4 de noviembre de 2019

NO HEMOS NACIDO PARA LA MUERTE, SINO PARA LA RESURRECCIÓN.


4 de noviembre 2019. El Santo Padre Francisco  ha presidido la Santa Misa en sufragio de los cardenales y obispos fallecidos durante el año. 160 pastores difuntos En total han sido 160 pastores de la Iglesia, de los que 13 cardenales y 147 obispos y arzobispos.
“Ir a Jesús” Según indica Vatican News, el Papa comenzó su homilía declarando que “no hemos nacido para la muerte sino para la resurrección”, pues así lo recuerdan las lecturas del día y planteó: “¿Qué me sugiere el pensar en la Resurrección? “¿Cómo respondo a mi llamada a resucitar?”. Igualmente, a lo largo de la misma, planteó tres estímulos con vistas a la resurrección.
De este modo, remitiendo al Evangelio de Juan. Francisco expuso que la primera ayuda proviene de Jesús que manifestó: “Al que viene a mí, yo no lo echaré” y remarcó esta invitación “Ir a Jesús, el Viviente, para vacunarse contra la muerte, contra el miedo de que todo se acabe”.

Después, el Pontífice planteó una serie de preguntas que nos ayudan a ver si realmente vamos hacia Jesús: “¿Vivo yendo al Señor o giro sobre mí mismo? ¿Cuál es la dirección de mi camino? ¿Trato de dar una buena impresión, de salvaguardar mi papel, mis tiempos y mis espacios, o voy al Señor?”. Y añadió “la frase de Jesús es impresionante: al que viene a mí, yo no lo echaré. Como si dijera que la expulsión está prevista para el cristiano que no va a Él”.

La vida, “toda una salida”
En este sentido, de acuerdo al medio vaticano, el Obispo de Roma remarcó también “la vida es toda una salida, del vientre de la madre para salir a la luz, de la infancia para entrar en la adolescencia, de la adolescencia a la vida adulta, hasta la salida de este mundo”.
Así, al orar por los cardenales y obispos difuntos, “que han salido de esta vida para ir al encuentro del Resucitado”, el Papa remarcó que “la salida más importante y más difícil, que da sentido a todos los demás” es “la salida de nosotros mismos”: “Solo saliendo de nosotros mismos abrimos la puerta que conduce al Señor”.
Por ello, el Papa Francisco ha exhortado a pedir esta gracia: “Señor, deseo venir a Ti, a través de las calles y de los compañeros de camino de cada día. Ayúdame a salir de mí mismo, para ir a Tú encuentro, que eres la vida”.

La piedad
Como segunda reflexión en torno a la resurrección, el Papa propone el gesto de piedad de Judas Macabeo en favor de los difuntos que aparece en la primera lectura, pues “son los sentimientos de piedad los que generan magníficas recompensas”.
Asimismo, añadió que si, como recuerda san Pablo “la caridad jamás tendrá fin”, este deber ser “el puente que conecta la tierra con el cielo” e instó a preguntarnos si estamos avanzando en este puente: “¿me dejo conmover por la situación de alguien que está en necesidad? ¿Se llorar por quién sufre? ¿Rezo por aquellos en los que nadie piensa? ¿Ayudo a alguien que no tiene qué devolverme?”

Y matizó que esto “no es buenísmo, no es caridad minúscula; son cuestiones de vida, cuestiones de resurrección”.

Juzgar la vida “a partir del fin”
El “un tercer estímulo en vista de la resurrección” es tomado por el Santo Padre de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola, quien sugiere, que antes de tomar una decisión importante, nos imaginemos ante Dios al final de los días.
“Esa es la llamada a presentarse que no se puede posponer, el punto de llegada de todos. Así que, cada elección de vida que se enfrenta en esa perspectiva está bien orientada, porque está más cerca de la resurrección, que es el significado y el propósito de la vida. Así como la partida se calcula a partir de la meta, así como la siembra se juzga a partir de la cosecha, así la vida se juzga bien a partir de su fin, a partir del fin”.
Francisco agregó además que “puede ser un ejercicio útil ver la realidad con los ojos del Señor y no solo con los nuestros; para tener una mirada proyectada al futuro, a la Resurrección, y no sólo al hoy que pasa”.

Tres estímulos
En esta línea, propuso una serie de cuestiones: “¿Salgo de mí mismo para ir al Señor todos los días? ¿Tengo sentimientos y gestos de misericordia hacia los necesitados? ¿Tomo decisiones importantes ante Dios?)”.
Finalmente, el Papa recomendó que nos dejásemos “provocar al menos por uno de estos tres estímulos”, pues “estaremos más en sintonía con el deseo de Jesús en el Evangelio de hoy: no perder nada de lo que el Padre le ha dado. Entre las tantas voces del mundo que nos hacen perder el sentido de la existencia, sintonicemos con la voluntad de Jesús, resucitado y vivo: haremos del hoy que vivimos un amanecer de resurrección”. Fuente: Zenit. Org.