17 de febrero 2020. ¿Quién es el Fariseo? Por: Saúl
Castiblanco | Fuente: es.gaudiumpress.org Publicado en Catholic.net. "Ese es un fariseo" o "no sea
fariseo": son expresiones que todos hemos escuchado, y que tienen ‘sabor',
que muerden, mucho más si se ajustan a la realidad de quien así es invectivado.
¿Pero qué en resumen es ser fariseo?
Intentemos dilucidar la cuestión de la mano de Mons. Juan
Clá, EP, quien en su espléndida obra Lo inédito sobre los Evangelios profundiza
en ella.
Primero recordemos que Jesús los llega a calificar como
hijos del diablo. ¿Y quién era el diablo? "Era homicida", "no
hay verdad en él", "dice la mentira" y es "padre de la
mentira" (Cfr. Juan 8, 43-47).
Los fariseos crearon
una religión especial para sí, rechazando la que le había sido revelada al
pueblo judío: "Los fariseos habían reducido la religión a una escrupulosa observancia de micro preceptos,
en detrimento de la práctica de la verdadera ley: ‘Ay de vosotros, escribas y
fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del anís y del comino, y
descuidáis lo más grave de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad'
" (1).
Les gusta la
publicidad a los fariseos, les gustan los lugares bien visibles: "Todo
lo que hacen es para que los vea la gente; alargan las filacterias y agrandan
las orlas del manto" (Mateo 23, 5). Les gusta que les echen incienso, que
les tributen honras: "Les gustan los primeros puestos en los banquetes y
los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas
y que la gente los llame rabbí" (Mateo 23, 6-7). Pero estas honras no
corresponden a su verdadera virtud, pues son sepulcros blanqueados, son vasos
que parecen limpios por fuera y son sucios por dentro.
Los fariseos no viven verdaderamente para el Señor,
"pues por ser ególatras y, por tanto, por haber dado la espalda a Dios, abusaban de los poderes espirituales"
(2) "Sé que el amor de Dios no está en vosotros", les dice Jesús.
(Jua 5, 42). "Solo se interesaban por su propia gloria terrena",
recalca Mons. Juan. (3)
Son mundanos, en el
sentido de que "desean captar la simpatía popular" y "tienen un gusto vanidoso y sin amor a Dios
de ir atrás de las buenas posiciones. En el fondo, está [Jesús] condenando [en
ellos] el mundanismo, defecto característico de aquellos que hacen de los
bienes de esta tierra el fin último de sus acciones".
Jesús no condena en los fariseos "los saludos en
público, ni siquiera el título de ‘rabbí' - maestro", sino
"únicamente el vicio de querer colocarse en el centro de las atenciones de
todos". Ellos se consideran
"la fuente de la verdad", no Dios. "Además, se adoraban a sí
mismos y se consideraban los que gestaban a los otros en las vías de la
perfección, debido al concepto equivocado de autoestima del que estaban
embebidos". Eran ellos y no Dios el que creaba la virtud en los otros.
"¿Habrá católicos que demuestren una esmerada y
escrupulosa conciencia a propósito de un determinado mandamiento y por otro
lado, un gran relativismo en materias más graves (cf. Mateo 23, 24)? O incluso,
¿los que fácilmente se escandalizan con banalidades y a continuación emiten un
juicio temerario y malicioso, descuidando la justicia, la misericordia y la
lealtad (cf. Mateo 23, 23)? O bien, ¿los que manifiestan desprecio por los
otros, como si fuesen peores que ellos mismos (cf. Lucas 7, 36-50; 18,
9-14)?".
Preguntas relevantes.
Es el fariseísmo "la suma de todos los pecados", por
tanto, algo muy grave a evitar. Examinemos primero nuestra propia conciencia al
respecto.