14 de noviembre 2019. Pobre: Él es aquel que
«confía en el
Señor» (Salmo 10,11);
porque tiene la
certeza de que
nunca será abandonado. El pobre, en la Escritura, es
el hombre de
la confianza. El
autor sagrado brinda
también el motivo
de esta confianza:
él “conoce a
su Señor”, y
en el lenguaje
bíblico este “conocer”
indica una relación
personal de afecto y amor.
III JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES. Propuesta por el Papa
Francisco a celebrarse el 17 de noviembre 2019
La esperanza de los pobres, nunca se frustrará (Salmo 9,19)
Papa Francisco
La esperanza
de los pobres nunca se frustrará
El pobre es
aquel que confía en el Señor
A los
voluntarios que se preocupan por los pobres, les pido que crezcan en su
edificación
A veces se
requiere poco para devolver la esperanza, basta con detenerse, sonreír, y
escuchar.
El sumo pontífice
Benedicto XVI, en su carta
encíclica Cáritas in
Veritate, que traduce La caridad en la
verdad hace un
llamado a la
Iglesia Católica, sobre el desarrollo humano integral;
con el fin
de reflexionar y
evaluar aquello que
planteaba Pablo VI.
Acerca del “desarrollo humano
en nuestro tiempo” en el cual hacía referencia a un
desarrollo así: Quiso indicar ante
todo el objetivo
de que los
pueblos salieran del
hambre, la miseria,
las enfermedades endémicas y el
analfabetismo. Desde el
punto de vista
económico, eso significaba su
participación activa y
en condiciones de
igualdad en el
proceso económico internacional; desde el
punto de vista
social, su evolución
hacia sociedades solidarias
y con buen
nivel de formación;
desde el punto
de vista político,
la consolidación de
regímenes democráticos capaces de asegurar libertad y paz (Benedicto
XVI, Cáritas y
veritate, (2019), p. 11) Es
bueno recordar aquel
llamado que hace
San Pablo VI, acerca de
trabajar en pro
de un desarrollo
mutuo y no
simplemente en beneficio propio
e individualista, donde
los beneficiados son
unos pocos y los excluidos son
la mayoría.
Es tiempo de
romper el egoísmo
o anhelo de poder y ver al otro
con los ojos de Dios.
Es decir, de
poner en práctica
la parábola del
“Buen Samaritano” con los más necesitados. De
igual forma, es
preciso retomar el
mensaje del «Jubileo de las personas socialmente excluidas» del
Papa Francisco para
dar apertura a
la III Jornada por los pobres. Ya que aquí se plantea
el principal objetivo
de esta Jornada
y recordar el
ejemplo de “Jesucristo,
Rey del Universo,
el cual se
ha identificado con
los pequeños y los pobres, y nos
juzgará a partir de las obras de misericordia (Mateo 25,31-46)” y
en este mismo
sentido afirma que
se “Termina el
Jubileo y se
cierra la Puerta
Santa, pero la
puerta de la
misericordia de nuestro
corazón permanece siempre abierta,
de par en
par” (Papa Francisco, Misericordia et
Misera (2016), P. 10).En
este tercer año
consecutivo, el Papa Francisco motiva a continuar el camino
que se emprendió hace dos años, con la
celebración de la
jornada por los
pobres, a no
desfallecer y por
lo tanto plantea
para este año el lema “La esperanza de
los pobres nunca
se frustrará” iluminado
por el Salmo
9,19. Afirma que
este salmo se
compuso en un
momento de gran
desarrollo económico que,
como suele suceder,
también produjo fuertes
desequilibrios sociales. La inequidad
genera un numeroso
grupo de indigentes,
cuya condición parece
aún más dramática
cuando se compara
con la riqueza
alcanzada por unos
pocos privilegiados. El
autor sagrado, observando
esta situación, dibuja
un cuadro lleno
de realismo y
verdad; convocando a
devolver la esperanza
perdida a causa de la injusticia, el sufrimiento y la
precariedad de la vida al corazón de los más pobres.
TALLER 1. LA ESPERANZA DE LOS POBRES NUNCA SE FRUSTRARÁ
Leer en voz alta el siguiente cuento y reflexionar sobre el
valor de las cosas que se tienen y como en ocasiones el ser humano es juzgado
por las cosas materiales que posee.
