Evangelio para el domingo 2 de Mayo 2021. Sin Dios, nada podemos hacer. “Dijo Jesús a sus discípulos: - «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Ustedes ya están limpios por las palabras que os he hablado; permanezcan en mí, y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid; así tampoco ustedes, si no permanecen en mí.” (Juan 15, 1-8). Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.
Con la alegoría de la Vid,
Jesucristo enseña una verdad fundamental: ¿Cuál es nuestra relación con Él? no
es simplemente la de Maestro a discípulo, ni la de un líder con sus seguidores,
ni la de un superior con sus subordinados; la relación nuestra con Jesús es
vital, como la del sarmiento con la vid. Ambos comparten la misma vida. Lo que más
nos une profundamente al Maestro es la Gracia que él mismo nos transmite a
través del Espíritu Santo. Sin Él nada, podemos hacer. Todo depende de la
Gracia, del mismo Espíritu. Precisamente es lo que el Hijo de Dios prometió a
todos aquellos que pretendan seguirlo y continuar su obra: “El que tenga sed,
que venga a mí, y que beba. El que cree en mí. Lo dice la Escritura: De él
saldrán ríos de agua viva.» (Juan 7, 37-38).
Una verdad indiscutible: Ningún ser
humano ha sido creado para agotar su existencia en la tierra. Nuestra misión es
estar unidos a Dios para dar fruto abundante y que el fruto permanezca. La dificultad aparece cuando el resultado o
los frutos no son los que Dios esperaba de cada uno de nosotros: Dice el texto
sagrado: "¿Qué más se puede hacer ya a mi viña, que no se lo haya hecho
yo? Yo esperaba que diese uvas. ¿Por qué ha dado agraces?" (Isaías 5, 4).
Cuánto nos cuesta, dejarnos corregir por la misma palabra del Señor: Él mismo
lo advierte: “Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se
seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden”. La misión se debilita cuando la persona deja
de estar unida a Dios. Sin Dios no se puede hacer nada. (Juan 15, 5).
El
Papa emérito Benedicto XVI enseña que: la vida cristiana es misterio de
comunión con Jesús. Y El secreto de la
fecundidad espiritual es la unión con Dios, unión que se realiza sobre todo en
la Eucaristía. (Ángelus 14 de mayo 2006).
La Gracia es una participación en la vida de Dios. Así la propone el
Catecismo de la Iglesia Católica. La gracia de Cristo es el don gratuito que
Dios nos hace de su vida infundida por el Espíritu Santo en nuestra alma para
curarla del pecado y santificarla.” (Numeral 1999). Cuida tu salud: Quien logre permanecer unido
a Cristo, siempre será una nueva creación.