22 de agosto 2018. El mandamiento “No pronunciarás el nombre
de Dios en vano” centró la catequesis del Papa Francisco de la Audiencia
General de este miércoles, en la que el Pontífice pidió llevar una vida
coherente para que el anuncio de la Iglesia sea mejor escuchado. En la
catequesis, aseguró que “si se multiplican los cristianos que se hacen cargo
del nombre de Dios sin falsedad, el anuncio de la Iglesia será escuchado mejor
y resultará más creíble”.
“Si nuestra vida concreta manifiesta el nombre de
Dios se verá qué hermoso es el Bautismo y qué grande es el don de la
Eucaristía”, añadió.
El Santo Padre expresó que “de la cruz de Cristo en adelante
ninguno puede despreciarse a sí mismo y pensar mal de su propia existencia” “a
pesar de cualquier cosa que haya hecho”, “porque el nombre de cada uno de
nosotros está sobre los hombros de Cristo. Vale la pena tomar en nosotros el
nombre de Dios porque Él se ha hecho cargo de nuestro nombre hasta el fondo,
también del mal que hay en nosotros, para poner en nuestro corazón su amor”. “Justamente
leemos esta Palabra como la invitación a no ofender el nombre de Dios y evitar
usarlo de forma inoportuna. Este claro significado nos prepara para profundizar
más sobre estas preciosas palabras”, dijo el Papa.
Francisco dijo que “en la Biblia, el nombre es la verdad
íntima de las cosas y sobre todo de las personas”. “El nombre representa a
menudo la misión”, dijo para poner de ejemplo a continuación a Abraham o a
Simón Pedro en los Evangelios, quienes reciben un nombre nuevo para indicar el
cambio de la dirección de su vida”. “Conocer verdaderamente el nombre de Dios
lleva a la transformación de la propia vida”, indicó.
El Papa también dijo que “el nombre de Dios, en los ritos
hebreos, viene proclamado solemnemente en el Dios del Gran Perdón y el pueblo
viene perdonado porque por medio del nombre se entra en contacto con la vida
misma de Dios que es misericordia”. “Tomar sobre uno el nombre de Dios quiere
decir asumir en nosotros su realidad, entrar en una relación fuerte, estrecha
con Él. Para nosotros los cristianos, este mandamiento es el reclamo a
recordarnos de que somos bautizados ‘en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo’, como afirmamos cada vez que hacemos en nosotros mismos el
signo de la cruz, para vivir nuestras acciones cotidianas en comunión sentida y
real con Dios, es decir, en su amor”.
Pero el Papa advirtió de que “se puede vivir un relación
falsa con Dios” y “esta Palabra del Decálogo es la invitación a una relación
con Dios sin hipocresías, a una relación en la cual nos confiamos a Dios con
todo aquello que somos”. “En el fondo –continuó–, hasta el día en el que no
arriesgamos la existencia con el Señor tocando con la mano que en Él se
encuentra la vida, hacemos solo teorías”.
“Esto es el cristianismo que toca los corazones. ¿Por qué
los santos son capaces de tocar el corazón?”, se preguntó. “Porque en los
santos vemos aquello que nuestro corazón desea profundamente: autenticidad,
relaciones verdaderas, radicalidad”, y esto se observa también en esos ‘santos
de la puerta de al lado que son, por ejemplo, los padres que dan a los hijos
ejemplo de una vida coherente, simple, honesta y generosa”. Fuente: Aciprensa.
Redacción.