Evangelio para el domingo 5 de
julio año 2020.
°°° « En cierta ocasión dijo Jesús: -«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y
tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has
revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo
ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce
al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Mateo 11,
25-30.
La humildad no es asunto de bajar
la cabeza.
Es la conciencia de lo que somos y hacia dónde vamos. Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué. Es una virtud
que regula la conciencia moral y el comportamiento de cada persona. Dios
plantea un reino para todos aquellos que deseen aprender a ser humildes y
sencillos de corazón.
Dios piensa contrario a nosotros. Porque Dios sabe perfectamente
qué es lo que da vida; qué es lo que produce felicidad; qué es lo que permite
superar las debilidades; dónde está el punto de equilibrio en la vida
humana. No todos pensamos lo mismo, o no
todos permitimos que el Espíritu de Dios nos haga comprender la vida desde
otros criterios diferentes a los nuestros. Para muchas personas, quizás, el
criterio a seguir, puede ser el orgullo, la vanidad, el poder. Para Dios: la humildad y sencillez de
corazón.
La teología moral enseña que la humildad es la virtud que modera el afán
de la propia excelencia y lleva a saber quiénes somos. El Hijo de Dios,
recomienda la humildad, como principio de vida y comportamiento: “Aprendan de mí,
que soy manso y humilde de corazón.” (Mateo 11,29). Santo Tomás de Aquino,
propone la humildad como fundamento de muchas virtudes: remueve la soberbia,
permite que una persona sea dócil. Es el fundamento del edificio espiritual. El
apóstol Santiago enseña que Dios
resiste a los soberbios y a los humildes da su Gracia.” (Santiago 4,
6).
Las normas y los preceptos del Señor,
son descanso para el alma. La dulzura y
la humildad son las grandes cualidades de Jesucristo. Es la manera como el Maestro
de Nazareth purifica el pensamiento y la ley. Los sabios tendrán mucho que
aprenderle a los humildes. El Salvador, no entra en conflicto con nosotros, ni
tampoco dice que Él tiene la razón definitiva: propone, que le aprendamos a Él
que es manso y humilde de corazón. Su propuesta de salvación no es incomodar la
vida de sus seguidores; al contrario, su
yugo es obediencia y su carga es vida en abundancia. El Papa Francisco en
su Ángelus Regina Coeli, (6 de julio 2014), afirma que: “La mansedumbre y la
humildad de corazón no sólo nos ayuda a soportar el peso de los otros, sino a
no cargar sobre ellos con nuestros propios puntos de vista personales, nuestros
juicios, nuestras críticas o nuestra indiferencia.” Cuida tu salud: La dulzura
y humildad, son banderas de un discípulo”.