Evangelio para el lunes 11 de octubre 2021. Hacer la voluntad de Dios, es obligatorio. °°° «La gente se reunía alrededor de Jesús y Él se puso a decirles: Esta generación es una generación malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la señal de Jonás. Porque, así como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación.” °°° (Lucas 11, 29-32). Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.
Es preferible obedecer a la voluntad
de Dios. Así enseña, entiende y predica
la hermenéutica de la profecía de Jonás, el santo Padre Francisco. Afirma el
Papa que: “La historia de Jonás y Nínive se articula en tres capítulos: el
primero es la resistencia a la misión que el Señor le confía; el segundo es la
obediencia, y cuando se obedece se hacen milagros. La obediencia a la voluntad
de Dios y Nínive se convierte. En el tercer capítulo, hay una resistencia a la
misericordia de Dios. (Homilía 6 de octubre del 2015.) El tema central es la
universalidad del amor y la misericordia de Dios. Eso no lo entienden los doctores de la ley.
La misericordia de Dios se impone ante cualquier pretensión de la legalidad de
los seres humanos. La conversión va a jugar un papel importante en la vida de
cada persona que anuncie la Palabra de Dios. Si la persona está convertida,
acogerá y pondrá en práctica los signos de la presencia de Dios.
Escribas y doctores de la ley no
logran entender la misión universal de un Dios que perdona, que ama, que come
con pecadores y publicanos, que es el señor del sábado, que perdona a la mujer
adúltera, que le enseña a una humanidad lo esencial del Espíritu y de la Gracia
de Dios: "No necesitan médico los que están fuertes, sino los que están
mal" “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores.” (cfr. Marcos 2,
1-28).
Lo importante en los
signos es que sepamos leerlos y acoger la realidad que en ellos se desvela. Ángelo Giuseppe Roncalli, san Juan XXIII fue
un excelente signo para nuestra Iglesia Católica. En su perfil biográfico
presentado por la ciudad del Vaticano, nos enteramos que fue elegido Papa el 28
de octubre de 1958. En sus cinco años como Papa, el mundo entero pudo ver en él
una imagen auténtica del Buen Pastor. Humilde y atento, decidido y valiente,
sencillo y activo, practicó los gestos cristianos de las obras de misericordia
corporales y espirituales, visitando a los encarcelados y a los enfermos,
acogiendo a personas de cualquier nación y credo, comportándose con todos con un admirable sentido de
paternidad. Su magisterio social está contenido en las Encíclicas Mater et
magistra (1961) y Pacem in terris (1963). Convocó el Sínodo Romano, instituyó
la Comisión para la revisión del Código de Derecho Canónico, convocó el
Concilio Ecuménico Vaticano II. Murió la
tarde del 3 de junio de 1963. Fue declarado beato por el Papa san Juan Pablo II
el 3 de septiembre de 2000 en la Plaza de San Pedro, durante la celebración del
Gran Jubileo del año 2000. El Papa Francisco canonizó a Juan XXIII el 27 de
abril de 2014.
Las llagas de Jesús son un escándalo
para la fe, pero son también la comprobación de la fe. Así lo predicaba el Papa
Francisco justamente el día de la canonización de los Beatos: Juan XXIII y Juan
Pablo II. Decía el santo Padre: San Juan XXIII y san Juan Pablo II tuvieron el
valor de mirar las heridas de Jesús, de tocar sus manos llagadas y su costado
traspasado. No se avergonzaron de la carne de Cristo, no se escandalizaron de
él, de su cruz; no se avergonzaron de la carne del hermano (cf. Isaías 58,7),
porque en cada persona que sufría veían a Jesús. Fueron dos hombres valerosos,
llenos de la parresia del Espíritu Santo, y dieron testimonio ante la Iglesia y
el mundo de la bondad de Dios, de su misericordia.
Fueron sacerdotes y
obispos y papas del siglo XX. Conocieron sus tragedias, pero no se abrumaron.
En ellos, Dios fue más fuerte; fue más fuerte la fe en Jesucristo Redentor del
hombre y Señor de la historia; en ellos fue más fuerte la misericordia de Dios
que se manifiesta en estas cinco llagas; más fuerte, la cercanía materna de
María. En estos dos hombres contemplativos de las llagas de Cristo y testigos
de su misericordia había «una esperanza viva», junto a un «gozo inefable y
radiante» (1 Pedro 1, 3.8). (Homilía 27 de abril 2014). Cuida tu salud: Que los
santos nos enseñen a no escandalizarnos de las llagas de Cristo.