12 de mayo 2021 EL PALIO: UNA INSIGNIA ARZOBISPAL DE MADUREZ ECLESIAL. Autor: Pbro. Raúl Ortiz Toro. Párroco, Parroquia Divino Niño en Venadillo. Arquidiócesis de Ibagué (Colombia).
El 29 de mayo de 2020 la Arquidiócesis de Ibagué recibía la
grata noticia del nombramiento de Monseñor Orlando Roa Barbosa como su cuarto
arzobispo; el papa Francisco lo elegía para regir los destinos pastorales de
esta Arquidiócesis, su propia iglesia diocesana que vio crecer su vocación, lo
ordenó sacerdote en 1984 y fue testigo de primera línea de su elección y
ordenación episcopal en 2012. El 18 de julio de 2020 Monseñor Roa tomó posesión
de esta sede de Ibagué; ahora, para completar el elenco de efemérides que
conciernen la promoción arzobispal, el próximo 15 de mayo de 2021 recibirá de
manos del Nuncio Apostólico en Colombia, Monseñor Luis Mariano Montemayor, el
Palio arzobispal, una insignia que lo distinguirá como arzobispo metropolitano.
¿QUÉ ES EL PALIO?La definición más común es la siguiente: “una faja de lana
blanca, ancha de 4 a 6 centímetros, adornada por 6 cruces y dos orlas de seda
negra cuyas extremidades se apoyan sobre el pecho y sobre los hombros. El palio
gira entorno a los hombros en forma de anillo, está cocido sobre el hombro
izquierdo y con dos extremos que descienden hacia atrás y adelante. Está
adornado sobre el pecho, sobre la espalda y sobre el hombro izquierdo por un
agujón (acícula) que antiguamente servía para mantener firme el ornamento en
los tres puntos precisados”. La historia registra que el primer palio fue
entregado por el Papa Símaco en el año 513 al obispo Cesáreo de Arlés.
La elaboración del Palio es muy interesante. En primer
lugar, esta insignia está confeccionada con lana blanca de cordero que es como
se designa a la cría de la oveja. Los corderos son criados por las monjas del
convento de San Lorenzo in Panisperna, en Roma, muy cerca del lugar donde se
consumó el martirio de este santo diácono. Unos días antes del día de Santa
Inés, fiesta litúrgica que se celebra el 21 de enero, los religiosos de la
Orden de los Canónigos Regulares Lateranenses, que custodian la Basílica de
Santa Inés Extramuros, donde se hallan las reliquias de la santa, martirizada
en el año 304 y cuyo nombre significa “cordero” en latín (Agnete); los religiosos, decía, eligen dos
corderos para presentarlos al pontífice en la dicha fiesta de modo que puedan
ser bendecidos en el Palacio Apostólico. Los corderos son esquilados y su lana
se envía al Convento de las Religiosas de Santa Cecilia, en el barrio romano de
Trastévere, donde las religiosas confeccionan el número de palios según la
designación de arzobispos en el último año.
Los palios son llevados a la Basílica de San Pedro y
depositados en una urna que está ubicada debajo del baldaquino del altar mayor
y que muchos creen erróneamente que contiene las reliquias del apóstol Pedro
porque aquel lugar es conocido como “Tumba de San Pedro”. Allí se guardan hasta
que son bendecidos por el Papa en las vísperas de la Solemnidad de los Santos
Apóstoles Pedro y Pablo, es decir, el 29 de junio de cada año. Esto quiere
decir que el Papa Francisco bendijo el palio de nuestro arzobispo el 29 de junio
de 2020 pues fue nombrado en el periodo que va del 30 de junio de 2019 al 28 de
junio de 2020. Hasta hace poco el Palio era impuesto por el mismo pontífice en
Roma el 29 de junio de cada año pero con el Papa Francisco esta costumbre
cambió y ahora son enviados a los Nuncios Apostólicos en cada país para que
este lo imponga a los nuevos arzobispos en una celebración con participación de
la comunidad diocesana.
¿QUÉ SIGNIFICA EL PALIO?
En primer lugar, el palio tiene un significado de honor y
jurisdicción, simbolizando la potestad del arzobispo en su provincia
eclesiástica y el puente de unión de la Iglesia Provincial con la Iglesia
Universal, es decir, la comunión con el Romano Pontífice. El metropolitano,
como se puede llamar al arzobispo, es quien preside la Provincia Eclesiástica
que es el nombre que recibe el conjunto de Iglesias Particulares lideradas pero
no gobernadas por un arzobispo, que en el caso de Ibagué, son actualmente las
diócesis sufragáneas (se llaman así porque los obispos sufragan o votan en el
concilio provincial) de Líbano-Honda, El Espinal, Neiva y Garzón. Cada obispo
es pastor propio de su diócesis y por ello el arzobispo no gobierna sus
sufragáneas sino que las preside en la caridad cuando convoca reuniones
pastorales, cuando lidera iniciativas provinciales, cuando la Santa Sede le
solicita una intervención específica, etcétera. El Palio es utilizado por los
arzobispos en el contexto de las celebraciones litúrgicas porque es allí donde
se hace más evidente la presidencia o régimen. Por ello decimos que quien lleva
las riendas de una celebración litúrgica es quien “preside”.
Cuando el arzobispo preside o concelebra la Eucaristía en
otra provincia eclesiástica no hace uso de su palio; además, el palio es
recibido por el arzobispo para su persona; es decir, no cede el palio a su
sucesor aunque sí recibe un nuevo palio en caso de ser trasladado a otra sede
metropolitana. En el arzobispo, los obispos de las diócesis sufragáneas se
reconocen como pastores que llevan sobre sus hombros a las ovejas confiadas
para apacentar del mismo modo como el palio es sostenido sobre los hombros
arzobispales. Cristo fue señalado por Juan el Bautista como el “Cordero de
Dios” (Juan 1, 29) y él mismo se presentó como “el Pastor que da la vida por
las ovejas” (Juan 10, 11); oremos por nuestro arzobispo para que su carga
pastoral sea llevada con espíritu de entrega y alegría como hasta el momento lo
ha hecho. Correo del autor: rotoro30@gmail.com