Evangelio para el domingo 27 de junio 2021 Jesucristo enfrenta la muerte y la enfermedad. “Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar. Llega uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle, cae a sus pies, y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva.» Y se fue con él.” Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.
La Santa Biblia nos pone a pensar en
el poder de Jesucristo ante una enfermedad y ante la misma muerte. En
consonancia con el hermeneuta bíblico se puede entrar a pensar que no basta con pedir la sanación, e incluso no
es necesario hablar de sanación cuando se sostiene una buena relación con Dios;
cuando se hace el mayor esfuerzo por cumplir su voluntad, por creerle a
Él. Encontrarse con Jesús de una manera
tan humana, es lo que provoca la acción del poder de Cristo, que no abarca sólo
el espíritu sino toda la persona en su complejidad. El Maestro le responde a la mujer hemorroísa
del Evangelio: “Tu fe, te ha sanado”.
Quienes creemos en Dios y hemos ido
con el tiempo aprendiendo a hacer su voluntad, a dejarlo que Él actué,
aprendemos una buena lección: “Jesús tiene poder sobre la vida humana. Su poder
no es autoritario, no es temeroso, no es dependiente. Lo demuestra con la
resurrección de la hija de Jairo, según el Evangelio. Permite que comprendamos
el sentido de la vida y de la muerte: Le dice a la familia: “La niña está
dormida”. Es una continuidad de la vida misma que nos ha dado Dios, la muerte
se convierte para Dios en plenitud de la vida, la resurrección es alcanzar la
gloria de la vida de Dios en nosotros.”
Qué bueno entender la vida como un
valor supremo y poder darle ese mismo sentido al encuentro con la vida de los
demás. Cada vez que encontremos a alguien, que dicha sería poder compartirle
nuestra vida. Poder decirle qué maravillosa es la vida, qué maravilloso es
contar con la salud, qué dicha para los que aprendan a seguir a Jesucristo como
el Maestro de la vida. La sanación que ofrece Dios va en consonancia perfecta
con la fe da cada persona. El Papa emérito Benedicto XVI recomienda siempre
pedirle a Dios el don de la vida, la salud, y el bienestar personal, pero no
como una realización inmediata, sino encomendándose a la voluntad del Padre
celestial y al designio de su amor. (Audiencia 14 diciembre 2011) Cuida tu salud: Nuestra fe hace la voluntad
de Dios y tiene su confianza solo en Él.