Evangelio
para el domingo 9 de febrero 2020 «El Maestro dijo a sus discípulos: Ustedes
son la sal de la tierra. Pero si la sal se desvirtúa, ¿con qué la salarán? Ya
no sirve para nada más que para ser tirada afuera y ser pisoteada por los
hombres. «Ustedes son la luz del mundo. °°° (Mateo 5, 13-16).
Dos
momentos se pueden presentar en la vida de un cristiano. El primero, aquella
persona que conoce el Evangelio de Cristo, su Reino, su nueva ley; y se queda
viviendo como un pagano. El segundo, la persona quien logra entender que su
vida cristiana está para brillar y ser buen ejemplo para el mundo. Para que
todos se identifiquen por lo que es y el
bien que hace. Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.
El
cristianismo predicado por el Nazareno, apunta
a lograr el objetivo fundamental:
unir lo que pensamos con lo que
hacemos. Lo que decimos, con lo que practicamos. Lo que creemos, con la
misericordia que practicamos con los demás. El profeta Isaías lo entendió y lo
predicó así en su tiempo. “Si partes tu pan con el hambriento, si ofreces tu
techo al desamparado, si le das ropa al desnudo; si renuncias al ademán
despectivo y a la palabra maliciosa; °°° brillará tu luz como el amanecer. “ °°°
(Isaías 58, 7-10).
No
se le puede exigir a Dios lo que yo no he puesto de mi parte. No se puede
esperar lo mejor, cuando mi escala de valores espirituales no ubica a Dios en
primer lugar. El discípulo obedece a su Maestro: “Ustedes son la sal de la tierra
y la luz del mundo”. (Mateo 5, 13). Así lo explica el hermeneuta bíblico: La
sal no existe para sí, sino para dar sabor a la comida. La luz no existe para
sí, sino para iluminar el camino. La comunidad no existe para sí, sino para
servir a los demás. El discípulo sigue a su Maestro: Por lo tanto no anda en
tinieblas. (cf. Juan 8,12). Se adapta a
las exigencias del Maestro. Toma su cruz y lo sigue. (cf. Mateo 10,38). Las reglas del Maestro le dan seguridad al
discípulo. Las cosas cuando son de Dios, no se pueden ocultar. (cf. Mateo 5,
14).
Quedó
escrito en el libro sagrado: “Juan el bautista no era la luz, sino el testigo
de la luz”. (Juan 1, 6-8). Brilló como
una gran luz y le dio paso al Cordero de Dios. (cf. Juan 1,29). El objetivo es que la luz disipe las
tinieblas, esa es la gran consigna de Dios para sus creyentes. Nuestra
responsabilidad es ser irreprochables y sin malicia. Brillando en el mundo y
manteniendo la Palabra de Dios que es vida. (cf. Filipenses 2, 15-16). Cuida tu salud: Quien se dedica a ser luz
del mundo, no se deja atrapar de las tinieblas.