe. Hay dos niveles de fe, la primera es la aceptación
de lo que no se ve y otra es poner mi confianza en Dios. Pablo vive su vocación
dando respuesta a la confianza en Dios. Cuando
dudo de la gracia de Dios, nos empezamos a hundir, como le pasó a san Pedro
cuando caminaba sobre las aguas. Hay que pensar nuestra confianza en quién está
puesta. Sin fe, sin confianza, nuestra identidad misma pierde su valor. La
persona sin fe busca otras seguridades, por ejemplo: dinero, afectos,
prestigios. Pablo es el apóstol de la Gracia y el apóstol de la fe.
Se
hace necesario hablar de FARISEÍSMOS. Si alguien persiguió y atacó a Jesús,
fue precisamente los fariseos. ¿será que entre nosotros se da el fariseísmo? Una
manifestación es mostrarnos que somos mejores que los demás. Otra, somos
incoherentes, como sepulcros blanqueados. También la búsqueda del estrato
social. Le piden a los demás que lleven cargas pesadas, pero usted que es
fariseo no está dispuesto a hacerlo. ¿Qué clase de Iglesia represento yo? Una
Iglesia clericalista, institucional, mundana.
Un pecado muy propio del fariseo
es la soberbia. Por ejemplo: La parábola de un fariseo y un publicano
llegan al templo a orar. Un buen sacerdote es un buen cristiano que busca la
santidad.
Muchas personas están cansadas de
esas falsa imágenes de un ministro de Dios. Pablo ofrece un consejo a Tito
“renueva la gracia que recibiste. Te aconsejo que avives el fuego del don de
Dios que está en ti por la imposición de mis manos (2 Tito 1, 6). Timoteo y Tito son cabezas de comunidad y a
ellos se les aconseja reavivar el fuego del amor de Dios.
No
hay que olvidar la formación permanente de los presbíteros. Los primeros
años tenemos necesidad de ejemplo y guía de sacerdotes con experiencia a los que
se pueda consultar. (cfr. Ratio Institutionis Sacerdotalis, 84). Los más
adultos deben servir de ejemplo a los sacerdotes más jóvenes. Hay que evitar el
riesgo de sentirnos profesionales de hacer cosas y no ser ministros.
Otro
elemento de la vocación de Pablo es la cantidad de talentos que él tuvo y los
puso al servicio de la misión. Gracias a eso pudo llevar el Evangelio a los
gentiles, él se reconoce llamado por sus talentos, cualidades y dones. Es
una vocación muy particular. Pablo hablaba idiomas, era ciudadano romano, (cfr.
1 Corintios 12, 4-7). Todas las cualidades de una persona se
ponen al servicio común y enriquecen de esa forma. Hay que evitar que nos
volvamos rutinarios en nuestra misión, en nuestra manera de crear, de hacer
muchas cosas. Al contrario, entre más experiencia en la misión, mayor
creatividad.
En materia de vocación Pablo se
sintió llamado por Cristo, pero también por la Iglesia (Hechos 13, 1-3). La comunidad ora por Bernabé y Saulo, para la
obra a la que ellos han sido llamados. La
vocación no es fácil, implica lucha. Por ejemplo “He peleado la buena
batalla, he corrido la carrera, he conservado la fe” (1 Timoteo 4, 7) La
vocación no es algo estático. La vocación de Pablo tuvo cambio de planes y de
ruta, giros inesperados en su misión, naufragios y oportunidades para comenzar
de nuevo.
San Pablo, como apóstol y misionero.
Pensemos en
el ministerio de san Pablo, su quehacer, su actividad. Es conocido como el apóstol por antonomasia. Le costó mucho ser
reconocido por los demás apóstoles para ser apóstol. Los demás tenían dudas.
Por ejemplo, en Hechos 1, 21: Pedro plantea un criterio para un candidato. Debe
ser uno de los nos acompañaban todo el tiempo que el Señor Jesús vivió entre
nosotros, desde que Juan bautizaba hasta el día en que Jesús fue tomado de
entre nosotros y recibido en las alturas. Esto
quiere decir, que debía ser un testigo ocular.
Pablo es consciente que él no
conoció a Jesús de Nazareth. Nunca habla del Jesús histórico, siempre habla de
Cristo, pero resucitado, porque ese fue el que el apóstol conoció camino a
Damasco. Pablo se destaca por su actividad misionera. Tiene viajes misioneros.