POBRES Y RICOS
Un día, una madre de familia rica y muy acomodada, con
el firme propósito
de que su
hija valorara lo
afortunada que era de poder gozar de tal posición, y se
sintiera orgullosa de
ella, la llevó
para que pasara un par de días en
el monte, con una familia
campesina muy humilde. Pasaron tres
días y dos
noches en su
vivienda de campo.
En el auto,
retornando a la
ciudad, la madre
preguntó a su hija. – ¿Qué te pareció la experiencia?– Buena -contestó
la hija con la mirada puesta en la distancia.
– « ¿Te
diste cuenta de
lo pobre que
puede llegar a ser la gente?»– “Sí, mamá”– Y... ¿qué aprendiste?
-insistió la madre.– Muchas cosas, mamá...que nosotras tenemos un perro... y
ellos tienen cuatro. Nosotras
tenemos una piscina
con agua estancada,
que llega a
la mitad del jardín... y ellos tienen un río sin fin,
de agua cristalina, donde
hay pececitos y
otras bellezas. Que nosotras importamos
linternas de Oriente
para alumbrar nuestro
jardín... mientras que ellos se
alumbran con las estrellas y la luna. Nuestro patio llega hasta la cerca... y
el de ellos llega al horizonte. Que
nosotras compramos nuestra
comida... ellos, siembran
y cosechan la de
ellos. Nosotras oímos CDs...
ellos escuchan una
perpetua sinfonía de
jilgueros, cardenales, pericos, ranas,
sapos, grillos y otros animalitos...
todo esto a
veces dominado por
el sonoro relinchar del
caballo de un
vecino que trabaja
su monte.
Nosotras
cocinamos en microondas... ellos,
todo lo que
comen tiene ese
glorioso sabor del
fogón de leña o del horno de barro. Para protegernos, nosotras
vivimos rodeados por
un muro, con
alarmas... ellos viven
con sus puertas
abiertas, protegidos por la
amistad de sus vecinos. Nosotras
vivimos ‘conectadas’ al
móvil, al computador,
al televisor... ellos,
en cambio, están ‘conectados’ a
la vida, al cielo, al sol, al agua, al verde del monte, a los
animales, a sus
siembras, a su
familia...Tú y papá tenéis que trabajar tanto que casi nunca
os veo... ellos
tienen tiempo para
hablar y convivir
cada día en
familia...La madre quedó
impactada por la
profundidad del pensamiento
de su hija... y entonces la niña terminó:– ¡Gracias, mamá,
por haberme enseñado lo pobres que somos! Esta historia
invita a reflexionar. La
felicidad es un estado interior poderoso que no
depende de factores
externos, sino que
está en el
interior de cada
persona, y depende
de la actitud
en la vida. Si
atamos la felicidad
al dinero, a
las posesiones o
a ciertas condiciones
especiales, entonces se
arriesga a perder
la felicidad en
cualquier momento.– Colorín
colorado...–...este cuento se ha acabado. (Fuente: Audios, cuentos infantiles)
JUZGAR
Después de haber reflexionado con el cuento de “Ricos y
pobres” es bueno retomar el mensaje que plantea el Papa Francisco (2019) para
la III Jornada de los pobres.
El salmista describe la condición del pobre y la arrogancia
del que lo oprime (Salmo 10,1-10);
invoca el juicio
de Dios para
que se restablezca
la justicia y
se supere la
iniquidad (Salmo 10,14-15). Es como si en sus palabras volviese de nuevo
la pregunta que se ha repetido a lo largo de los siglos hasta nuestros días:
¿cómo puede Dios tolerar esta disparidad?
¿Cómo puede permitir
que el pobre
sea humillado, sin
intervenir para ayudarlo? ¿Por qué permite que quien oprime tenga una
vida feliz mientras su comportamiento debería
ser condenado precisamente ante
el sufrimiento del pobre?
