8 de octubre de 2021

NO SE LE PUEDE SERVIR A DIOS, CON CRITERIOS HUMANOS.


Evangelio para el domingo 10 de octubre 2021.
No se le puede servir a Dios, con criterios humanos.
°°° «Salía Jesús al camino, se le acercó alguien corriendo, se arrodilló y le preguntó: “Maestro bueno, ¿Qué
 haré para heredar la vida eterna?” Jesús le contestó: “¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.” (Marcos, 10, 17-30). Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.
 
            Cristo necesita muchas personas en el mundo que coloquen su granito de arena, que lo hagan convencidos de su propia vocación, que se dejen inspirar por la Gracia de Dios, que no miren hacia atrás, que no se detengan ante ninguna perturbación, que asuman los retos. Los mandamientos de la ley de Dios son la regla de oro para perfeccionar la vida cristiana. El Salvador del mundo, perfeccionó estos mandatos con su Palabra y sobre todo con el ejemplo de vida. El Catecismo de la Iglesia Católica indica el camino perfecto para seguir las huellas del Maestro, basta cumplir con los mandamientos. Sabiamente Jesucristo distinguió perfectamente entre la ley y el espíritu de la ley. Así que, él no vino a abolir la ley, (Mateo 5, 17), sino a darle plenitud a la ley. El problema no está en la formulación de la ley, el problema se agudiza cuando el creyente no entiende que la ley logra su plenitud en la persona de Jesús el Hijo de Dios. (cfr. Catecismo # 2053).
 
            El Nazareno propone dos maneras concretas para seguirlo: El fiel cumplimiento de los mandamientos y el desprendimiento de los bienes terrenales.  Si pensamos en los mandatos, llegamos a la conclusión que son una síntesis sabia, inteligente y prudente para edificar una equilibrada sociedad y sostener relaciones constructivas con Dios.  Se trata de tomar decisiones sabias en la vida. Te quedas con Dios o te quedas con las vanidades de este mundo. Si te decides escuchar a Dios, tendrás que pedirle la prudencia y la sabiduría. Así lo enseña Dios en su profunda Palabra: “Le supliqué a Dios y me concedió la prudencia. Le pedí el espíritu de sabiduría y me lo concedió” (Sabiduría 7, 7-11). Esa es la forma correcta de tener tesoros en el cielo. (cfr. Marcos 10, 21).
 
            Lo contrario, sería seguir a Jesucristo al estilo humano. Esa es una decisión equivocada. Nunca logrará alguien agradarle a Dios y servir como apóstol a una sociedad, mientras en su corazón existan el amor a las riquezas, la vanidad y el orgullo personal. Así lo explicó el Papa Francisco. Añadía el Santo Padre: “Un cristiano mundano es un contra testimonio.” “Cuando te crees importante te la crees y te pierdes.” (Homilía, 25 de mayo 2015). Cuida tu salud: La mundanidad no es la fórmula de los hijos de Dios.