Evangelio para el domingo 11 de abril 2021. Quien tenga una fe limpia, se entenderá con Dios. “Estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.” (Juan 20, 19-31). Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.
La resurrección impacta fuertemente
en la mente, en el corazón, en la vida social, en el futuro de la historia.
Crea espacios que nos enriquecen tanto, que fortifican a tantas familias
creyentes. La resurrección trae consigo los dones y las Gracias de Dios para la
nueva vida del mundo: Aparece la paz como un Gracia de Dios y responsabilidad
nuestra de cultivarla Dice el libro sagrado: “Paz a vosotros”. Se inicia una
misión: hombres y mujeres somos enviados a proclamar ese mensaje de
reconciliación y unidad, en nombre del resucitado. Así quedó escrito en la
Sagrada Escritura: “Así como el Padre me ha enviado, así os envío yo”. El
Espíritu Santo cumple la misión de darnos la sabiduría y la fortaleza para
continuar la obra que Cristo dejó. Advierte el Nazareno según la Biblia: “Dicho
esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: recibid el Espíritu Santo”. El poder de perdonar pecados viene del
resucitado. Los pecados se perdonan en nombre de Cristo, es pura bondad y
misericordia de Dios.
Nos cuesta mucho aprender a caminar
de la mano de Aquel que superó la muerte, superó el pecado, superó el tiempo y
nos dio vida nueva manifestándose como el que está vivo; se supone que la tumba
está vacía. El resucitado da la gran sorpresa a la humanidad, nadie esperaba
verlo de nuevo, nadie esperaba poder compartir con Él, nadie esperaba que se
presentara como el Señor de los vivos y el Señor de los muertos.
El gran secreto está en creer. Nadie
puede afirmar que exista enemistad entre la fe y la razón. El hijo de Dios
invita a Tomás, apóstol, para que sea una persona creyente. La fe que es de
orden divino, se une a la manera de razonar del hombre y las dos lo llevan al
conocimiento pleno de la verdad. San Agustín de Hipona advertía: “Crede Ut
Intellegas” Tendrás que creer para que puedas entender. El Papa Francisco
enseña que: Las llagas de Jesús son un escándalo para la fe, pero son también
la comprobación de la fe. Cuida tu salud: La resurrección de Cristo, define la predicación de la Iglesia Católica.