Evangelio
para el domingo 12 de enero 2020. « En aquel tiempo, fue Jesús de Galilea al
Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara. Pero Juan intentaba
disuadirlo, diciéndole: -«Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú
acudes a mí?» Jesús le contestó: -«Déjalo ahora. Está bien que cumplamos así
todo lo que Dios quiere.» °°° Mateo 3, 13-17. La Sagrada Escritura presenta el
bautismo, como un sacramento de consagración a la vida de Dios, de
transformación y purificación del ser humano, de adquisición de virtudes que
nos van a dar la mano en la vida y nos van a capacitar para enfrentarnos al
mundo hostil. Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.
San Juan
Bautista se preocupó por preparar y disponer el espíritu de la comunidad
creyente para recibir a Cristo, el Mesías, el Cordero de Dios que quita el
pecado del mundo. Utilizó el agua como
elemento natural y purificador, para con este signo enseñarle a la humanidad
que es necesario estar limpio para entender el misterio de Dios. El Hijo de
Dios, bautiza con agua y con el Espíritu Santo.
El bautismo es el sacramento por el cual Dios nos acepta como hijos suyos,
para amarnos y cuidarnos como Padre amoroso hasta llevarnos al cielo. Nuestra
Iglesia Católica enseña que: Los sacramentos están ordenados para la
santificación de las personas, a la edificación del cuerpo de Cristo, a dar
culto a Dios. Suponen la fe, la
alimentan, la robustecen y la expresan por medio de palabras y acciones; por
esta razón se llaman sacramentos. (cf. Sacrosanctum Concilium 59). El bautismo es un sacramento de la fe. Nos
convierte en discípulos del Maestro de Nazareth. Nos bautizan en el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. (cf. Mateo 28, 17-19). Ser bautizado es
contar con la Gracia de Dios. Creados a imagen y semejanza de Dios,
participamos de la vida de Dios cuando recibimos el bautismo. El bautizado
configura su vida con la de Cristo, a través de la gracia sacramental, y más
concretamente, en la unción con el Crisma, participa en el sacerdocio real de
Cristo. (cf. Gálatas 3, 26-29).
Todos
los bautizados formamos parte de la familia de Dios que es la Iglesia. (cf. 1
Corintios 12, 13). Aprendemos a vivir como bautizados: Con un inmenso amor a Dios,
con un respeto sagrado por lo que somos y hemos recibido, con una prudencia
diligente en la relación con el mundo. Todo bautizado debe ser ejemplo para las
demás personas. El Papa Francisco enseña que “el Bautismo es el fundamento de
toda la vida cristiana. (cf. Catecismo 1213). Es el primero de los sacramentos,
ya que es la puerta que permite a Cristo el Señor tomar morada en nuestra persona y a nosotros
sumergirnos en su Misterio.” Cuida tu
salud: Quien es bautizado no es indiferente a su Iglesia.