Evangelio
para el domingo 8 de diciembre 2019. « °°° Cuando ya Isabel se encontraba en el
sexto mes de su embarazo, envió Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea,
llamada Nazaret, a una virgen desposada
con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era
María. Y, entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.”
°°° (Lucas 1, 26-38). María Santísima es discípula por excelencia. Ella es
madre. Ella es modelo de fe. Ella es inmaculada. Es virgen y como virgen: es
oyente, es orante, es obediente, es inmensa en su humildad. El “catecumenado”
de María empieza prácticamente desde el nacimiento de su Hijo. María va
creciendo en su condición de Primera Cristiana, mientras medita en su corazón
todo aquello que le va pasando. (cf. Lucas 1,29).
Razón suficiente ha tenido la
Iglesia Católica, al proponerla como modelo de un excelente cristiano. Los
dogmas marianos, demuestran la santidad y la perfección de la Virgen María:
Ellos son: La Inmaculada concepción. La virginidad perpetua. La asunción. La
maternidad. Un ocho de diciembre del año 1854, el santo Padre, Pío IX anuncia
al mundo creyente: “María fue preservada inmune de toda mancha de pecado
original en el primer instante de su Concepción.” °°°
María
se convierte en modelo de fe, esperanza y caridad. María es el modelo perfecto.
Es la Madre del sacrificio, del silencio, de la oración, de la perfecta
entrega, de la generosidad, de la grandeza y nobleza de corazón. Es la Madre
concebida sin pecado original, quien conservándose pura y sin mancha logró
cambiar el rumbo de nuestra historia para gloria de Dios y para el bien de
hombres y mujeres. La caridad es la bandera de la Virgen (cf. Lucas 1,39-45). María goza de ser sabia, se deja guiar por el
Espíritu de Dios. María enseña la paciencia y la fortaleza ante el dolor. (cf.
Juan 19,25). María disfruta de su pobreza y confianza en el Señor. (cf. Lucas
2,7). María, signo de la Esperanza °°°. En María debemos reconocer las palabras
de Jesús: "Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la
cumplen" (Lucas 11,28).
El
Papa Francisco propone a la Virgen María como modelo de santidad: ella vivió
como nadie las bienaventuranzas de Jesús. Ella es la que se estremecía de gozo
en la presencia de Dios, la que conservaba todo en su corazón y se dejó
atravesar por la espada. Es la santa entre los santos, la más bendita, la que
nos enseña el camino de la santidad y nos acompaña. (Gaudete et Exsultate,
176). Cuida tu salud: Quien obedece a
Dios, llega muy lejos. Padre, Jairo Yate
Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.