10 de agosto de 2018

LA COMUNIÓN CON DIOS, SÓLO ES POSIBLE A TRAVÉS DE JESÚS.


Evangelio para el domingo 12 de agosto 2018. °°° « Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: éste es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre”. °°° Juan 6, 41-51. La auto-revelación de Jesús inquieta y enfurece al mundo no creyente: El Maestro advierte:
“No critiquéis, nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió”. La manera como se pueda saber, qué es lo hay dentro de alguien, es que ese alguien  exprese lo que él es: “Yo soy el Pan de vida.” En la persona de Cristo Jesús, hay algo dentro que no logran descubrir los judíos, hay algo que fascina, que llama la atención, que mueve el corazón, que invita a pensar, que permite descubrir algo más elevado de lo que somos nosotros mismos: “El que coma de ese Pan vivirá para siempre.”  Ese algo es Dios.

En Jesús se cumplen las dos realidades: de ser hombre y de ser Dios. De ser hombre, comparte la realidad de lo que somos los hombres y las mujeres, comparte el dolor, entiende el sufrimiento, recoge los deseos de una comunidad, lee los pensamientos de los demás por sus expresiones: “vuestros padres comieron el maná y murieron”. Entra en la realidad de cada cual, propone un estilo de vida como medio de superación para que pueda entrar la parte divina en nosotros. De ser Dios, presenta un Reino que no es de este mundo, “yo lo resucitaré en el último día “. Perdona pecados, sana enfermos, resucita muertos, convierte el agua en vino. San Pablo, apóstol de los gentiles, plantea y exhorta una lección práctica para quienes acepten a Cristo y deseen reproducir el modelo divino en sus vidas: “Sean benignos y compasivos unos con otros, perdónense mutuamente” (cf. Efesios 4,32). El Santo Padre Francisco acierta en su reflexión eucarística, proponiendo distinguir entre las ofertas del mundo y la oferta del Hijo de Dios: “Si miramos a nuestro alrededor, nos damos cuenta de que existen muchas ofertas de alimento que no vienen del Señor y que aparentemente satisfacen más. Algunos se nutren con el dinero, otros con el éxito y la vanidad, otros con el poder y el orgullo. Pero el alimento que nos nutre verdaderamente y que nos sacia es sólo el que nos da el Señor”.  Cuida tu salud: La comunión con Dios, solo es posible a través de Jesús. Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.