Era una época en la que la gente arrogante y sin ningún sentido
de Dios perseguía a los pobres
para apoderarse incluso
de lo poco
que tenían y
reducirlos a la
esclavitud. Hoy no es muy diferente. La crisis económica no ha impedido a
muchos grupos de personas
un enriquecimiento que
con frecuencia aparece
aún más anómalo si vemos en las calles de nuestras
ciudades el ingente número de pobres que
carecen de lo
necesario y que
en ocasiones son
además maltratados y
explotados. Vuelven a la mente las palabras del Apocalipsis: «Tú dices:
“soy rico, me he enriquecido; y
no tengo necesidad
de nada”; y
no sabes que
tú eres desgraciado, digno de lástima, ciego y
desnudo» (Apocalipsis 3,17). Pasan los siglos, pero la condición de
ricos y pobres
se mantiene inalterada,
como si la
experiencia de la
historia no nos hubiera enseñado nada. Las palabras del salmo, por lo
tanto, no se refieren al pasado, sino a nuestro presente, expuesto al juicio de
Dios.
ACTUAR
Responder las siguientes preguntas teniendo en cuenta el
cuento: “ricos y pobres” y el mensaje del Papa Francisco:
• ¿Qué se entiende por pobreza?
• Según la historia ¿Quién es pobre? Justificar la respuesta
• ¿Cuál fue el propósito de la mamá para realizar este
viaje?
• ¿Cuál fue la reacción de la niña después de haber
realizado el viaje?• ¿Cómo se relaciona este cuento con el mensaje del Papa
Francisco?
• ¿Qué le hace reflexionar y actuar en la vida particular,
familiar y comunitaria?
Una vez resueltas las preguntas se pueden socializar con la
comunidad de fe.
CELEBRAR O CONMEMORAR
Después de haber
leído y reflexionado
con las lecturas
propuestas en el
primer taller, es bueno que el
facilitador (a) convoque a la comunidad de fe, a realizar una visita a
un albergue, refugio,
orfanato y allí,
realizar una jornada
caritativa de atención
integral (salud, recreación,
belleza y bienestar,
entre otros servicios
que estén presentes en la
comunidad).
En grupo, con
su comité parroquial
o su equipo
pastoral, lea, relea
y analice la
siguiente historia propuesta. Posteriormente, conversar sobre el tema.
LOS TRES ÁRBOLES
Colina de
un bosque. Hablaban
acerca de sus sueños y planes de
futuro. – “Algún día seré cofre de tesoros. Estaré lleno de
oro, plata y
piedras preciosas. Todos verán mi belleza”. – dijo el primer
árbol. El segundo árbol dijo: “Algún día seré un gran barco
donde viajen los
más grandes reyes
y reinas a
través de los
océanos. Todos se sentirán seguros por mi fortaleza y mi poderoso
casco”. Finalmente el tercer árbol dijo: “Yo
quiero crecer para
ser el más
alto de todos los árboles en el
bosque. Así
Estaré cerca de Dios. Seré el árbol más grande de todos los
tiempos y la gente siempre me recordará”. Durante años, los tres árboles oraban
a Dios para que
sus sueños se
convirtieran en realidad. Un
día, un leñador
los taló y
se los vendió
a unos carpinteros. Con
el primer árbol
hicieron un cajón
de comida para animales, y fue
puesto en un pesebre y llenado con paja. Se sintió muy mal
pues eso no
era lo que él había pedido tanto.
El segundo árbol
fue cortado y
convertido en una
pequeña barquita de
pesca, y fue
puesto en un
lago. Sus sueños
de ser una
gran embarcación habían llegado a su fin. El tercer
árbol fue cortado
en largas y
pesadas tablas y lo abandonaron en la oscuridad de un almacén.
Al verse así,
los tres árboles
sintieron que sus planes habían
fracasado. Sin embargo, una
noche, José y
María llegaron al
establo y pusieron
al Niño Jesús en el pesebre. Entonces el primer árbol
descubrió que había contenido el mayor tesoro de la humanidad. Años más
tarde, Jesús y
algunos discípulos subieron a
la pequeña barca para cruzar el lago de Galilea. Durante la travesía,
una gran tormenta
se desató y el árbol pensó que
no sería lo suficientemente fuerte para
salvarlos. Pero Jesús
se levantó y
calmó la tempestad. Y
el segundo árbol
descubrió que llevaba
al Rey de
todos los reyes y Señor de
señores. Finalmente, alguien cogió
dos de las
tablas que estaban
en el almacén
y sobre ellas
crucificaron a Jesús.
Cuando llegó el
domingo, Jesús resucitó
y el tercer
árbol sintió que
había estado más
cerca de Dios
de lo que nunca pudo imaginar.
