Evangelio
para el domingo 17 de noviembre 2019. « °°° Encontrándose Jesús en Jerusalén,
algunos le ponderaron lo hermosas que eran las piedras del templo y las
ofrendas votivas que lo adornaban. Él entonces les dijo: «Llegará el día en que
todo eso que ven será destruido: no quedará piedra sobre piedra.» Entonces le
preguntaron: «Maestro, ¿cuándo será eso? ¿Y cuál será la señal para saber que
ya va a suceder?» y él dijo: « ¡Cuidado con dejarse engañar! °°° (Lucas 21, 5-19).
Cuando los tiempos se ponen difíciles, es apremiante dar respuesta con la fe,
el testimonio y la perseverancia. La fe es seguridad de lo que se espera, y
prueba de lo que no se ve La fe es la
garantía de los bienes que esperamos, nos permite descubrir las maravillas que
Dios ha preparado para cada uno de nosotros. Así lo recomienda el libro
sagrado. (cf. Hebreos 11, 1-40).
Felices serán aquellas personas que
saben vivir inteligentemente su fe: en todo espacio, en todo lugar, en todo
momento. Felices aquellos que no reducen su fe a un espacio físico, que no la
arriesgan en ningún escenario, que no la someten al peligro; porque creen en
Cristo Jesús el nuevo templo de la esperanza. La fe es mucho más extensa en la
comprensión de la vida, del tiempo, el fin, la hora, el momento, un templo,
etc. Hay que aprender a vivir de acuerdo al orden que Dios le ha dado a la
creación: cada cosa tiene su lugar, cada experiencia tiene su instante, todo
tiene su valor, todo tiene su principio y su fin. La esperanza, como virtud,
enseña a vivir la fe en medio de las responsabilidades cotidianas, a estar
preparados para cuando vuelva el Señor: a tener ceñida la cintura, la lámpara
encendida. (cf. Lucas 12, 35-40). A
responder por nuestra historia, a trabajar por el sustento diario, a corregir
debilidades y amenazas para conservar un buen espíritu. No se dejen engañar, dice el Maestro de la
esperanza. (cf. Lucas 21,8). Porque vendrán muchos usurpando su nombre.
El discurso apocalíptico del
Nazareno, apunta al discernimiento personal, para comprender dónde está el
espíritu del Señor y el espíritu del maligno. Así lo explicó el Papa Francisco
en su Ángelus Regina Coeli: ¡Cuánta esperanza en estas palabras! Son una
llamada a la esperanza y a la paciencia, a saber esperar los frutos seguros de
la salvación, confiando en el sentido profundo de la vida y de la historia! Cuida tu salud: Cuando se viven tiempos
difíciles es fácil ser engañado. Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.