Evangeliza los principales centros urbanos del imperio romano. Por ejemplo:
Corinto, Tesalónica, Chipre, Éfeso, Antioquía.
Su metodología misionera era que él llegaba a las sinagogas, encontraba
allí judíos de la diáspora, su lengua materna era el griego. Pablo era muy inteligente para evangelizar,
les decía a los judíos que eso que estaban leyendo en la Escritura se ha
cumplido. Muchos no le creían, unos pocos si lo ponían atención. Pablo se
reunía con ellos. Iba a sus casas para enseñarles. Cuando congrega un grupo,
Pablo los bautiza, nombra un delegado y sigue adelante con la evangelización. La
base del éxito está en el testimonio de vida. Con estos elementos de juicio, deberíamos
entender nuestro sacerdocio, pero en clave misionera.
Quizás, algo de lo que nos
deberíamos lamentar, en el día de hoy, es que nos hemos encerrado en nosotros
mismos, en sitios. Parece que le ponemos muchas dificultades a la misión. Para ser un buen misionero se hace
necesario ser más inteligentes, más astutos, más prácticos y menos
inmaduros. Para ganar una pelea no es tan necesaria una gran armazón sino
pensar qué vas a hacer. (cfr. David y Goliat en la Escritura).
San
Pablo fue un itinerante apostólico. Se movía, no se quedaba en el mismo
sitio. La libertad interior es muy necesaria para un excelente apóstol. Nuestra actitud debe ser más disponibilidad,
donde me envíen, donde me necesiten. “La actividad misionera es el mayor
desafío para la Iglesia”. Evangelii Gaudium, 15). Necesitamos un cambio de mentalidad.
¿Cuáles
son los enemigos de la itinerancia apostólica? Apego a una vida cómoda,
apego al dinero, apego a lugares. El problema del protagonismo. La
confrontación o rechazo de la gente. Sentimos temor a lo nuevo. Falta de
compromiso, falta de confianza en Dios. falta de libertad. La solución sería la
creatividad, volver a enamorarnos de nuestro ser. Recordar lo que somos: el
sacerdote es el elegido, consagrado y enviado para hacer eficientemente actual
la misión eterna de Cristo. Es un auténtico representante y misionero (cfr.
Dicasterio para la vida y el ministerio de los presbíteros, 2013).
Mi
tarea es transformar vida, ayudarle a la gente, testimoniar lo que tengo a las
demás personas. La gracia de Dios transforma vida, arregla cantidad de
situaciones que tienen las personas. Debo ser sensible por el dolor de las
personas, eso me lleva a ir más allá, a evangelizar donde me necesiten. Por
ejemplo, Pablo de Troas pasó a Macedonia. (cfr. Hechos 16, 1-10). Preguntémonos:
¿Cuáles son las barreras que debo atravesar? ¿Qué se pide de nosotros en esas
fronteras? ¿Qué nos impide atravesar esas fronteras?
LECTIO DIVINA
Reflexionamos en torno a la carta de san Pablo
a los Corintios
(II
Corintios 5, 14 – 6, 2)
El amor de
Cristo nos urge, y afirmamos que, si él murió por todos, entonces todos han
muerto. 15. El murió por todos, para que los que viven no vivan ya para sí
mismos, sino para él, que por ellos murió y resucitó.
16. Así que
nosotros no miramos ya a nadie con criterios humanos; aun en el caso de que
hayamos conocido a Cristo personalmente, ahora debemos mirarlo de otra manera. 17.
Toda persona que está en Cristo es una creación nueva. Lo antiguo ha pasado, lo
nuevo ha llegado. 18. Todo eso es obra de Dios, que nos reconcilió con él en
Cristo y que a nosotros nos encomienda el mensaje de la reconciliación.
19. Pues en
Cristo Dios estaba reconciliando el mundo con él; ya no tomaba en cuenta los
pecados de los hombres, sino que a nosotros nos entregaba el mensaje de la
reconciliación. 20. Nos presentamos, pues, como embajadores de Cristo, como si
Dios mismo les exhortara por nuestra boca. En nombre de Cristo les rogamos:
¡déjense reconciliar con Dios! 21. Dios hizo cargar con nuestro pecado al que
no cometió pecado, para que así nosotros participáramos en él de la justicia y
perfección de Dios.
