Evangelio para el sábado 28 de agosto 2021 El talentoso administra sus virtudes con sabiduría. °°° “Dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos.” °°° (Mateo 25, 14-30). Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.
Los talentos no son un derecho. Son
un regalo del amor de Dios. Generalmente un regalo se recibe para usarlo,
ponerlo en acción, compartirlo. No lo recibo para guardarlo sin destapar y
mantenerlo ajeno a mi vida. Así lo entiende y lo explica el Papa Francisco.
(Ángelus 8 noviembre 2015). Los talentos
son las cualidades que Dios nos ha dado a cada uno. Los talentos funcionan
según la conciencia y las posibilidades de cada persona: Hay personas que
tienen gran influencia sobre los demás, otras son muy serviciales, otras, son
capaces de entregarse con heroísmo al cuidado de personas enfermas, los hay con
una profesión, con un trabajo, con una responsabilidad concreta.
El capítulo 25 del Evangelio según
san Mateo contiene tres grandes parábolas: La parábola de las vírgenes (25, 1-13),
la parábola de los talentos (25, 14-30) y la parábola del juicio final (25,
31-46). El conjunto de dichas parábolas son la respuesta al quehacer de un
creyente, de un discípulo, de un consagrado, a lo largo de su vida terrenal,
mientras espera la venida del Salvador del mundo. Con la parábola de los
talentos, aprendemos una excelente lección: Todo es Gracia de Dios, todo viene
de Dios, todo lo debemos a Dios, somos creaturas de Dios, no estamos por encima
de Dios. Decía el excelente biblista: “nuestra vida se hace plenamente tal en
la comunión con aquel de quien proviene todo lo que somos y tenemos. Todo lo
que somos y tenemos lo hemos recibido. No nos dimos la vida ni tampoco nos
daremos el destino final: todo es gracia. Incluso nuestras capacidades vienen
de Él y es en el uso de ellas que nos jugaremos la realización plena de nuestra
vida, una plenitud sobre la que Dios tiene la última palabra.” (Padre, Fidel
Oñoro, cjm. Magister en teología bíblica; Magister en ciencias bíblicas).
El discípulo, el creyente, quien
toma conciencia de los talentos, de las virtudes, de las cualidades que Dios ha
depositado en su vida, debe aceptar las siguientes lecciones que le da la vida:
“En cuanto “siervos”, los discípulos de Jesús no son personas independientes,
que todo lo determinan únicamente según su libre arbitrio, por el contrario:
están obligados a rendir cuentas.” “Los discípulos de Jesús tienen conciencia
de que todo lo que tienen es un bien que le ha sido dado. Lo recibido es un
encargo, una responsabilidad”. “Los discípulos “buenos y fieles” son aquellos
que sacan adelante lo recibido en el sentido querido por Jesús.” “De lo que
cada discípulo “haga” depende la realización de su vida, el logro de la
plenitud de su existencia que es la comunión total y definitiva con su Señor”.
“Pueden darse dos tipos de discípulo. El comportamiento y el destino de los
servidores “buenos y fieles”, ilustran al discípulo ideal, el que sabe
gestionar su vida. Por otra parte, el comportamiento y el destino del servidor
“malo y perezoso” se convierte en una advertencia: por ser así su vida termina
en la ruina total.” (P. Fidel Oñoro, cjm.
Hoy podemos recordar a un hombre
talentoso, brillante, inteligente, agudo en sus pensamientos. Un hombre que
supo administrar y dar fruto con los talentos que Dios le encomendó. San
Agustín de Hipona. Obispo y doctor de la Iglesia Católica. Nacido en Tagaste
(África) año 354. Inicia su proceso de conversión en Milán, año 387. Llega a la
plenitud del sacerdocio en Hipona, es consagrado obispo, año 395. Descansa en
la paz del creador, año 430. Se distinguió por la búsqueda de Dios, por el
servicio a la Iglesia, por su talento en interpretar la Palabra de Dios. El
pensador más relevante de los primeros siglos del cristianismo. Hombre de tres
grandes obras: Las confesiones, la ciudad de Dios, Reconsideraciones.
Un consagrado y apasionado por la
verdad. Decía el santo: “Existirá la verdad, aunque el mundo perezca”. El santo
brillante y agudo en sus frases cortas, célebres, plenas de contenido, por
ejemplo: “Ama y haz lo que quieras: Si callas, callarás con amor, si gritas,
gritarás con amor, si corriges, corregirás con amor, si perdonas, perdonarás
con amor.” “Dios no manda cosas
imposibles, sino que, al mandar lo que manda, te invita a hacer lo que puedas y
pedir lo que no puedas y te ayuda para que puedas.“ “La medida del amor es amar
sin medida.” “Reza como si todo dependiera de Dios, trabaja como si todo
dependiera de ti.” “Lo correcto es correcto, aunque nadie lo haga, lo incorrecto
es incorrecto, incluso si todos lo hacen.”
Cuida tu salud: Una persona
talentosa, tiene claro: lo que sabe, lo que tiene y lo que hace.