La moraleja de esta Historia es: Cuando parece
que las cosas
no van de
acuerdo a tus
planes, debes saber
que siempre Dios
tiene el mejor
plan para ti. Cada árbol
consiguió lo que
había soñado, aunque
no de la
forma que habían planeado. No siempre
sabemos lo que
Dios planea para
cada persona. (Cuento adaptado de www.sanmiguel.org. www.aciprensa.com recuperada. 9-10-2019 de:
gobiernodecarnariasorg/medusa/ecoblog/mhergore
JUZGAR
El juzgar corresponde
a la iluminación
que nos brinda
la Iglesia para
analizar la Palabra de Dios y el magisterio del papa
Francisco.
MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO
III JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES
El salmista describe con crudo realismo la actitud de los
ricos que despojan a los pobres: «Están al acecho del pobre para robarle,
arrastrándolo a sus redes» (Salmo 10,9). Es como si para ellos se tratara de
una jornada de caza, en la que los pobres son
acorralados, capturados y
hechos esclavos. En
una condición como
esta, el corazón de muchos se cierra y se afianza el
deseo de volverse invisibles. Así, vemos a menudo a una multitud de pobres
tratados con retórica y soportados con fastidio. Ellos
se vuelven como
transparentes y sus voces ya no tienen fuerza ni
consistencia en la
sociedad. Hombres y
mujeres cada vez
más extraños entre
nuestras casas y
marginados en nuestros barrios.
El contexto que
el salmo describe
se tiñe de
tristeza por la
injusticia, el sufrimiento y la amargura que afecta a
los pobres. A
pesar de ello,
se ofrece una hermosa definición del pobre. Él es
aquel que «confía
en el Señor»
(Salmo 10,11), porque
tiene la certeza
de que nunca será abandonado. El pobre, en la
Escritura, es el
hombre de la
confianza. El autor
sagrado brinda también
el motivo de
esta confianza: él
“conoce a su
Señor”, y en
el lenguaje bíblico
este “conocer” indica
una relación personal
de afecto y amor.
Se está ante una descripción realmente impresionante que
nunca se habría
imaginado. Sin embargo,
esto no hace
sino manifestar la
grandeza de Dios
cuando se encuentra con un pobre. Su fuerza creadora supera toda expectativa humana y se hace realidad
en el
“recuerdo” que él
tiene de esa
persona concreta (Salmo
10,13). Es precisamente esta
confianza en el
Señor, esta certeza
de no ser
abandonado, la que
invita a la
esperanza. El pobre
sabe que Dios
no puede abandonarlo; por
eso vive siempre
en la presencia
de ese Dios
que lo recuerda.
Su ayuda va
más allá de la condición actual de sufrimiento
para trazar un
camino de liberación
que transforma el
corazón, porque lo
sostiene en lo más profundo. La
descripción de la
acción de Dios
en favor de
los pobres es
un estribillo permanente en la Sagrada Escritura.
Él es aquel
que “escucha”, “interviene”, “protege”, “defiende”, “redime”, “salva”... En
definitiva, el pobre nunca encontrará a Dios indiferente
o silencioso ante
su oración. Dios es
aquel que hace
justicia y no
olvida (Salmo 40,18;
70,6); de hecho,
es para él
un refugio y no deja
de acudir en
su ayuda (Salmo
10,14). Se pueden
alzar muchos muros
y bloquear las
puertas de entrada
con la ilusión
de sentirse seguros
con las propias
riquezas en detrimento
de los que
se quedan afuera.
No será así
para siempre. El
“día del Señor”,
tal como es
descrito por los
profetas (Amós 5,18;
Isaías 2-5; Joel
1-3), destruirá las
barreras construidas entre
los países y
sustituirá la arrogancia
de unos pocos
por la solidaridad de muchos.
La condición de marginación en
la que se ven inmersas millones
de personas no
podrá durar mucho
tiempo. Su grito
aumenta y alcanza
a toda la
tierra. Como escribió
D. Primo Mazzolari: «El pobre es una protesta continua contra
nuestras injusticias; el
pobre es un
polvorín. Si le
das fuego, el
mundo estallará»
ACTUAR
Es tiempo de realizar una autorreflexión acerca de los
favores otorgados por Dios. De
analizar las situaciones
vividas y los
sueños que se
han alcanzado en
los siguientes aspectos.
