Evangelio para el Martes Santo, 30 de marzo 2021. Al mal no se le concede la Palabra. °°° “Durante la última cena, Jesús se conmovió profundamente y afirmó: «En verdad, en verdad les digo que uno de ustedes me entregará.» Los discípulos se miraban unos a otros, sin saber de quién hablaba. Uno de sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba a la mesa al lado de Jesús. Simón Pedro le hace una seña y le dice: «Pregúntale de quién está hablando.» Él, recostándose sobre el pecho de Jesús, le dice: «Señor, ¿Quién es?» Le responde Jesús: «Es aquel a quien dé el bocado que voy a mojar.» °°° (Juan 13, 21-33.36-38). Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.
Cuando se
trata de cumplir con una misión. Cada persona debe estar preparada para vivir
los acontecimientos en favor o en contra de dicha misión. No siempre se puede
confiar en las personas. No todas las personas están de acuerdo con nuestra
manera de ser. Hay personas que utilizan a otras personas, en aras de una
misión evangelizadora. Existen personas que se disfrazan muy bien en su
hipocresía, creando el ambiente de una bondad y una santidad de vida
aparentada. El Salvador del mundo, se
anticipa a lo que pueda suceder, con sus discípulos. Su pregunta es franca y
abierta: “Uno de ustedes me va a traicionar”. (Juan 13, 21).
Si se
trata de salvar la misión, inevitablemente hay que enfrentar al enemigo de la
misión, y ese enemigo, se llama: Judas. Detrás de ese nombre está la mentira,
hipocresía, falsedad, persecución, odio, venganza, etc. Esperar el golpe final,
sería un golpe demasiado fuerte para el espíritu de cada persona como para la
misma misión. Jesucristo enseña el camino correcto y más directo para no fallar
en la misión. “Es aquel a quien dé el bocado que voy a mojar”. (Juan 13, 26). El
mal se enfrenta con el bien, el mal se enfrenta con la verdad, al mal, no se le
da la palabra.
El
Cenáculo nos recuerda la comunión, la fraternidad, la armonía, la paz entre
nosotros. De igual manera, el Cenáculo, recuerda también la mezquindad, la
curiosidad –“¿quién es el traidor?”–, la traición. Y cualquiera de nosotros, y
no sólo siempre los demás, puede encarnar estas actitudes, cuando miramos con
suficiencia al hermano, lo juzgamos; cuando traicionamos a Jesús con nuestros
pecados. Así lo enseñó el Papa Francisco (Homilía 26 de mayo 2014). Cuida tu salud: La experiencia del fracaso nos
permite reconocer que sin la ayuda de Dios, nada podemos hacer.