2 de julio de 2020

EL REINO DE DIOS, ES PARA LOS HUMILDES.


Evangelio para el domingo 5 de julio año 2020. °°° « En cierta ocasión dijo Jesús: -«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Mateo 11, 25-30.  
La humildad no es asunto de bajar la cabeza. Es la conciencia de lo que somos y hacia dónde vamos. Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué. Es una virtud que regula la conciencia moral y el comportamiento de cada persona.   Dios plantea un reino para todos aquellos que deseen aprender a ser humildes y sencillos de corazón.
Dios piensa contrario a nosotros. Porque Dios sabe perfectamente qué es lo que da vida; qué es lo que produce felicidad; qué es lo que permite superar las debilidades; dónde está el punto de equilibrio en la vida humana.  No todos pensamos lo mismo, o no todos permitimos que el Espíritu de Dios nos haga comprender la vida desde otros criterios diferentes a los nuestros. Para muchas personas, quizás, el criterio a seguir, puede ser el orgullo, la vanidad, el poder. Para Dios: la humildad y sencillez de corazón.

            La teología moral enseña que la humildad es la virtud que modera el afán de la propia excelencia y lleva a saber quiénes somos. El Hijo de Dios, recomienda la humildad, como principio de vida y comportamiento: “Aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón.” (Mateo 11,29). Santo Tomás de Aquino, propone la humildad como fundamento de muchas virtudes: remueve la soberbia, permite que una persona sea dócil. Es el fundamento del edificio espiritual. El apóstol Santiago enseña que Dios resiste  a los soberbios  y a los humildes da su Gracia.” (Santiago 4, 6).

            Las normas y los preceptos del Señor, son descanso para el alma. La dulzura y la humildad son las grandes cualidades de Jesucristo. Es la manera como el Maestro de Nazareth purifica el pensamiento y la ley. Los sabios tendrán mucho que aprenderle a los humildes. El Salvador, no entra en conflicto con nosotros, ni tampoco dice que Él tiene la razón definitiva: propone, que le aprendamos a Él que es manso y humilde de corazón. Su propuesta de salvación no es incomodar la vida de sus seguidores; al contrario, su yugo es obediencia y su carga es vida en abundancia. El Papa Francisco en su Ángelus Regina Coeli, (6 de julio 2014), afirma que: “La mansedumbre y la humildad de corazón no sólo nos ayuda a soportar el peso de los otros, sino a no cargar sobre ellos con nuestros propios puntos de vista personales, nuestros juicios, nuestras críticas o nuestra indiferencia.” Cuida tu salud: La dulzura y humildad, son banderas de un discípulo”.