(6) 1. Somos, pues, los ayudantes de Dios, y
ahora les suplicamos que no hagan inútil la gracia de Dios que han recibido. 2.
Dice la Escritura: En el momento fijado te escuché, en el día de la salvación
te ayudé. Este es el momento favorable, éste es el día de la salvación.
REFLEXIONEMOS:
¿Qué frase me impacta?
No miramos
a nadie con criterios humanos.
Somos
embajadores de Cristo. Somos instrumentos de Dios.
¿Qué me dice este texto para mí?
Que todos
los que somos mensajeros consagrados a Cristo, debemos ser los que servimos en
nombre de Cristo y no debemos desaprovechar las gracias, dones y talentos que
Dios nos ha dado. Nos debemos dejar reconciliar con Dios. Ser instrumento para
reconciliar a otros.
¿A qué me motiva este texto como sacerdote?
A no
cambiar el ser y la razón de ser de quienes se consagran para la misión. Somos
servidores de Dios. Todo lo que hagamos debemos hacerlo en nombre de Dios. Nada
debe funcionar a título personal. No echemos en saco roto la gracia de Dios. “Somos
siervos, hemos hecho lo que debíamos hacer”.
La relación de Pablo con Cristo
El
ministerio de Pablo comenzó con un encuentro personal con Cristo. Pablo
conservará durante toda su vida esa relación personal. Eso representa la
mística cristiana de san Pablo. Es muy importante tener una buena relación con
Cristo, amistad con Cristo, tener un concepto personal de quién es Cristo, mi
tiempo que le dedico a Cristo. Mi relación con Cristo desde la Eucaristía. A
quienes más afecta el problema de la secularización es a los presbíteros. Es
como vivir de espalda a la dimensión trascendente. (cfr. Directorio para la
vida y el ministerio presbiteral, 2011).
Se corre el peligro de ser sacerdotes funcionarios.
El
Papa Francisco habla de la tentación de la mediocridad espiritual. No olvidemos
que el secreto de todo está en la oración, porque el ministerio y el
apostolado no son, en primer término, obra nuestra y no dependen sólo de los
medios humanos. Y ustedes dirán: si, es verdad,
pero los compromisos, las urgencias pastorales, los esfuerzos apostólicos, el
cansancio amenazan con no dejarnos tiempo ni energías suficientes para la
oración. La solución puede ser:
organizar tiempo, espacio y ambientes para la oración. Ser muy fieles a lo que
programemos.
El
Papa Francisco también habla de mundanidad espiritual. Es peligrosa porque
reduce la espiritualidad a una apariencia. Aparentamos ser personas de
Dios. Nos movemos con criterios mundanos. Esas formas pueden esconder mucho la
vanagloria. En lugar de la gloria de Dios se alaba al ser humano. No seamos
burócratas del espíritu. Vivir la misericordia como espacio Kerigmático. Vencer
la superficialidad, hay que estudiar y meditar la Palabra de Dios.
En la Arquidiócesis de Ibagué, se
habla de la Iglesia que soñamos, que llegue a una profunda espiritualidad, vida
de oración, donde se viva el llamado a la santidad, con la cantidad de medios
posibles.
San
Pablo tiene algunos rasgos en su espiritualidad: Su confianza en la
providencia. Abandonarse en las manos de Dios. El crecimiento lo da siempre
Dios. Somos colaboradores de Dios, eso somos nosotros (cfr. 1 Corintios 3,
6-8). Pablo afirma: No soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí. (Gálatas
2, 20). Configurarse con Cristo: Cabeza, pastor y sacerdotes. Pablo centra su
vida en el misterio de la Cruz y la resurrección de Cristo. Pablo se deja guiar
por el Espíritu de Cristo. Pablo tiene mucho amor por la Iglesia. Reconoce que
esa comunidad de fieles con todas sus diferencias, tensiones, es el Cuerpo de
Cristo. Pablo llama a la Iglesia, cuerpo de Cristo, esposa de Cristo.
