Evangelio para el domingo 5 de
agosto 2018. °°° « Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el
alimento que dura hasta la vida eterna, él que les dará el Hijo del hombre,
porque a éste es a quien el Padre Dios, confirmó con su autoridad.” °°° Juan 6,
24-35. Todos los bienes salvíficos que
ofrece Jesús se condensan en el término Vida.
Jesús se presenta como el Señor
de la vida, como el Pan de vida, como el alimento que perdura, como el Pan de
vida eterna. Descubrimos a Jesús en el ambiente de la vida con un acento
importante “La salvación”. La vida de cada uno de nosotros tiene necesariamente
que ver con la salvación. La misma salvación hace referencia directamente a la
vida. No se entiende la vida sin un preámbulo de salvación. Pensemos que el
Pan, no es exclusivo de ser un alimento que sacia el hambre material de hombres
y mujeres, sino que es el alimento básico que remedia una necesidad vital del
hombre. Tenemos y contamos con el pan de
la Palabra, el Pan de la Eucaristía, el Pan que se ofrece, el Pan que se dona, el Pan que purifica, el Pan que nutre, el Pan que quita el pecado
del mundo. El que no come, el que no acepta, el que no escucha la Palabra del
Señor, nunca va a entender en qué consiste la vida eterna. El mismo Hijo de
Dios nos irá a repetir: “Trabajen por el alimento que dura hasta la vida
eterna, el que les dará el Hijo del hombre” (cf. Juan 6,27).
El Papa Francisco afirma que a
través del Pan eucarístico Dios manifiesta su gran amor por nosotros: “En la
Eucaristía se comunica el amor del Señor por nosotros: un amor tan grande que
nos nutre de sí mismo; un amor gratuito, siempre a disposición de toda persona
hambrienta y necesitada de regenerar las propias fuerzas. Vivir la experiencia
de la fe significa dejarse alimentar por el Señor y construir la propia
existencia no sobre los bienes materiales, sino sobre la realidad que no
perece: los dones de Dios, su Palabra y su Cuerpo.» Podemos decir sin temor a
equivocarnos que toda persona que acepte el reto de comer el pan del cielo,
debe asumir la misión de no vivir como un pagano, sin criterio alguno, (cf.
Efesios 4, 17). Sino en la justicia, la santidad y la verdad. (cf. Efesios 4,
24). Cuida tu salud: El Pan del cielo, es el que sostiene y mantiene la vida.
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.