Evangelio para el domingo 19 de
agosto 2018. °°° « Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera
bebida. El que come mi carne y bebe mi
sangre habita en mí y yo en él. El Padre
que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre”. °°° Juan 6, 51-58. Nuestra Iglesia ha ido teniendo la
experiencia de una buena significación de medios y expresiones que se han ido
dando y concluyendo a favor del anuncio del Evangelio y de la organización de
comunidades con la impronta de Cristo resucitado.
El centro siempre es la
Eucaristía, el centro debe ser la Eucaristía, el lugar de la Eucaristía no
puede ser cambiado por el hombre. La Eucaristía es fuente y culmen de la vida
cristiana y eclesial, tal como lo enseñó el catecismo de la Iglesia Católica,
(numeral 1324). El hijo de Dios siempre ha tenido toda la razón: “En verdad, en
verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su
sangre, no tenéis vida en vosotros.” Hay que empezar por convertirse y aceptar
definitivamente la presencia de Jesús en nuestro mundo, para entrar en la
dimensión de su cuerpo y de su sangre. El que no come, el que no acepta, el que
no escucha la Palabra del Señor, nunca va a entender en qué consiste la vida
eterna.
Ahora, “Son varios los caminos
por los que podemos acercarnos al Señor Jesús y así vivir una existencia
realmente cristiana, es decir, según la medida de Cristo mismo, de tal manera
que sea Él mismo quien viva en nosotros.” Así lo entendió y lo vivió el apóstol
san Pablo. (cf. Gálatas 2, 20). El mismo apóstol da la orientación correcta
para la vida de los nuevos bautizados en Cristo: “Fíjense, cómo se comportan
ustedes, que sean como sabios, no como insensatos” (Efesios 5,15). Así pues, si
la Eucaristía es el centro de la vida de toda la Iglesia. De la misma manera
debemos comprender que en la Eucaristía se contiene todo el bien espiritual de
la Iglesia, Cristo en persona, nuestra pascua y pan vivo. (cf. Papa, Pablo VI,
instrucción, Eucharisticum Mysterium. 6). La Sagrada Biblia enseña la verdadera
sabiduría: el sabio entiende que la voluntad de Dios sobre nosotros es darle la
palabra al Espíritu Santo. Jesucristo es el Pan de vida, eso nadie lo puede
negar. Comulgar es encarnar el sentido de la muerte y resurrección de Cristo,
es el acto salvífico por excelencia. Cuida tu salud: La verdadera sabiduría,
está en practicar la virtud. Padre,
Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.