Relación de san Pablo con sus comunidades. Sus
cartas apostólicas
“De los viajes misioneros y de su
predicación en diferentes ciudades surgen comunidades de creyentes que Pablo
sigue acompañando por medio de sus cartas o de enviados.” Para ser cristiano es muy importante la dimensión comunitaria. No
basta con predicar el Evangelio. La predicación se prolonga con la creación de
comunidades.
Pablo envió cartas a varias
comunidades. Grupo de personas que lograran vivir en comunión. Fuera de fundar comunidades, es importante
pensar en ¿Cómo sostener o asistir a esas comunidades? Pablo envía visitadores
y también cartas. También el apóstol va y se queda en algunas comunidades. Sostener comunidades implica la doctrina,
lo litúrgico, saber aconsejar con la diversidad de temperamentos y gustos
de cada persona. Sostener es un trabajo de todos los días. Pablo les dice:
¿Dónde quedó la madurez de ustedes? ¡Oh insensatos Gálatas! ¡Parecen niños, que
necesitan leche! Mientras no se forme comunidad, es muy difícil que la vida
cristiana progrese. Aprender a sobrellevar a los demás es parte de nuestro
proceso de conversión. Mucho más enfrentar nuestra cultura que es bastante
individualista.
Los hechos de los apóstoles nos
cuentan que Pablo permanece en medio de
las comunidades, compartiendo la vida de las personas. Cada comunidad es
única. Por ejemplo: “cuando estuve entre ustedes y necesité algo, no fui una
carga para nadie” (2 Corintios 11, 9). Pablo le gasta tiempo para estar con la
gente.
Si las comunidades son diferentes y
nuestra propuesta pastoral es la misma de siempre, algo está fallando, algo
está pasando. El mundo cambia permanentemente, los criterios avanzan, el modus
vivendi es diverso de acuerdo a las generaciones. Debemos adaptar nuestro lenguaje y técnicas para poder evangelizar.
Otra cosa importante, es que san Pablo adopta un estilo de vida sencillo “No
fui una carga para nadie”.
A san Pablo se le ocurre tener una paternidad espiritual con las
comunidades. Él se siente padre, responsable, como aquel que acompaña las
comunidades de fe. Por ejemplo: “Yo fui el padre que os engendró en Cristo” (1
Corintios 4, 15). También san Pablo
quiere las personas de las comunidades maduren.
Nos podemos preguntar: ¿’Qué tanto confiamos nosotros en los laicos? Debemos aprender a laborar más con los
laicos, somos no somos capaces de llegar a tantos lugares. Si es bueno ser
padre con las comunidades, pero hay que permitir que los hijos crezcan.
¿Cuál
es la clave para vivir la paternidad con las comunidades? La paternidad
tiene una dimensión testimonia: En el modo de vida de se hace creíble su
mensaje. También Pablo tiene una
paternidad orante. Él pide por las comunidades y que las comunidades oren por
él. En sus cartas pablo manifiesta autoridad doctrinal y moral, en medio de las
comunidades que él guía. Pablo goza de
una autoridad doctrinal y moral. El reto que tenemos hoy en día, es que
contamos con un laicado bien formado, informado y que sabe lo que dice.
San
Pablo es buen conocedor de lo que debe enseñar. Tiene humildad para
transmitir lo que recibió. “Yo les transmito lo que recibí del Señor mismo” (1
Corintios 11, 23). No es su Evangelio, es el Evangelio de Jesucristo. Conclusión:
debo transmitir de manera fiel lo que he recibido de formación. Pablo
también conoce a los miembros de sus comunidades, tiene amistades
apostólicas en medio de ellos. Eso quiere decir que Pablo conocía por su nombre
a los miembros de las comunidades. También tiene amistad con mucho de ellos.
Hay texto de san Pablo, en sus
cartas, que son muy fuertes como mensajes. Pero Pablo manifiesta valentía y libertad para corregir y exhortar a las
comunidades. Ser Pastor también es
tener valentía y libertad para guiar a las personas. Cuando no hacemos eso,
nuestro apostolado se vuelve muy frágil. El problema es más grave cuando he
perdido la autoridad moral. La rectitud
moral del sacerdote, es muy importante. Se pierde eso y se pierde la
credibilidad. Es un tema delicadísimo y complejo.
