22 de agosto 2021. La encarnación de Dios es lo que causa escándalo. Ángelus Regina Coeli, Papa Francisco. Plaza de san Pedro. Vigésimo primer domingo tiempo ordinario, ciclo B. Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!. El Evangelio de la liturgia de hoy (Juan 6, 60-69) nos muestra la reacción de la multitud y de los discípulos al discurso de Jesús después del milagro de los panes. Jesús nos ha invitado a interpretar ese signo y a creer en Él, que es el verdadero pan bajado del cielo, el pan de vida; y ha revelado que el pan que Él dará es su carne y su sangre. Estas palabras suenan duras e incomprensibles a los oídos de la gente, tanto que, a partir de ese momento –dice el Evangelio–, muchos discípulos se vuelven atrás, es decir, dejan de seguir al Maestro (vv. 60.66). Jesús preguntó entonces a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?». (v. 67), y Pedro, en nombre de todo el grupo, confirma la decisión de estar con Él: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios» (Juan 6,68-69). Y es una hermosa confesión de fe.
22 de agosto de 2021
LA ENCARNACIÓN DE DIOS ES LO QUE CAUSA ESCÁNDALO.
22 de agosto 2021. La encarnación de Dios es lo que causa escándalo. Ángelus Regina Coeli, Papa Francisco. Plaza de san Pedro. Vigésimo primer domingo tiempo ordinario, ciclo B. Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!. El Evangelio de la liturgia de hoy (Juan 6, 60-69) nos muestra la reacción de la multitud y de los discípulos al discurso de Jesús después del milagro de los panes. Jesús nos ha invitado a interpretar ese signo y a creer en Él, que es el verdadero pan bajado del cielo, el pan de vida; y ha revelado que el pan que Él dará es su carne y su sangre. Estas palabras suenan duras e incomprensibles a los oídos de la gente, tanto que, a partir de ese momento –dice el Evangelio–, muchos discípulos se vuelven atrás, es decir, dejan de seguir al Maestro (vv. 60.66). Jesús preguntó entonces a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?». (v. 67), y Pedro, en nombre de todo el grupo, confirma la decisión de estar con Él: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios» (Juan 6,68-69). Y es una hermosa confesión de fe.