PERSONAL:
°°°°°°°°°°°°
FAMILIAR °°°°°°°°°°°
SOCIAL
°°°°°°°°°°°°°°°°
LABORARL °°°°°°°°°°°°
CELEBRAR O CONMEMORAR
“Dad más
bien lo que está dentro como obra de caridad, y entonces todo os será limpio.”
(Lucas 11,41)Teniendo en cuenta
el mensaje del
Papa Francisco, para
devolver la esperanza
perdida a causa de la injusticia, el sufrimiento y la precariedad de la
vida al corazón de los más
pobres y el
versículo de san Lucas.
Se sugiere que
el facilitador(a) organice,
con la comunidad
de fe, una
campaña de donaciones
(de alimentos, ropa en buen estado, elementos de aseo,
juguetes, entre otros) para ser entregada a personas que carezcan de estos
recursos.
Leer y
dialogar acerca de lo sucedido en la siguiente historia.
LA SOPA DE PIEDRA
Cierto día, llegó a un pueblo un hombre y pidió
por las casas
para comer, pero
la gente le
decía que no
tenían nada para
darle. Al ver
que no conseguía
su objetivo, cambió de
estrategia. Llamó a la casa de una mujer para que le diese algo de comer.- "Buenas
tardes, Señora. ¿Me da algo
para comer, por favor?"-
"Lo siento, pero
en este momento
no tengo nada en casa", dijo
ella.- "No se
preocupe - dijo
amablemente el extraño
-, tengo una
piedra en mi
mochila con la
que podría hacer
una sopa. Si Usted. Me permitiera
ponerla en una olla de
agua hirviendo, yo
haría la mejor sopa del mundo.
- ¿Con una piedra va a hacer Usted una sopa? ¡Me está
tomando el pelo!- En absoluto, Señora, se lo prometo. Deme un puchero muy
grande, por favor, y se lo demostraré” La
mujer buscó la
olla más grande
y la colocó
en mitad de
la plaza. El
extraño preparó el fuego y
colocaron la olla con agua. Cuando el agua empezó a hervir ya estaba todo el
vecindario en torno a aquel extraño que, tras dejar caer la piedra en el agua,
probó una cucharada exclamando:- ¡Deliciosa! Lo único que necesita son unas
patatas". Una mujer se
ofreció de inmediato
para traerlas de
su casa. El
hombre probó de nuevo
la sopa, que ya sabía mucho mejor, pero echó en falta un poco de carne.
Otra mujer voluntaria
corrió a su
casa a buscarla.
Y con el
mismo entusiasmo y
curiosidad se repitió la escena al pedir unas verduras y sal. Por fin
pidió: "¡Platos para todo el mundo!". La gente
fue a sus
casas a buscarlos
y hasta trajeron
pan y frutas.
Luego se sentaron
todos a disfrutar
de la espléndida
comida, sintiéndose extrañamente
felices de compartir, por primera vez, su comida. Y aquel hombre extraño
desapareció dejándoles la milagrosa piedra, que podrían usar siempre que
quisieran hacer la más deliciosa sopa del mundo. Moraleja: Con la cooperación
se alcanzan resultados
notables, aun cuando
se parta de
contribuciones pequeñas, o
incluso insignificantes. Esta
es la fuerza
milagrosa que tiene el COMPARTIR. Cada uno podemos poner alguna de
nuestras virtudes al servicio de los demás y el resultado puede ser
espectacular. Fuente: Web católico de Javier.
JUZGAR
Leer y
analizar la Palabra
de Dios y
el mensaje con
el que nos
convoca el papa
Francisco para ayudar a los pobres y no desfallecer.
A los numerosos
voluntarios, que muchas
veces tienen el
mérito de ser
los primeros en
haber intuido la
importancia de esta preocupación por los
pobres, les pido
que crezcan en
su dedicación. Queridos hermanos y
hermanas: Os exhorto
a descubrir en
cada pobre que
encontráis lo que él realmente
necesita; a no
deteneros ante la
primera necesidad material,
sino a ir
más allá para
descubrir la bondad
escondida en sus
corazones, prestando atención a
su cultura y a sus maneras de expresarse,
y así poder
entablar un verdadero diálogo fraterno.
