18 de marzo de 2021

EN LA CRUZ ESTÁ EL TÍTULO DE LA GLORIA.


Evangelio para el domingo 21 de marzo 2021
. En la Cruz está el título de la gloria
. °°° “Jesús les contestó: Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del Hombre. Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama así mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna.” °°°
  (Juan 12, 20-33).  Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.
            El Hijo de José y María anuncia su glorificación por la muerte. Jesús no quiere atraer las multitudes porque hace milagros. Jesucristo no es el modelo de persona que le guste impactar a los demás. Él no maneja un márquetin, su carta de presentación es el madero de la Cruz.  Él no se deja seducir por la gloria fácil que puede obtener de los hombres. Él quiere que nosotros volvamos los ojos hacia la Cruz, porque allí está su máximo título de gloria.  Jesús es un Dios crucificado. Su misión es provocar que todos aquellos que creen en Él tengan una pista para su propia salvación. Así lo advierte el libro sagrado: “Yo cuando sea levantado de la tierra atraeré a todos hacia mí”. (Juan 12,32).     
 
            Un gran líder se mueve permanentemente en los espacios de la fama, la gloria, los homenajes. Nuestro gran Señor no lo pensó así, el efecto tendría que venir después: por ejemplo, “mirarán al que traspasaron” (Juan 19,37) La muerte del Maestro eterno fue tan impactante que alguien se atrevió a decir: “verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (Marcos 15,39).  «No hay cruz en la vida humana que el Señor no comparta con nosotros», así lo expresó el Papa Francisco contando la famosa historia de la Iglesia Romana hablando del apóstol Pedro, saliendo de la ciudad para escapar de la persecución de Nerón, vio que Jesús caminaba en dirección contraria y enseguida le preguntó: ¿QUO VADIS? “Señor, ¿adónde vas?”. La respuesta de Jesús fue: “Voy a Roma para ser crucificado de nuevo”. En aquel momento, Pedro comprendió que tenía que seguir al Señor con valentía, hasta el final. La Cruz se convierte en el estandarte del auténtico y perfecto discípulo del Maestro.
 
            La cruz, en efecto, no es el abandono o el silencio de Dios, ni la maldición, ni el escándalo, ni la condena. La cruz cuesta, sí, y cuesta mucho. Pero la cruz fue y sigue siendo el camino, el modo elegido por Dios para salvarnos. ¿Por qué? Porque el amor se aquilata, se demuestra y se confirma en el amor. Porque solo el amor es más fuerte que la muerte. (Papa Francisco, Via Crucis, Copacabana, Brasil, 2013).  Cuida tu salud: Dios no calla en la cruz. Dios llora en la tierra cuando esta se abre.