SOMOS IGLESIA CON LOS SENTIMIENTOS DE DIOS Evangelio jueves 17 de julio 2025
CONSTRUIMOS IGLESIA CON LOS
NOBLES SENTIMIENTOS DE DIOS
Evangelio jueves 17 de julio 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
“Jesús dijo:
«Vengan a mí todos los que están fatigados y agobiados, y yo les daré alivio.
Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de
corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga ligera».
Mateo 11, 28-30 ¿Cuál es la propuesta de Dios y
cuáles han sido las enseñanzas contrarias de algunos seres humanos?
Históricamente ha habido la tentación de presentar una religión demasiado
rigurosa, estricta, moralizante, sin espacios para que las personas
encuentren su medio de conversión y de santificación. Jesucristo propone una
iglesia y una religión donde la manera de vivirla piensa más en la caridad, la
misericordia, la bondad, el perdón, escuchar y atender, darle la mano a los
demás.
Una religión donde la carga es ligera, lo básico y
lo necesario. Algunas personas la complican en su enseñanza. El Hijo de Dios se propone como manso y
humilde de corazón. Algunas personas se muestran arrogantes en implacables en
sus conceptos. El término medio es ofrecer una Iglesia como la propuso el Papa
Francisco. “Deseo una Iglesia de la periferia, una iglesia misionera, una
iglesia de los pobres, una iglesia siempre dispuesta a servir en la sociedad”.
El Salvador del mundo le propone
un reto a la humanidad: Quien logre entender, predicar y vivir el mensaje
divino desde las cláusulas del amor, será un buen discípulo del Maestro,
con los mismos sentimientos nobles, caritativos y misericordiosos de su
Maestro. Ninguna persona puede afirmar que ser santo es imposible, ser bueno es
imposible, mantenerse firme hasta el final de la vida, es imposible. La
historia le dirá todo lo contrario. La misma palabra de Dios le dirá: Mi yugo
es llevadero y mi carga es ligera”. (Mateo
11, 30).
El Papa Francisco nos recuerda
que la obra salvadora de Cristo prosigue mediante la Iglesia que es sacramento
del amor y de la ternura de Dios. Al enviar en misión a sus discípulos,
Jesús les confiere una doble misión: anunciar el Evangelio de la salvación y
sanar a las personas. Asistir y sanar es parte esencial de la misión. La
Iglesia está para asistir a los que sufren, a los necesitados, a los pobres.
(cfr. Homilía, 8 de febrero, 2015).
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https://youtu.be/RLBh6iWEA7w