Para
tener autoridad necesitamos transparencia en la manera como administramos
los recursos de nuestras comunidades. Es
un tema delicado para nosotros. No se puede defraudar a las personas que viven
en un país tan contaminado moralmente. Al contrario, hay que apuntarle a la
transparencia en asuntos de administración parroquial. La
Iglesia debe ser un lugar prioritario de evangelización.
“Lo que el pueblo de Dios espera de
nosotros, “deseo que sean profecía de paz en las espirales de la violencia;
discípulos del amor dispuestos a curar las heridas de los pobres y de los que
sufren.” (Papa Francisco). Debemos
enseñar a nuestras comunidades a convivir de una manera pacífica. También el Papa habla de los sacerdotes trepadores
que hacen carrera. El escalador es un traídor, no es un servidor, busca su
propio beneficio. Es cierto que en la vida hay que progresar, pero no confundir
esto con trepar. Otro problema es el clericalismo. Tenemos el ambiente de
crítica y de ira contra los que nos rodean.
San
Pablo fue un apóstol consciente de la pobreza y la necesidad de las comunidades.
Por ejemplo (1 Corintios 16) Pablo realiza una colecta para la Iglesia de
Jerusalén. Pablo dice: Unos comen manjares y otros nada. (cfr. 1 Corintios 11).
Es importante tejer redes de solidaridad. Enseñar a nuestras comunidades a
tener un sentido común.
LECTIO DIVINA
Reflexionamos en torno a la Epístola de san
Pablo a los Colosenses (3, 8-17)
Pues bien,
ahora rechacen todo eso: enojo, arrebatos, malas intenciones, ofensas, y todas
las palabras malas que se pueden decir. 9. No se mientan unos a otros: ustedes
se despojaron del hombre viejo y de sus vicios, 10. y se revistieron del hombre
nuevo que no cesa de renovarse a la imagen de su Creador, hasta alcanzar el
perfecto conocimiento.
11. Ahí no
se hace distinción entre judío y griego, pueblo circuncidado y pueblo pagano;
ya no hay extranjero, bárbaro, esclavo u hombre libre, sino que Cristo es todo
en todos. 12. Pónganse, pues, el vestido que conviene a los elegidos de Dios,
sus santos muy queridos: la compasión tierna, la bondad, la humildad, la
mansedumbre, la paciencia. 13. Sopórtense y perdónense unos a otros si uno
tiene motivo de queja contra otro. Como el Señor los perdonó, a su vez hagan
ustedes lo mismo.
14. Por
encima de esta vestidura pondrán como cinturón el amor, para que el conjunto
sea perfecto. 15. Así la paz de Cristo reinará en sus corazones, pues para esto
fueron llamados y reunidos. Finalmente, sean agradecidos. 16. Que la palabra de
Cristo habite en ustedes y esté a sus anchas. Tengan sabiduría, para que se
puedan aconsejar unos a otros y se afirmen mutuamente con salmos, himnos y
alabanzas espontáneas. Que la gracia ponga en sus corazones un cántico a Dios, 17.
y todo lo que puedan decir o hacer, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando
gracias a Dios Padre por medio de él.
Criterios a tener en cuenta: Pablo
no había fundado comunidad cristiana en Colosas. Ubicada en el sur oriente del
Asia menor. Pablo escribe dicha carta cuando está en prisión. La carta es al
final del ministerio de Pablo. Años 57 y 62. Parece que es escrita muy cerca a
la carta a los Efesios. Pablo escribe
por las fuertes divisiones en la ciudad de Colosas. El problema es de una secta
con filosofía extrañas. Pablo los invita a reconocer la victoria de Cristo que
nos llamó a formar un cuerpo.
Preguntas para reflexionar
¿Qué frase llama la atención?
“Pónganse
el vestido que convierte a los elegidos de Dios: compasión, bondad, humildad,
mansedumbre, paciencia.”
“Tengan sabiduría para que se puedan
aconsejar unos a otros”.
“Todo lo que hagan, háganlo en
nombre del Señor Jesús”
¿Qué me dice el texto?
Con los
consejos de la sabiduría divina, podremos superar, tener paciencia, ayudar a
corregir, los comportamientos y manera de ser de los demás, sin llegar a una
controversia. Es necesario seguir lo que indique la Palabra de Dios y a
convivir según la paz que Dios indica.
¿A qué nos invita a nuestras
relaciones como presbíteros?