Dejemos de lado
las divisiones que
provienen de visiones
ideológicas o políticas,
fijemos la mirada
en lo esencial,
que no requiere
muchas palabras sino una mirada
de amor y
una mano tendida.
No olvidéis nunca
que «la peor
discriminación que sufren
los pobres es
la falta de
atención espiritual». Antes que
nada, los pobres
tienen necesidad de
Dios, de su
amor hecho visible
gracias a personas
santas que viven junto a ellos, las que en la sencillez
de su vida
expresan y ponen
de manifiesto la fuerza del
amor cristiano.
Dios se vale de muchos caminos y de instrumentos infinitos
para llegar al corazón de las personas. Por supuesto, los pobres se acercan a
nosotros también porque les distribuimos
comida, pero lo
que realmente necesitan
va más allá
del plato caliente o del bocadillo que les ofrecemos.
Los pobres necesitan nuestras manos para
reincorporarse, nuestros corazones
para sentir de
nuevo el calor
del afecto, nuestra presencia para superar la soledad.
Sencillamente, ellos necesitan amor.
ACTUAR
Retomar la
historia de “la
sopa de piedra”
y en grupos
reflexionar teniendo en
cuenta las siguientes preguntas.
• ¿Por qué la gente no le dio de comer, aquel hombre, cuando
este lo pidió?
• ¿Cuál fue la estrategia que usó el hombre de la historia
para elaborar la sopa?
• ¿Por qué la gente se ofreció en traer los ingredientes
para la sopa?
• ¿Crees que el hombre de la historia actuó de forma
correcta o incorrecta? Justificar la
respuesta.
• ¿Cuál fue el resultado final?
• Si estuvieras en la posición de aquel hombre ¿Qué harías?
• ¿Qué otras enseñanzas dejan esta historia?
CELEBRAR O CONMEMORAR
El que es generoso prospera; el que reanima será reanimado.
Proverbios 11,25
Al reflexionar con la historia de la Sopa de piedra, el
mensaje del Papa Francisco y el
versículo bíblico Proverbios
11,25; se llega
a la conclusión
de seguir el
ejemplo y atender al llamado al que nos convocan, de
compartir con los más necesitados lo que
tenemos. Por lo
tanto se sugiere
que como comunidad
de fe, organicen
un refrigerio, almuerzo
o cena (cómo
compartir) en acción
de gracias, con
la población que carece de
recursos de la comunidad. Tener un espacio
para compartir, no
solo alimentos sino,
también: una palabra,
mensaje o voz de aliento con aquellas personas para darles esperanza y
ofrecer un santo Rosario por
la misericordia con
los pobres, para
que sean redignificados y
acogidos por la comunidad.
TALLER 4. A VECES SE REQUIERE POCO PARA DEVOLVER LA
ESPERANZA: BASTA CON DETENERSE, SONREÍR, ESCUCHAR.
El Papa
Francisco dice que a veces
se requiere poco
para devolver la
esperanza: basta con detenerse,
sonreír, escuchar. Sin embargo, en este momento se invita a leer, y
tener ilusión y
esperanza de un
futuro mejor, teniendo
la certeza, que
no siempre con el dinero y poder
se alcanza la felicidad.
EL VENDEDOR DE FLAUTAS MÁGICAS
Había una
vez un vendedor de flautas que se recorría el mundo ofreciendo sus
maravillosos instrumentos. Pero
este vendedor no
ofrecía flautas normales,
no. Lo que
vendía eran flautas
mágicas.-Miren qué maravillosa música nace de estas flautas mágicas, que
hacen que todo el que la escuche se ponga a bailar -decía el vendedor, de plaza
en plaza. Y se ponía tocar. Y, como por arte de magia, todo el mundo empezaba a
bailar.-Compren hoy, no
esperen, pues esta
noche emprenderé mi
viaje y no volveré más -decía el vendedor. La gente
hacía cola para
comprar las flautas
mágicas que llevaba
aquel vendedor, y
que tanta alegría
les había llevado
con su música.
Un día llegó a un pueblo muy pobre y muy triste. La gente
disfrutó mucho con la
música del vendedor
de flautas. Pero
solo una niña
se acercó a
comprar.-Deseo tanto que
mi padre baile
que con la
única moneda que
me queda compraré una de tus flautas mágicas. El
vendedor le dio la flauta a la niña y se fue enseguida. La niña volvió con la
flauta a casa muy contenta y empezó
a tocar para
su padre. Pero su padre no se
movía.-Te han engañado, hija -dijo el hombre-. Ninguna flauta
hará que un paralítico como
yo pueda levantarse
de la silla
y andar, mucho menos bailar.
