25 de abril 2018. La última catequesis del Papa Francisco
sobre el Bautismo en la Audiencia General del miércoles fue sobre la “fuerza de
vencer el mal” y explicó cómo este sacramento es un arma eficaz para ello. Francisco
habló de los catecúmenos que de adultos se preparan también para recibir el
Bautismo y que se encuentran realizando la iniciación cristiana. “Educados en
la escucha de Jesús, de su enseñanza y de sus obras, los catecúmenos reviven la
experiencia de la mujer samaritana sedienta de agua viva, del ciego de
nacimiento que abre los ojos a la luz, de Lázaro que sale del sepulcro”.
“El Evangelio lleva consigo la fuerza de transformar a quien
lo acoge con fe, arrancándolo del maligno para que aprenda a servir al Señor
con alegría y novedad de vida”.
El Pontífice destacó que “a la pila bautismal no se va nunca
solos, sino acompañados por la oración de toda la Iglesia, como recuerdan las
letanías de los santos que preceden a la oración del exorcismo y la unción
prebautismal con el óleo de los catecúmenos” “Son gestos que desde la
antigüedad aseguran a cuántos se prestan a renacer como hijos de Dios a que la
oración de la Iglesia los asiste en la lucha contra el mal, los acompaña en el
camino del bien, los ayuda a sustraerse del pecado para pasar del reino de la
gracia divina”. El Papa recordó que este es el motivo por el que el camino de
los catecúmenos adultos “está marcado por repetidos exorcismos pronunciados por
el sacerdote, es decir, oraciones que invocan la liberación de todo aquello que
separa de Cristo e impide la íntima unión con Él”.
También destacó que el Bautismo “no es una fórmula mágica”,
sino “un don del Espíritu Santo que habilita a quien lo recibe a luchar contra
el espíritu del mal, creyendo que Dios ha mandado al mundo a su Hijo para
destruir el poder de satanás y transferir al hombre de las tinieblas en su
reino de luz infinita”. “La vida cristiana está siempre sujeta a las
tentaciones de separarse de Dios, de su querer, de la comunión, con él, para
recaer en los lazos de la seducción mundana”. En el Bautismo, el catecúmeno
también es ungido con el óleo, que significa que “la potencia de Cristo
Salvador fortifica para luchar contra el mal y vencerlo”. A su vez, reconoció
que “es fatigoso combatir contra el mal, huir de sus engaños, volver a tomar
fuerzas después de una lucha agotadora, pero tenemos que saber que toda la vida
cristiana es un combate”. “Pero tenemos que saber también que no estamos solos:
la Madre Iglesia ora para que sus hijos, regenerados por el Bautismo, no
sucumban, a las insidias del maligno, peor le venzan por la potencia de la
Pascua de Cristo”. Fuente: Aciprensa. Álvaro de Juana.