1 de mayo 2020 “La primera vocación del hombre es trabajar.”
Homilía del Papa Francisco. Viernes tercera semana de pascua. El Papa defendió la
dignidad del trabajo humano y condenó la esclavitud a la que muchas personas se
ven sometidas con trabajos injustos, mal pagados o forzados. En su homilía, el
Santo Padre recordó que Dios, que creó el mundo, “dio una misión al hombre:
gestionar, trabajar, llevar adelante la creación”.
El Papa subrayó que “la palabra ‘trabajo’ es la que usa la
Biblia para describir esta actividad de Dios: ‘Concluyó el trabajo que había
hecho, y cesó en el día séptimo de toda la labor que hiciera’”.
A continuación, “entrega esa actividad al hombre: ‘Debes
hacer esto, custodiar aquello, aquello otros… Debes trabajar para crear conmigo este mundo para que avance’.
Hasta el punto de que el trabajo es la continuación del trabajo de Dios. El
trabajo humano es la vocación del hombre recibida de Dios al final de la
creación del Universo”.
El trabajo es aquello que asemeja el hombre a Dios, porque con el trabajo el hombre es creador, es
capaz de crear, de crear muchas cosas, también de crear una familia para
sacarla adelante”.
El Pontífice continuó: “El hombre es un creador, pero crea
con el trabajo. Esa es la vocación. Y dice la Biblia que ‘Dios vio lo que había
hecho y vio que todo era bueno’. Es decir, el trabajo tiene dentro de sí una
bondad. Crea la armonía de las cosas: belleza, bondad, e implica a todo el
hombre: en su pensar, en su sentir, en su actuar. Todo el hombre se implica en
el trabajar”.
Por lo tanto, “la
primera vocación del hombre es trabajar. Y eso da dignidad al hombre, la
dignidad que lo asemeja a Dios. La dignidad del trabajo”.
Sin embargo, lamentó que “por desgracia, la dignidad del
trabajo está muy pisoteada. En la historia hemos leído las brutalidades que
hacían con los esclavos. Los llevaban de África a América. Pienso en esa
historia que toca a mi tierra, y decimos qué barbaridad”.
“Pero también hoy hay muchos esclavos”, advirtió. “Tantos
hombres y mujeres que no son libres de trabajar. Son forzados a trabajar para
sobrevivir, nada más. Son esclavos. Son trabajos forzados, injustos, mal
pagados, y que lleva al hombre a vivir con la dignidad pisoteada. Hay tanto en
el mundo. Tantos…”.
El Papa Francisco afirmó que “la esclavitud de hoy. Es
nuestra indignidad, porque quita la dignidad al hombre, a la mujer. A todos
nosotros”.
En ese sentido, señaló que la esclavitud laboral no es sólo
algo de países lejanos, “también aquí, donde estamos nosotros. Piensa en los
trabajadores, en los jornaleros, que trabajan por una retribución mínima y no
8, sino 12, 14 horas al día. Esto sucede hoy aquí, en todo el mundo, pero
también aquí. Piensa en la empleada del hogar que no tiene retribución justa.
Que no tiene seguridad social. Que no tiene derecho a pensión. Esto no sucede
solo en Asia. Sucede aquí”.
“Toda injusticia que
se hace sobre una persona que trabaja es pisotear la dignidad humana,
incluida la dignidad de quien comete esa injusticia. Se baja el nivel y termina
en esa relación entre dictador y esclavo”.
Por el contrario, “la vocación que te da Dios es muy bella:
crear, recrear, trabajar. Pero esto se puede hacer cuando las condiciones son
justas y se respeta la dignidad de la persona”.
“Hoy nos unimos a muchos hombres y mujeres, creyentes y no
creyentes, que conmemoran hoy la jornada del trabajador, la jornada del
trabajo, por aquellos que luchan para tener justicia en el trabajo, por
aquellos empresarios valientes que llevan adelante su trabajo con justicia,
incluso si pierden”.
El Papa Francisco finalizó la homilía invitando a pedir “a
San José que nos ayude a luchar por la dignidad del trabajo, para que haya
trabajo para todos y que haya trabajo digno, no trabajo de esclavos”. Lectura comentada
por el Papa Francisco: Génesis 1:26--2:3 Fuente: Aciprensa. Com.