Evitar la crítica
destructiva. No crear distinciones entre las personas. Según san Pablo no
existen distinciones, todos somos uno, Cristo es todo en todos. Hay que
reconocer los carismas que tiene los demás. Coherencia entre lo que predicamos
y hacemos
Relación de Pablo con los demás apóstoles.
No fueron relaciones fáciles. Al
comienzo del libro de los Hechos de los Apóstoles se plantea el ideal de los
hijos de Israel, vivir en comunidad, hermanos entre todos, etc. Pablo al inicio no fue aceptado como
miembro del grupo de los doce. El mismo Pablo toma distancia. Dice el
apóstol: Tras la experiencia en el camino de Damasco Pablo se va a Arabia,
reino nabateo y solo años después sube a Jerusalén y se encuentra con Pedro y
Santiago (cfr. Gálatas 1, 18-19)
La
formación cristiana de Pablo no se da en Jerusalén. Aparece alguien que si
era reconocido por la Iglesia de Jerusalén y cree en Pablo, ese es Bernabé. Lo
lleva ante los apóstoles (cfr. Hechos 9, 26-28) Después lo lleva a Antioquia de
donde sale como su compañero de misión y de viaje. Al final Pablo se separa de Bernabé. La comprensión del Evangelio que tiene Pablo,
van a existir apóstoles que nunca lo van a superar.
En
materia de Iglesia siempre vamos a tener indiferencias, pero a pesar de eso
necesitamos formar la comunión. San Pablo tenía enemigos duros, peligrosos.
En la carta a los Gálatas el apóstol los llama a sus enemigos, los de Santiago.
Hay personas que empiezan una campaña para denigrarlo, decir que no era
apóstol, de dónde salió, no les gustaba la interpretación de la ley según san
Pablo. Otra cosa importante es que Pablo forma a otros apóstoles, por ejemplo:
Silas, Lucas Timoteo, tito, Prisca y Áquila.
Parte
de la solución a estos problemas, se pueden remediar con el primer Concilio de
la Iglesia, que fue en Jerusalén. (cfr. Hechos de los apóstoles, 15) Pablo
se vuelve a encontrar con Bernabé. La vía del diálogo es el camino a seguir. La
vía de no hablar a espaldas de los demás. El Concilio determina que no es
obligatorio para los no judíos, no comer cierto tipo de carnes.
El
punto es que nos podamos sentar en la misma mesa. No se trata de obligar a los
demás que piensen igual, sino poder reunirnos como hermanos. Existe un
texto en el que Pablo corrige a Pedro por su cambio de actitud ante los
gentiles. (cfr. Gálatas 2, 12-14). La
reacción de Pedro, es comer aparte de los demás. Esto puso de plano la no
comunión. Pablo siempre reconoció la primacía de la iglesia madre en Jerusalén.
Es normal que entre nosotros
sacerdotes existan divergencias de opinión, antipatías. Pero ¿cómo manejamos eso? Difamación, desacreditación, diálogo y búsqueda
de consenso. Hay que buscar el consenso,
la corrección fraterna, tener misericordia con los demás. Ahora pensemos en
un tema importante: La fraternidad sacerdotal. No es solamente camaradería,
saludo o abrazo. La auténtica
fraternidad se manifiesta cuando surgen diferencias, divergencias de
opinión, tensiones.
“La amistad comienza, cuando se han superado las diferencias”. Hay
que cultivar, vivir, madurar y profundizar en la amistad sacerdotal. Las
verdaderas amistades son ayuda, decisión en las dificultades. Un reto para vivir como comunidad de
sacerdotal, es la propuesta bíblica: “Que todos sean uno; como tú, oh Padre, en
mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mondo crea.
(Juan 17, 21)
El Papa Francisco contesta a la
pregunta, ¿Qué hace con la soledad sacerdotal? La respuesta es: La proximidad
entre ustedes. El ministerio es ofrecer cercanía y consolación. Y para ser hermanos
es obligatorio construir la hermandad entre ustedes.
NOTA: Damos
gracias a Dios por permitirnos a los sacerdotes en Ibagué, gozar de la Palabra
de Dios, poder tener tiempo totalmente para Dios. Gracias por el excelente
predicador y sacerdote que nos regaló Dios en este año 2024. Año de la oración.
Año de Jesucristo.