Evangelio
para el domingo 16 de febrero 2020. «Porque les digo que, si no cumplen la voluntad de Dios
mejor que la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.
«Han oído que se dijo a los antepasados: No matarás; y aquel que mate será reo
ante el tribunal. Pues yo les digo: Todo aquel que se encolerice contra su
hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano "imbécil",
será reo ante el Sanedrín.” °°° Mateo 5, 20-37.
Cómo
logramos entender el valor perenne de la ley, la importancia de la ley; el
espíritu que guarda la ley en su contenido. Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué.
El Hijo de Dios ve la necesidad de cumplir hasta el
último mandamiento de la ley. (cf. Juan 14,15). La ley es soporte de la vida en
comunidad, un valor determinante de la acción social, una pieza clave en el
desarrollo; cuando nos ponemos de acuerdo en respetar la ley, de ver en ella un
manual de comportamiento individual, que en la medida en que yo acepte esos
presupuestos me convenzo que es
necesario que existan unas reglas que nos permitan vivir en comunidad. La ley
me permite reconocer los derechos de los demás, me abre espacios para entrar en
el ambiente social, me limita los caprichos y desórdenes en mi personalidad, me
permite no abusar de la nobleza, la humildad y la sencillez de los demás.
Enseña
la Sagrada Escritura: “La Ley del Señor es perfecta; reconforta el alma. El
mandato del Señor es firme, instruye al sencillo. Los preceptos del Señor son
rectos, alegran el corazón. Los mandamientos del Señor son puros, dan luz a los
ojos. (Salmo 19, 8-11). El problema nace cuando las personas violan la ley;
manejan caprichosamente la ley; abusan de la ley; se fundamentan en la ley para
perjudicar a los demás; se valen de la ley, para la corrupción. El reto es que
cada persona, pueda cumplir y ser fiel haciendo lo que Dios le agrada.
Precisamente la voluntad de Dios es: “Lo bueno, lo agradable, lo perfecto”
(Romanos 12, 2).
Se
pone en juego la libertad de cada hombre y mujer: esa es la máxima que propone
la sabiduría que viene de Dios: “Si quieres puedes cumplir los mandamientos y
ser fiel haciendo lo que a Dios agrada. Tienes delante fuego y agua; extiende
tu mano a lo que quieras.” (Eclesiástico 15,15). Jesucristo nos pide actuar de
acuerdo a las máximas de la sabiduría divina: La solidaridad, la justicia y el
respeto por los demás. Si somos coherentes con la ley y la razón de ser de la
ley, llegaremos a ser una sociedad muy diferente. El Papa Francisco enseña en
su Ángelus Regina Coeli: “Jesucristo va a la raíz de la Ley, apuntando sobre
todo a la intención y, por lo tanto, al corazón del hombre, donde tienen origen
nuestras acciones buenas y malas.” Cuida tu salud: El buen uso de la
libertad, nos permite elegir el camino correcto.