EL PECADO DE INCREDULIDAD Evangelio martes 15 de julio 2025
A DIOS LE DUELE EL PECADO DE
INCREDULIDAD
Evangelio martes 15 de julio 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
“Jesús comenzó a
recriminar a aquellas ciudades donde había realizado más milagros, porque no se
habían convertido. “¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti,
Betsaida! Porque si los milagros realizados entre ustedes se hubieran hecho en
Tiro y en Sidón, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio
y cubriéndose con ceniza. Yo les aseguro que, en el día del Juicio, Tiro y
Sidón serán tratadas menos rigurosamente que ustedes.
Y tú, Cafarnaúm, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás
precipitada hasta el infierno. Porque si los milagros realizados en ti se
hubieran hecho en Sodoma, esa ciudad aún existiría. Yo les aseguro que, en el
día del Juicio, la tierra de Sodoma será tratada menos rigurosamente que tú”.
Mateo 11, 20-24.
Un inteligente y sabio llamado de
atención ante la incredulidad. A Jesús de Nazareth le preocupa mucho la calidad
de la fe de cada persona. Cuando un creyente no cultiva adecuadamente su fe
desde la Sagrada Escritura, desde las obras de caridad, desde la confianza
total en Dios, fácilmente puede perder su fe, vender su fe, cambiar su fe por
la idolatría, ser mal ejemplo de la fe, o quizás un escándalo de la fe.
El dolor del Maestro es darse cuenta
que las tres ciudades: Corozaín, Betsaida y Cafarnaúm donde se habían realizado
tantos milagros y la predicación del Salvador, le dieron la espalda a Dios, no
quisieron aceptar su mensaje, no aceptaron el reto de la conversión.
El pecado y el
desprecio de muchos seres humanos, le duele profundamente a Dios. Por ejemplo: Tiro y Sidón fueron
comunidades que explotaban mucho a las personas, eran injustos en el trato con
el otro y se negaban a escuchar a Dios. (cfr. Isaías 23, 1-11 y Ezequiel 28,
2-29). Cafarnaúm siendo un espacio tan especial para el cristianismo, donde el
Maestro desarrolló su mayor actividad, se lució por su ingratitud.
La
sencillez, la humildad y la pobreza de Jesús de Nazareth, desenmascaran la
hipocresía, la incredulidad, la insensatez, de muchos que no aceptan al Maestro
como el Mesías, como el Hijo de Dios, como aquel que vino a salvar el mundo.
Cuando una persona no acepta ni cree en Dios, es muy difícil que reciba las
bondades del Creador. La historia se sigue repitiendo:
Donde no hay
fe: no hay milagros, no hay sanación, no hay perdón. Aclara el hermeneuta bíblico: El rechazo que es
dado a Jesús es el mismo que fue dado a los profetas. Elías y Eliseo no
pudieron hacer milagros en Israel sólo en Sarepta de Sidón y en Siria, donde
encontraron corazones abiertos para acoger la palabra de Dios (cfr. 1ª Reyes
17, 7.16; y 2ª Reyes 5,1.14).
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https://youtu.be/DLXGtNv1Re0