12 de agosto 2018. Antes de rezar el Ángelus Regina Coeli, el
Papa Francisco afirmó que “para no contristar al Espíritu Santo, es necesario
vivir coherente con las promesas del Bautismo, renovadas en la Confirmación:
estas promesas tienen dos aspectos: renuncia al mal y adhesión al bien”. “Renunciar
al mal significa decir ‘no’ a las tentaciones, al pecado, a satanás. Más
concretamente significa decir ‘no’ a una cultura de la muerte que se manifiesta
en la fuga de lo real hacia una felicidad falsa que se expresa en la mentira,
en el engaño, en la injusticia, en el desprecio del otro”.
Los exhortó “a ser protagonistas del bien” y a no sentirse a
gusto “cuando no hacéis el mal”, porque “cada uno es culpable del bien que
podría hacer y no ha hecho”. “No basta no odiar, es necesario perdonar; no
basta no tener rencor, es necesario rezar por los enemigos; no es suficiente
con no ser causa de división, sino que es necesario llevar la paz donde no
existe; no basta con no hablar mal de los demás, sino que es necesario interrumpir
cuando escuchamos hablar mal de alguno”. “Si no nos oponemos al mal, lo
alimentamos de modo silencioso. Es necesario intervenir donde el mal se difunde
porque el mal se difunde donde faltan cristianos audaces que se opongan a él
con el bien”. Fuente: Aciprensa. Álvaro de Juana.