Evangelio para el domingo 31 de octubre 2021. Hay que amar, pero razonablemente. °°° « Un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: « ¿Cuál mandamiento es el primero de todos?» Respondió Jesús: «El primero es: "Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser." El segundo es éste: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." No hay mandamiento mayor que éstos.» °°° (Marcos 12, 28b-34). Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.
El amor de Dios no tiene límites.
Amor, servicio y caridad, son principios que definen el ser de Dios, la razón
de ser de su Iglesia, la carta de navegación de todos aquellos que deseen
seguir al enviado de Dios. Los gestos, las actitudes y las palabras de Cristo
permiten entender la propuesta del Salvador que desea una civilización del
amor, una cultura de la misericordia, una sociedad de la hermandad y el perdón.
El Espíritu de Dios, es el que tiene la razón. Jesús nos revela el amor de su Padre
celestial, y lo propone como consigna de unidad y libertad. Es el amor del
perdón, el amor del servicio, el amor al hermano, el amor del humilde, es el
amor que dejó de ser de mi tierra y se globalizó en el universo para
convertirse en la unidad de los pueblos.
Para conocer a Dios, no es
suficiente la razón. Dios se conoce en el encuentro con Él. El amor es la base
y el fundamento, la definición perfecta de Dios, es que Él es amor. Así explica
dicho conocimiento el Papa Francisco. Dice el santo Padre: ¡Dios es amor! Y
sólo por el camino del amor puedes conocer a Dios. Amor razonable. ¡Pero amor!
'¿Pero cómo puedo amar lo que no conozco?'; 'Ama a los que tienes cerca'. Y
esta es la doctrina de los dos mandamientos: El más importante es amar a Dios,
porque Él es amor; Pero el segundo es amar al prójimo, pero para llegar al
primero debemos subir los escalones del segundo. (Homilía, 8 de enero 2015). La
santa madre Teresa de Calcuta afirmaba: "No basta con que digamos: Yo amo
a Dios pero no amo a mi prójimo."
Existen cuatro mandatos que nos
proponen una nueva civilización, cuya base debe ser necesariamente el amor.
Dice el texto sagrado: “habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo”.
El servicio, que se traduce como la epifanía del amor es la enseñanza de Jesús
“no vine para ser servido, sino para servir”. La invitación al perdón y a la
reconciliación “es necesario perdonar 70 veces 7” el resultado es la
tolerancia. Y el cuarto mandato es la Iglesia, Jesucristo desea una Iglesia
donde todos se amen y se consideren hermanos en la misma fe. Cuida
tu salud: Quien ama, siempre piensa en los demás.