La niña salió
corriendo a buscar
al vendedor de
flautas. Como llovía
y hacía mucho viento el hombre
se había refugiado a la salida del pueblo.-Su flauta no funciona -dijo la
niña.-Para que funcione
tienes que tocar
con dulzura e
ilusión, pequeña -dijo
el vendedor de flautas.-¿No podría
venir usted a
mi casa y
tocar para mi
padre? -dijo la
niña-. Así podría usted pasar la noche a cubierto y
dormir un poco. El hombre aceptó la oferta de la niña y se fue
con ella, confiando
en que su
talento sería suficiente
para que el
hombre bailara. Cuál fue su
sorpresa al ver
que aquel hombre
era paralítico.
La explicación que
le dio a
la niña era
la misma que
daba siempre que alguien decía que su flauta no
funcionaba, pero aquella
vez era diferente. Pero era
demasiado tarde para salir y tuvo que improvisar.-¿Habéis cenado
ya? -dijo el
vendedor de flautas.-Estoy
haciendo un caldo en el puchero con unas hierbas silvestres y un poco de pan
duro -dijo la niña-. Somos pobres y no
tenemos para más, pero compartiremos la
cena contigo con
mucho gusto.-Yo tengo por
aquí algo de
queso, un poco
de embutido y
unas frutas que
también compartiré con
vosotros -dijo el vendedor.
La niña y
su padre su
pusieron muy contentos
y empezaron a
cenar. Charlaron y
cantaron hasta que
se quedaron dormidos.
El vendedor de
flautas se despertó enseguida y,
cuando se preparaba
para salir, el
hombre le llamó.-Tus flautas no son mágicas -le dijo.-El vendedor de
flautas mágicas No, no lo son -dijo
el vendedor-. La
magia la pone la gente con su ilusión y sus ganas de
divertirse. Yo solo les doy un aliciente. No
me consideres un
estafador, más bien
un ilusionista, un
mago. No me
había parado nunca a pensar que algo como esto pudiera ocurrir.-No te
culpo -le dijo
el hombre-. Todos
tenemos que sobrevivir.
Si lo deseas,
puedes vivir aquí,
con nosotros. Yo
no puedo trabajar
y mi hija
es aún muy
joven. Te ofrezco un techo y una familia. Es poca cosa, lo sé, pero es
lo único que te puedo ofrecer. El
joven vendedor de
flautas aceptó, pues estaba cansado de ir de acá para
allá, sin tener
un lugar al que volver
ni nadie con quien compartir la
vida.-¿Le contaremos la
verdad a la
niña? -preguntó el vendedor de
flautas.-Seguro que eres
capaz de inventar
algún cuento para explicarle por qué no funciona la flauta -dijo el
hombre-. No te preocupes, con el tiempo lo entenderá. Ahora ilusión
y esperanza es
lo único que necesita. Y vivieron
felices durante muchos,
muchos años. Fuente: Fuente. (Web Católico de Javier).
JUZGAR
A veces se
requiere poco para devolver la esperanza: basta con detenerse, sonreír,
escuchar. Por un día dejemos de lado las estadísticas; los pobres no son
números a los que se
pueda recurrir para
alardear con obras
y proyectos. Los
pobres son personas a las que hay que ir a encontrar:
son jóvenes y ancianos solos a los que se puede
invitar a entrar
en casa para
compartir una comida;
hombres, mujeres y
niños que esperan
una palabra amistosa.
Los pobres nos
salvan porque nos
permiten encontrar el rostro de Jesucristo.
A los ojos
del mundo, no
parece razonable pensar
que la pobreza
y la indigencia
puedan tener una fuerza salvífica; sin embargo, es lo que enseña el
Apóstol cuando dice: «No hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos
poderosos, ni muchos aristócratas; sino que, lo necio del mundo lo ha escogido
Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para
humillar lo poderoso. Aún más, ha
escogido la gente
baja del mundo,
lo despreciable, lo que no
cuenta, para anular a lo que cuenta, de modo que nadie
pueda gloriarse en presencia del Señor» (1 Corintios 1,26-29).
