12 de diciembre 2021. ¿Qué debemos hacer? Ángelus Regina Coeli, Papa Francisco. Plaza de San Pedro. Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! El Evangelio de la Liturgia de hoy, tercer domingo de Adviento, nos presenta varios grupos de personas -la multitud, los publicanos y los soldados- que se conmueven con la predicación de Juan Bautista y le preguntan: "¿Qué debemos hacer? (Lucas 3,10). ¿Qué debemos hacer? Esta es la pregunta que hacen. Detengámonos un momento en esta cuestión.
No parte de un sentido del deber. Más bien, es el corazón
tocado por el Señor, es el entusiasmo por su venida lo que lleva a decir: ¿Qué debemos hacer? Entonces Juan dice: "El Señor está cerca. ¿Qué debemos
hacer?" Pongamos un ejemplo: creemos que un ser querido viene a
visitarnos. Lo esperamos con alegría, incluso con impaciencia. Para recibirlo
como es debido, limpiaremos la casa, prepararemos la mejor comida posible, quizás
un regalo... En definitiva, nos pondremos manos a la obra. Así es con el Señor,
la alegría de su venida nos hace decir: ¿Qué debemos hacer? Pero Dios eleva
esta cuestión a un nivel superior: ¿Qué hacer con mi vida? ¿A qué estoy
llamado? ¿Qué es lo que me llena?
Al plantearnos esta pregunta, el Evangelio nos recuerda algo
importante: la vida tiene una tarea para nosotros. La vida no es algo sin sentido, no se deja al azar. ¡No! Es un
regalo que el Señor nos da, diciéndonos: ¡descubre quién eres, y trabaja para
realizar el sueño que es tu vida! Cada uno de nosotros -no lo olvidemos- es una
misión a cumplir. Así que no tengamos miedo de preguntar al Señor: ¿Qué debo
hacer? Repitamos con frecuencia esta pregunta a Él. También aparece en la
Biblia: en los Hechos de los Apóstoles, algunas personas, al escuchar a Pedro
anunciar la resurrección de Jesús, "sintieron que se les atravesaba el
corazón y dijeron a Pedro y a los demás apóstoles: “¿Qué debemos hacer?”
(2,37).
Preguntémonos también: ¿Qué es bueno hacer para mí y para
los hermanos? ¿Cómo puedo contribuir a ello? ¿Cómo puedo contribuir al bien de
la Iglesia, al bien de la sociedad? Para eso es el tiempo de Adviento: para
detenernos y preguntarnos cómo preparar la Navidad. Estamos ocupados con tantos
preparativos, regalos y cosas que pasan, ¡pero preguntémonos qué hacer por
Jesús y por los demás! ¿Qué debemos hacer?
A la pregunta "¿qué debemos hacer?", en el
Evangelio le siguen las respuestas de Juan Bautista, que son diferentes para
cada grupo. En efecto, Juan recomienda a los que tienen dos túnicas que las
compartan con los que no tienen ninguna; a los publicanos, que cobran
impuestos, les dice: “No exijan más de lo estipulado” (Lucas 3,13); y a los
soldados: "No maltraten ni extorsionen a nadie" (v. 14). A cada uno
dirige una palabra específica, relativa a la situación real de su vida. Esto
nos ofrece una valiosa enseñanza: la fe
se encarna en la vida concreta. No es una teoría abstracta. La fe no es una
teoría abstracta, una teoría generalizada, ¡no! -, la fe toca la carne y
transforma la vida de cada uno. Pensemos en la concreción de nuestra fe. Yo, mi
fe: ¿es una cosa abstracta o es concreta? ¿La llevo adelante en el servicio a
los demás, en la ayuda?
Y entonces, en conclusión, preguntémonos: ¿Qué puedo hacer
concretamente? En estos días previos a la Navidad.
¿Cómo puedo hacer mi parte? Hagamos un compromiso concreto,
aunque sea pequeño, que se ajuste a nuestra situación de vida, y llevémoslo
adelante para prepararnos en esta Navidad. Por ejemplo: puedo llamar por
teléfono a esa persona que está sola, visitar a aquel anciano o aquel enfermo,
hacer algo para servir a los pobres, a los necesitados. Más aún: quizás tenga
un perdón que pedir, un perdón que dar, una situación que aclarar, una deuda
que saldar. Quizás he descuidado la oración y después de mucho tiempo es hora
de acercarse al perdón del Señor. Hermanos y hermanas ¡busquemos una cosa
concreta y hagámosla! Que la Virgen, en cuyo seno Dios se hizo carne, nos
ayude. Fuente e imagen de: Vatican. Va