Evangelio para el lunes 1 de noviembre 2021. En la sencillez del Espíritu, está la base de la felicidad. “El Maestro viendo la multitud, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.” °°° (Mateo 5, 1-12). Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.
Las
bienaventuranzas son el programa perfecto para entender, para vivir y para
ganar el Reino de Dios, propuesto por el Salvador del mundo en nombre de su
Padre celestial. Las bienaventuranzas son el programa de vida que Jesús nos
regala para aprender a convivir con los demás y lograr hacer lo que tanto nos
cuesta: la voluntad de Dios. Las
Bienaventuranzas, consisten en
establecer un “mundo nuevo, un nuevo estado de cosas, una nueva manera de ser,
de vivir juntos, que inaugura el Evangelio”. Así lo enseñó el santo Padre, san
Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, 23) Ese reinado de Dios es el proyecto de vida
para el cristiano. Jesucristo propone la entrada al Reino de los cielos en ocho
pasos: Los pobres de espíritu, los mansos, los afligidos, los hambrientos y
sedientos de justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón, los
constructores da paz y los perseguidos por causa de la justicia. (cfr. Mateo 5,
3-10).
Ser santos, como Dios es santo. Ser
perfectos como Dios es perfecto. Es el estupendo reto para toda aquella persona
que desee llevar su vida hasta la máxima plenitud. De la misma manera, como
existen multiplicidad de deseos y anhelos en las personas por tener éxitos en
sus vidas. También la santidad de vida, es la propuesta del creador, para todo
hombre y toda mujer, que desee reconocer sus errores y volver a empezar de
nuevo el camino. El Papa Francisco,
entiende y explica la santidad de vida, como un don de Dios y como una llamada
a seguir el ejemplo de los santos y las santas. Es el secreto de tantas
personas en la historia de la humanidad, que han descubierto la fuerza en Dios,
para levantarse una y otra vez. (Ángelus Regina Coeli, 1 noviembre 2019).
La santidad
de vida es el sinónimo de la perfección cristiana. La experiencia demuestra que
nadie nace santo. Las personas van encontrando la perfección de sus vidas, con
la fe, la entrega, la esperanza, la dedicación, el sacrificio, la conversión
personal, sobre todo, con el testimonio de sus propias vidas. El Papa Francisco
propone una santidad de vida, que consiste en caminar en la presencia de Dios,
de modo irreprochable. El primer paso, para alcanzar la santidad consiste en la
valentía, el coraje de querer hacerlo. El segundo paso, es la Esperanza,
asumiendo aquella virtud que nos permite no desfallecer ante ese proyecto de
vida. El tercer paso es la Gracia, no se logra ser santo por la propia
condición, sino con la ayuda y la presencia de Dios en la vida de cada persona.
El cuarto paso es la conversión personal. “Habrá más alegría por un solo
pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no necesitan
arrepentirse”. (Lucas 15, 7). (Homilía Papa Francisco 24 de mayo 2016). Cuida tu salud: Lo que más desea Dios, es
que el pecador se convierta y viva.