Evangelio
para el domingo 12 de julio 2020 °°° « Salió Jesús de casa y se sentó a orillas
del mar. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó,
y la gente se quedó en pie en la orilla. Les habló mucho rato en parábolas:
-«Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino;
vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso,
donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida;
pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.” (Mateo
13, 1-23). Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué. El Reino de
Dios es Jesús mismo quien desde su encarnación provoca un cambio en la manera
de pensar y entender la vida. Es la propuesta
y la interpretación de nuevos conceptos como: el hombre, la justicia, la
libertad, el perdón, la verdad, el amor, la Gracia, la muerte, la resurrección,
etc.
Es lograr centrar la atención en
Jesús; creer en Él; aprender a hacer la voluntad de Dios. Es quien escucha la
Palabra y la pone en práctica.
El
Hijo de Dios, propone el Reino de su Padre celestial. Lo explica a través de
parábolas: Lo centra en la conversión, la Eucaristía, la misma Palabra. El
reino crece en virtud de una siembra inicial, por ejemplo: una espiga y trigo
abundante. (cf. Marcos 4, 26-29). El reino de Dios crece y se extiende, al
estilo de un grano de mostaza. (cf. Mateo 13, 31-32) También el reino de Dios,
se expresa de una forma cualitativa y abundante, como la levadura. (cf. Mateo
13, 33).
El Evangelio indica la misión que
cumple cada creyente frente al Reino de Dios. El proceso exige una serie de
pasos: Escuchar la Palabra, creer en la Palabra, poner en práctica la Palabra,
convertirse a la Palabra. La dificultad aparece cuando no hay voluntad para
este ejercicio misionero. No todas las
veces estamos en capacidad de escuchar; no en todo momento guardamos el
estado de ánimo para recibir; no siempre conservamos el espíritu para un buen
actuar. Escuchar la Palabra, creer en la Palabra, es ya convertirse en una
nueva Palabra que continúa la obra de Aquel que es Palabra de vida eterna. El punto está en determinar qué tanto valor
tiene la Palabra de Dios para mi vida. ¿Será que cuando escucho o leo la
Palabra me apropio de ella y la convierto en sistema de vida? Ese es el reto
del sembrador: recibe: escucha y comprende la Palabra. (cf. Mateo 13, 23).
Si Dios siembra la semilla buena en
nuestro corazón. La pregunta sería: ¿qué tipo de semilla sale de nuestra boca y
corazón? El Papa Francisco responde en su Ángelus Regina Coeli: (13 de julio
2014): “Nuestras palabras pueden hacer mucho bien y también mucho mal; pueden
curar y pueden herir; pueden alentar y pueden deprimir” °°° Cuida tu salud: Lo que cuenta, son las
palabras amables que salen de la boca.