Con los ojos humanos no se logra ver esta fuerza salvífica;
con los ojos de la fe, en cambio, se la puede ver en acción y experimentarla en
primera persona. En el corazón
del Pueblo de
Dios que camina
late esta fuerza
salvífica, que no
excluye a nadie y a todos congrega en una verdadera peregrinación de
conversión para reconocer y amar a los pobres.
ACTUAR
Reflexionar con
el siguiente versículo
bíblico, leerlo y
dialogarlo con el
decálogo para actuar
con esperanza; tomando
este ejemplo para
plantear su propio
decálogo sobre la esperanza.
“Bendito el hombre que confía en el Señor, y pone su
confianza en él. Será como un árbol plantado junto al agua, que extiende sus
raíces hacia la corriente; no teme que llegue el calor, y sus hojas están
siempre verdes. En época de sequía no se angustia, y nunca deja de dar fruto.”
Jeremías 17,7-8
DECÁLOGO PARA ACTUAR CON ESPERANZA
2. Escucharás con respeto sin pasar jamás factura.
3. Acogerás a quien te precise, siendo misericordioso con él
y contigo.
4. Serás hermano universal y no pondrás condiciones a quien
te necesite.
5. Actuarás con urgencia porque la indefensión no espera.
6. Confiarás en la capacidad y en las posibilidades de quien
llama y se acerca a ti.
7. Potenciarás la
libertad, respetarás la
autonomía, porque toda
acogida abre horizontes, no los cierra.
8. Defenderás a quien no puede defenderse, buscarás la paz
en la justicia, optarás por la vida.
9. Serás solidario,
respetuoso, compasivo, porque
hay una hermosa
pastoral que nos urge: la "pastoral samaritana".
10. Recordarás siempre
que no estás
solo. Otros muchos
trabajan contigo por
un mundo más humano y más
cristiano.
CELEBRAR O CONMEMORAR
El facilitador
o facilitadora junto
con la comunidad
de fe, convocaran
a las personas pobres de la comunidad, a participar
en una peregrinación, procesión o caminata
hacia un santuario,
o lugar público
(montaña, monasterio, capilla,
parque, plaza, colegio,
salón comunal, u
otros) y estando
allí realizar una
celebración Eucarística convocando al arrepentimiento y perdón, a la
unidad, a la caridad, al trato digno y ver a la otra persona con los ojos de
Dios.
CONCLUSIÓN
Concluye el
Papa Francisco este
tercer Mensaje en
la Jornada mundial
de los pobres, en la memoria litúrgica de San
Antonio de Padua el 13 de junio. El Señor no abandona al que lo busca y a
cuantos lo invocan; «no olvida el grito de los pobres» (Sal 9,13), porque sus
oídos están atentos a su voz. La esperanza del pobre desafía las diversas
situaciones de muerte, porque él se sabe amado particularmente por Dios, y así
logra vencer el sufrimiento y la exclusión. Su condición de pobreza no le
quita la
dignidad que ha
recibido del Creador;
vive con la
certeza de que
Dios mismo se la restituirá
plenamente, pues él no es indiferente a la suerte de sus hijos más débiles, al
contrario, se da cuenta de sus afanes y dolores y los toma en sus manos, y
a ellos les
concede fuerza y
valor (Sal 10,14).
La esperanza del
pobre se consolida
con la certeza
de ser acogido
por el Señor,
de encontrar en
él la verdadera justicia, de ser fortalecido en su
corazón para seguir amando (Sal 10,17).La condición que se pone a los discípulos
del Señor Jesús, para ser evangelizadores coherentes, es
sembrar signos tangibles
de esperanza. A
todas las comunidades
cristianas y a
cuantos sienten la
necesidad de llevar
esperanza y consuelo
a los pobres, pido que se comprometan para que esta
Jornada Mundial pueda reforzar en muchos la voluntad de colaborar activamente
para que nadie se sienta privado de
cercanía y solidaridad.
Que nos acompañen
las palabras del
profeta que anuncia un futuro distinto: «A vosotros, los
que teméis mi nombre, os iluminará un sol de justicia y hallaréis salud a su
sombra» (Mal 3,20). (Vaticano,
2019) Fuente: Conferencia Episcopal de
Colombia.